Un diputado del PP reconoce que su partido se financió irregularmente
El Partido Popular reconoce por primera vez haberse financiado irregularmente. La revelación, que ha pasado desapercibida, la ha firmado en sede parlamentaria el diputado Pedro Ramón Gómez de la Serna, durante los trabajos de la comisión que estudia medidas para luchar contra la corrupción y avanzar en la regeneración democrática. Según Gómez de la Serna, no solo el PP sino todos los partidos en España habrían vulnerado la legalidad a la hora de recaudar fondos. Con sus palabras, el diputado respondía a la intervención del economista Miguel Ongil, miembro del colectivo Cuentas Claras e invitado a comparecer como experto ante el Congreso.
Según Gómez de la Serna, “en España todos hemos tenido en los partidos casos de financiación irregular”. La afirmación del diputado popular, recogida en el diario de sesiones, contrasta con la posición oficial del partido del Gobierno que siempre ha negado haberse financiado irregularmente. Desde la irrupción del caso Bárcenas, una de las líneas de defensa de los populares ha sido recordar al PSOE que la justicia les condenó por el caso Filesa, mientras que el caso Naseiro acabó archivado y sin condena.
Durante su intervención en la comisión, Gómez de la Serna amplió el ámbito de afectación de la corrupción política. Según sus palabras recogidas por el diario de sesiones, “toda Europa ha tenido problemas en el ámbito de la financiación de los partidos políticos”. El diputado popular se refirió a los escándalos de Tony Blair con Bernie Ecclestone en Reino Unido y a los del vicepresiente Cheney con los contratos de Irak en EE.UU., como prueba de que España es uno más en la lista de países en donde la política traspasa los márgenes de la legalidad. “Es una obviedad: España tiene problemas de corrupción -señaló-., como todas o casi todas las democracias occidentales”.
Para el portavoz popular, la financiación irregular y la corrupción son, en nuestro páis, un asunto del pasado ya que “los problemas de corrupción en España derivan de la complejidad y de la falta de control del planeamiento urbanístico”. Teniendo en cuenta, continúa su argumento, que el mercado inmobiliario “en este momento está en una atonía absoluta”, el problema de la corrupción ha dejado de ser contemporáneo.