“La dirección de Podemos en Madrid no está ajustada con la realidad de la región”
Podemos ha resuelto su última crisis interna en la Comunidad de Madrid con una conclusión: no puede esperar más la Asamblea Ciudadana regional. Se celebrará el próximo otoño, aunque la fecha no se determinará hasta septiembre.
La pugna abierta el pasado mes de marzo entre las, al menos, tres sensibilidades que existen en el seno del partido no se solventó entonces. Ni siquiera con la destitución fulminante del secretario de Organización estatal, Sergio Pascual. El último capítulo de la pugna se ha vivido a cuenta del relevo pactado en el organigrama del grupo parlamentario y en el senador por designación autonómica, Ramón Espinar.
El portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid, José Manuel López (Madrid, 1966), expone en esta entrevista que el problema surge de un desajuste entre la dirección del partido, elegida en el invierno de 2015, y la realidad actual tanto de la organización como del territorio. El diputado autonómico fue designado el pasado sábado por el Consejo Ciudadano Estatal coordinador de un equipo de trabajo del Área de Políticas Autonómicas, que dirigirán los secretarios regionales de Castilla-La Mancha y Castilla y León, José García Molina y Pablo Fernández.
“El problema es que la dirección del partido no está ajustada con la realidad de la región”, asegura López, que advierte: “Lo que no toca ahora son las lógicas de la vieja política o las ambiciones desmedidas”.
¿Cuál es el motivo del enfrentamiento entre la antigua dirección del grupo en la Asamblea y el Consejo Ciudadano Autonómico?
Cuando se montó el Consejo Ciudadano, igual que los demás órganos en todo el Estado, se hizo un trabajo sobre la marcha. Y en su momento el Consejo se montó con las sensibilidades políticas que había en ese momento. Por ejemplo, de las 35 personas que formaban el órgano en Madrid solo dos eran de fuera de Madrid capital. Con el paso del tiempo se comenzó a aproximar otra gente. Yo entre ellos, que soy independiente y llego cuando el CCA ya está montado. Ahí se empezó a articular otro sistema. El CCA nunca ha funcionado bien, algo que se reconoce en el Consejo, y parte de lo que he intentado este año es que eso no pasase al grupo.
El grupo está funcionando bien, Cristina Cifuentes reconoce que somos la oposición. Hemos sido capaces de articular una red de municipios del cambio muy en la lógica de la nueva cultura de Podemos. De los 179 municipios de Madrid, en 79 concejales y concejalas del cambio que trabajan con nosotros.
Pero hay personas que forman o han formado parte de ambos órganos. ¿Eso no ha afectado?
Yo cuando llegué a Podemos no conocía a mucha gente. Y la primera propuesta de dirección [del grupo] que hago es de gente con la que trabajo en campaña pero que no conozco previamente. Opto por gente que me parece que representa a todas las sensibilidades, sabiendo que teníamos un CCA de sensibilidades. El problema es cuando los conflictos en el CCA se aproximan al grupo parlamentario.
La semana pasada hubo una reunión del grupo en la que se debía plantear una remodelación de la dirección del grupo. Hay versiones contradictorias. ¿Ese relevo estaba pactado previamente? ¿Había que acometerla sí o sí?
Cuando entré al grupo, y es mi forma de trabajar, propuse rotar en los cargos. Eso ayuda a que todo el mundo tenga espacio y a oxigenar los puestos de dirección. Es una propuesta, no está en los reglamentos. Y yo soy una persona de palabra. Pero como veníamos trabajando por consenso la cuestión era hablarlo con el Consejo, como se hizo la otra vez, y acompasarlo al proceso de Asamblea Ciudadana Autonómica que se va a producir por decisión del propio Consejo Autonómico. Yo pensaba que no era momento de hacerlo antes del Consejo Ciudadano Estatal que se celebraba ese sábado. Tras él, muy rápidamente, hemos llegado a unos acuerdos y consensos que con más tiempo hubieran sido mejores.
¿Su propuesta de rotar los cargos hasta dónde alcanzaba? ¿Hasta el portavoz? ¿Del portavoz para abajo?
El acuerdo no está por escrito y en principio no incluía a la portavocía. Recordemos que yo soy portavoz por unas primarias, que es una de las claves de Podemos. La idea era consensuar y ver quién se sentía cansado, quiénes podían estar y hablarlo con el Consejo, que es quien tiene la responsabilidad de hacer la propuesta según los estatutos.
¿Solo existía un problema de fechas entonces? ¿Por una semana de diferencia se produjo un plante de una parte de los diputados en una reunión del grupo en la que no se iba a tomar una decisión definitiva?
Nosotros estamos en un proceso de repensar el partido y el proyecto. Es lo que se nos ha dicho desde el Consejo Ciudadano Estatal. Eso implica ajustar el partido a la realidad. La Asamblea será probablemente más territorial, menos centralizada, aparecerán otras personas en los consejos, etcétera. Y eso es lo que tiene que marcar la pauta del grupo parlamentario y hacia dónde debe ir. Yo creo que era más ajustado a la realidad acompasar el relevo del grupo parlamentario con el proceso que va a tener el proyecto político. Una vez que se plantea que no es así pues rápidamente entramos a cambiar la dirección, aunque yo creo que había más necesidad de consenso y de haberlo planteado mejor. En este momento tocaba altura de miras, pero que el consejo no funcionara bien ha dejado varios episodios que ha alterado las realidades. La lógica requería acompasar los cambios al proceso de la Asamblea Ciudadana de Madrid.
El senador por designación autonómica, Ramón Espinar, es portavoz del grupo en la Cámara alta. ¿La propuesta de relevos tocaba también al Senado?
Hace un año se llegó a un acuerdo que suponía cambiar el senador por designación autonómica cada año. Un acuerdo que era público. Y a mí me gusta cumplir los acuerdos. Si ahora se ha cambiado yo no me responsabilizo de lo que hagan los demás.
Este episodio se produce después de las elecciones del 26J, parece que hubiera habido una tregua por las elecciones tras la crisis que se desató con las dimisiones en el Consejo del pasado mes de marzo. ¿Hay motivos políticos para la división que se atisba desde fuera o solo es una cuestión orgánica, de reparto de puestos entre sensibilidades?
La situación real es que la Comunidad de Madrid, donde viven 6,4 millones de personas y donde hay muchos círculos, está desajustada la propuesta inicial con el partido, con los consejos municipales. La gente ya sabe quién es quién, los que trabajan y los que no, quiénes hacen los círculos, etcétera. Y esa realidad no la hemos ajustado porque estábamos en un proceso de ciclo electoral. Ahora ya no hay que pegar carteles, hay que hacer política. Debemos entrar en un proceso de Asamblea que nos permita ajustar el proyecto a la realidad. No es que Podemos esté partido, es que los desajustes generan complicaciones.
Pero levantarse de una reunión interna parece una forma extrema de intentar impedir o hacer algo. ¿Realmente no hay una división que lleva a un grupo de diputados a ausentarse de una reunión para que hubiera quórum para adoptar una decisión?
Formalmente no es una acción para que no haya acuerdo sino que se dio por terminada la reunión para una cosa que no era posible hacer con el reglamento en la mano.
¿No hubo un plante, como han denunciado diputados y dirigentes del partido?
Los procedimientos no tienen mucha relevancia. Yo propuse rotar. Yo cumplo mis palabras y estamos en un proceso de rotar. Con responsabilidad yo he puesto el acuerdo por encima de otras cuestiones. Ahora lo que toca es colocarse en la lógica de la política, no en la lógica de los números.
¿Rechaza entonces que exista una división?
El problema es que la dirección del partido no está ajustada con la realidad de la región. Lo que hay que hacer es llevar la realidad de la región a los órganos. No hay un corte entre facciones en la dirección, sino entre lo que hay abajo y lo que hay arriba. Y esa es la clave: cómo la gente que vive en un pueblo de la sierra norte se siente partícipe del proceso. Y cuando no conectas lo de arriba y lo de abajo se producen momentos de tensión que tienen que ver con cómo se construyeron inicialmente los consejos y las lógicas de las mayorías numéricas.
Lo que no toca ahora son las lógicas de la vieja política o las ambiciones desmedidas. Toca pensar en el futuro, en qué es lo que queremos. Lo peor que le puede pasar a este país es que Rajoy gobierne porque va a haber un gran problema para la gente que lo está pasando mal.
¿Cómo será la nueva dirección del grupo?
En principio no cambia la forma de trabajar, solo las personas. Nuestro grupo se ha colocado como la oposición, se están haciendo cosas muy bien. Nosotros nos hemos dividido por territorios y temas. Lo de los territorios lo tenemos que trabajar mejor, pero políticamente el grupo está funcionando muy bien. La clave no es cambiar la lógica de trabajo, sino rotar las personas.
A toro pasado, ¿cree que fue adecuado lo que ocurrió en la reunión que desató esta crisis?
Nosotros somos gente que creemos en las cosas, que debate, debate y debate. Es algo que pasa en todos los grupos y que no tiene mucha importancia. Analizar cada cosita no tiene mucho sentido. Nos enfrentamos a un escenario real en el que el PP puede volver a gobernar y eso puede disparar la desigualdad en nuestra región. Cristina Cifuentes, con mejores formas, está haciendo exactamente lo mismo que Aguirre o González. Lo que nos toca es mirar hacia adelante, abandonar dinámicas de vieja política y construir una nueva de abajo a arriba.
¿Va a presentarse a las primarias para intentar liderar el Consejo Ciudadano de Madrid?
Ni me lo he planteado. No es una cuestión de personas sino de proyectos.
Pero esos proyectos debe dirigirlos y liderarlos alguien.
Habrá que construir los proyectos y luego ya se verá.
¿No cree necesario que la dirección política y la parlamentaria recaigan en la misma persona?
No. En muchas CCAA no es así. Lo que sí es fundamental es que la dirección política y la parlamentaria se ajusten y funcionen.
Se ha cumplido un año de Cristina Cifuentes como presidenta de la Comunidad de Madrid, ¿qué valoración hace Podemos?
Mismas políticas con otras formas de comunicación. Esta semana estamos asistiendo a la purga de los directores y directoras de colegios que no les caen bien, algo que hacían antes también. Los presupuestos tienen la misma estructura de privatizaciones de Sanidad y Educación y de vaciamiento de los servicios sociales. Misma propuesta, misma bancada, mismos directores generales.
¿La falta de una mayoría absoluta del PP no tiene un reflejo en la política madrileña?
El PP pensaba que Ejecutivo y Legislativo eran lo mismo y ahora ven que no. Estamos sacando leyes con otros grupos de la oposición y el Gobierno tiene que empezar a aplicar leyes que no le gustan. El caso más claro es el de la ley contra la LGTBfobia que ha puesto el PP encima de la mesa. En la ponencia le hemos hecho muchas mejoras y enmiendas y llegado el momento de la verdad se abstiene en el informe final. No querían llevarlo a Pleno y por primera vez en 20 años tres grupos activan una propuesta que el Gobierno va a tener que aplicar sin querer. Eso es un cambio. La democracia hoy es más democracia en Madrid pero el PP es el mismo de hace 10 años.
En los últimos días ha dimitido el diputado del PP Daniel Ortiz, implicado en la Púnica, el consejero de Transportes, Pedro Rollán, también está salpicado por supuestos escándalos de corrupción. ¿Es sostenible un Gobierno en minoría al que le salen de forma reiterada casos de algunos de sus figuras más relevantes?
El 25% de los diputados del PP se ha ido en un año. Solo se sostiene porque Ciudadanos les está dejando. La teoría de los casos aislados ya no se sostiene ni se sostiene que Ciudadanos pueda decir que Ortiz se ha ido gracias a ellos. Es sonrojante. Al comienzo de la legislatura propusimos una comisión sobre endeudamiento y lucha contra la corrupción se nos dijo que era una causa general contra el PP. Un año después se demuestra que las tramas están articuladas. En el próximo periodo de sesiones la corrupción será el principal eje, porque es lo que está marcando la política de Cristina Cifuentes, más preocupada en taparlo que en corregirlo.
Cumplido el primer año se abre la posibilidad de una moción de censura, algo que ya habían sondeado de forma discreta con PSOE y Ciudadanos. ¿Se mantienen esas conversaciones? ¿Pueden fructificar?ya habían sondeado de forma discreta con PSOE y Ciudadanos
Ahora no está encima de la mesa. La sensación que tenemos todos los grupos tras el primer periodo de sesiones es que no ha cambiado nada y que la corrupción es una trama. Pero Ciudadanos ha decidido apoyar este Gobierno conociendo los sistemas de corrupción. A ellos les vale que cuando haya un diputado dimita. El problema es que mientras tanto se va el dinero de la salud, de la educación, de los servicios sociales y de la mejora del modelo productivo se está yendo en esto. Dentro de cuatro años veremos las tramas que se han construido ahora.