La importancia de llamarse Concha (en el caso Gürtel)
La reanudación del juicio Gürtel ha servido para que emerja ante el público la figura que el resto de los protagonistas del caso consideran clave: la fiscal Concepción Sabadell. Conchita, como la llama su entorno, firmó la querella que dio origen al caso en 2008, ha sobrevivido a un cambio de compañera, a cinco jueces instructores solo en Madrid y a la peticiones que de su cabeza hicieron Luis Bárcenas y otros dirigentes del PP. La primera intervención de Sabadell en el juicio ha servido para adivinar por qué en la Audiencia Nacional consideran que es el auténtico motor del caso Gürtel y la razón por la que los acusados aborrecen de ella.
Menuda y con un acento neutro que delata su origen castellano, Sabadell ha ido rechazando este lunes, una a una, las peticiones de nulidad que habían hecho las defensas las jornadas anteriores. Apoyada en abundante jurisprudencia del Tribunal Supremo y su perfecto conocimiento del caso, la fiscal Anticorrupción ha rebatido las peticiones de los letrados de la defensa. Y sin necesidad de recurrir a los latinajos con los que algunos abogados gustan de adornar sus intervenciones. Por la tarde, el tribunal le daba la razón: no ha lugar a tales nulidades; el juicio se iba a celebrar.
Algunos de los abogados presentes este lunes en la Audiencia Nacional recordaban su primera gran intervención pública, el caso de los trajes en Valencia, y la postura didáctica y firme que adoptó ante el tribunal popular: “Los hechos son mucho más sencillos de lo que parecen: Costa y Camps aceptaron regalos en consideración al cargo público que ostentaban”, le soltó a sus nueve miembros. Ese tribunal decidió finalmente absolver al expresidente de la Generalitat.
Nada más empezar su intervención este lunes, Concha Sabadell ha advertido a los 37 acusados que se enfrentan a una “abrumadora prueba”, acumulada durante más de siete años de instrucción. Tampoco ha eludido el embiste del abogado del PP, Jesús Santos, quien la había acusado de redactar un escrito de acusación repleto de generalidades, imposibles por esa razón de ser rebatidas, según dijo el miércoles pasado.
Sabadell –46 años y madre de cuatro hijos– ha ido enumerando las páginas en los que se encuentran, a su entender, los indicios para considerar al PP partícipe a título lucrativo del dinero de la corrupción. Es el mismo PP y no los grupos municipales de Pozuelo y Majadahonda, como afirmó el abogado Santos, a quien se debe responsabilizar. “El Partido Popular es quien se beneficiaba en más de 245.000 euros de los delitos de cohecho y malversación”, ha zanjado la fiscal.
Concha Sabadell es una persona discreta, discretísima, según aciertan a coincidir aquellos que han tratado con ella en el caso Gürtel y en otros momentos de su carrera fiscal. Y por lo visto, tejedora de complicidades. Ninguno de los consultados quiere quebrar esa elección personal, así que se limitan a calificar a Sabadell, sin revelar detalles. “Excepcional, rigurosa, seria, tenaz”, dice un testimonio avalado por pertenecer a una de las personas que podría reclamar parte importante de los éxitos de la investigación y que, sin embargo, los descarga en la fiscal.
“Lo que ha tenido que soportar Conchita”
Cabe la duda de si la admiración sincera se vuelve hiperbólica entre sus colaboradores por “lo que ha tenido que soportar Conchita”. El PP, en la oposición, cargaba contra los policías y los fiscales del caso Gürtel, a los que describía como un grupo a las órdenes de Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero el PP llegó al Gobierno y Sabadell resistió. “No es tan fácil cargarse a un fiscal. Sobre todo si no ha hecho nada”, dice una voz de la Audiencia Nacional.
Y hubo quien antes lo había intentado por otra vía, la misma que acabó con la carrera como juez de Baltasar Garzón: las escuchas a los principales acusados en prisión mientras hablaban con sus abogados. Las entonces fiscales Concha Sabadell y Myram Segura avalaron las intervenciones porque tenían indicios de que los acusados estaban moviendo el dinero de la corrupción.
El letrado Ignacio Peláez, que defendía al constructor José Luis Ulibarri, quiso extender la causa contra Garzón a las fiscales por un delito de prevaricación y otro contra las garantías constitucionales. Era la época en la que Federico Trillo dirigía la estrategia del PP para tumbar el caso Gürtel. La denuncia del letrado motivó que el hoy embajador en Londres adelantara a los medios que se iba a producir un “giro copernicano” en la causa.
Finalmente, el Supremo rechazó investigar a las fiscales y aclaró que su actitud “no fue estrictamente pasiva, ya que en diversas ocasiones pusieron de relieve lo irregular que a su juicio resultaban algunas de las actuaciones y diligencias llevada a cabo por el instructor”. Con todo, el Supremo les reprochaba que dispusieron de otras posibilidades procesales más efectivas y enérgicas para impedir las escuchas, caso de considerarlas incorrectas, como la de recurrirlas ante la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional“.
Con el PP todavía en la oposición se había producido la reunión en la que Bárcenas pidió a Rajoy la cabeza de las fiscales, a las que acusaba de animadversión. Fue en compañía de la esposa del extesorero, Rosalía Iglesias, y su amigo, el que fuera secretario general del PP Javier Arenas, en un despacho de la sede de Génova. Según publicó El Mundo, Bárcenas recibió aquel día la promesa de Rajoy de que “todo iba a cambiar” cuando él llegara a Moncloa. No fue así, al menos para Sabadell, aunque las presiones se incrementaron. Desde el Gobierno, destacó Jorge Fernández Díaz en las peticiones de explicaciones a la Fiscalía General por el “sectarismo” de las fiscales, según publicó El Español.
Concha Sabadell y Myriam Segura se habían hecho con el caso Gürtel al poco de llegar a la Fiscalía Anticorrupción, entre 2006 y 2007, con unos meses de diferencia. Hicieron pareja profesional hasta marzo de 2012, cuando la segunda fue sustituida por problemas de salud. Llegó el turno para Concha Nicolás, quien se ocupó de intervenir en la primera jornada de la vista.
Bárcenas, contra las cuerdas
Ambas han seguido protagonizado episodios clave en la causa de Gürtel. Por ejemplo, el encarcelamiento de Luis Bárcenas el 27 de junio de 2013. Fueron ellas y no las acusaciones populares quienes solicitaron la prisión incondicional para el extesorero del PP por riesgo de fuga. Con tres semanas en la cárcel, Bárcenas volvió al juzgado y tiró de la manta sobre la financiación irregular del Partido Popular.
Hace un año, las dos fiscales ofrecieron el argumento definitivo para que Concepción Espejel y Enrique López fueran apartados del tribunal de Gürtel. Mientras las acusaciones populares daban vueltas a los mismos hechos en sus escritos, las fiscales se descolgaron con algo en lo que nadie había caído: Cuatro acusados votaron a favor del nombramiento de Enrique López para el Tribunal Constitucional mientras eran diputados de la Asamblea de Madrid. En cuanto a Espejel, el propio Bárcenas había votado para que se convirtiera en miembro del Consejo General del Poder Judicial, se encargaron de exponer.