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La izquierda presiona para que Pedro Sánchez no dimita

Pedro Sánchez, junto a María Jesús Montero y Teresa Ribera, el miércoles en el Congreso

José Enrique Monrosi / Alberto Ortiz

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La política española vive inmersa en una eterna cuenta atrás de cinco días que no expiran hasta el lunes. El plazo de reflexión que anunció este miércoles el presidente del Gobierno para decidir si continúa en su cargo o finalmente dimite mantiene al Gobierno en su conjunto y al PSOE en plena parálisis. Desde los reparos por adentrarse en ámbitos considerados “de su más estricta intimidad”, y a la espera de que Pedro Sánchez se pronuncie, la consigna general en su propio partido e incluso en otras formaciones políticas o sindicales es empujar para que el presidente resista. 

“Estamos orgullosos de él, lo necesitamos para que España siga avanzando, ánimo presidente”, terminó su entrevista este jueves en la Cadena Ser la número dos socialista y vicepresidenta primera, María Jesús Montero, que aseguró que estos días de incertidumbre el equipo más cercano al líder del Ejecutivo se limita únicamente a “mandarle energías positivas”. 

En la misma línea, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero llegó a pedir una “movilización” de las bases del PSOE y de la ciudadanía progresista para mostrar su respaldo a Sánchez. “Tenemos que reaccionar democráticamente. Pido que todos los que queremos al PSOE y a la democracia hagamos algo de aquí al lunes, que se imponga la democracia al odio”, dijo también en la Ser, donde alertó del riesgo de que España afrontase circunstancias parecidas a las vividas recientemente en Portugal. “No puede pasar aquí, no nos podemos quedar quietos ni callados”, reclamó.

Por el momento, ese llamamiento de Zapatero se ha concretado en convocatorias de movilizaciones en apoyo a Pedro Sánchez difundidas por militantes, simpatizantes o incluso cargos públicos. Hay convocada una manifestación de apoyo este sábado en la sede central socialista de la calle Ferraz coincidiendo con la reunión del Comité Federal que debe aprobar las candidaturas a las elecciones europeas. Una cita marcada por la sonada ausencia del secretario general. “Para defender la democracia y nuestro país frente al odio”, reza esa convocatoria. 

También se anuncia una marcha en la capital para este próximo domingo de Atocha al Congreso de los Diputados a las siete de la tarde bajo el lema “sus chantajes, sus bulos y su mafia no pueden contra la democracia y contra el pueblo”.

Sindicatos, socios de coalición y fuerzas de izquierda

Si dependiera de la reacción de sus aliados políticos y parlamentarios, el líder del PSOE ya podría afirmar a estas alturas que cuenta con respaldo público suficiente para sacar adelante una cuestión de confianza. Sánchez ha recabado, por ejemplo, el apoyo de Comisiones Obreras y de UGT. El secretario general de CCOO, Unai Sordo, pidió al presidente que no ceda ante las pretensiones de “poderes fácticos”, que, dijo, no han asumido “la normalidad democrática”. Por su parte, Pepe Álvarez, ha llamado a defender “la conservación y mejora de las conquistas alcanzadas durante la gestión de Pedro Sánchez” que están en “el germen de este ataque a la arquitectura del Estado de Derecho”.

Tras superar el impacto de las primeras horas, los socios de coalición del PSOE insistieron en sus mensajes de apoyo y solidaridad hacia Pedro Sánchez y en la petición de que no abandone el cargo. El portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, quiso mandar un “abrazo” al presidente al mismo tiempo que trasladó un mensaje de “firmeza” para que no ocurra lo mismo que con la ofensiva contra Mónica Oltra. Un caso que, dijo el ministro de Cultura, terminó tumbando el Govern del Botànic en la Comunitat Valenciana. 

Un mensaje parecido lanzó la líder de los comuns Jéssica Albiach, en pleno arranque de campaña como candidata en las elecciones catalanas. “Es importante ser resilientes y firmes y entender que no pueden ganar. No les podemos dejar esta victoria”, dijo para pedir al presidente que no dimita. 

El portavoz de Sumar en el Congreso, Íñigo Errejón, fue más allá al reclamar una “movilización popular” de las gentes progresistas, lo que él y su entorno denominan “el pueblo de la coalición”, para mandar un mensaje contra las operaciones de la derecha y la extrema derecha. “A los presidentes y a los dirigentes políticos no los pueden quitar maniobras mediáticas y judiciales”, dijo Errejón en una entrevista en La Sexta.

También Enrique Santiago, el portavoz de Izquierda Unida en el Congreso y diputado de Sumar, aprovechó para presionar al PSOE con una batería de propuestas para reformar el Consejo General del Poder Judicial como forma de contrarrestar el “acoso a la democracia y a las instituciones a partir del plan de desestabilización organizado por la derecha del PP y la ultraderecha”.

Yolanda Díaz convocó este viernes a sus cinco ministros de manera extraordinaria para analizar los escenarios que se abren tras la decisión de Sánchez. En un encuentro en el que participaron también los portavoces parlamentarios de la coalición, todos los presentes coincidieron en respaldar a Sánchez y pedir la continuidad del Gobierno. “Los casos de acoso y derribo a gobiernos progresistas en todo el mundo llevan a una deriva anti-democrática que tenemos el deber entre todas de frenar. No lo podemos permitir”, sostienen fuentes de la coalición.

Los socios apuntan a una cuestión de confianza

La llamada a la resistencia del presidente ha llegado en las últimas horas incluso desde la mayor parte de fuerzas políticas aliadas en el Congreso y que ya permitieron la investidura de Pedro Sánchez tras las elecciones del 23J. Todo el mundo reconoce en formaciones como EH Bildu, Junts o ERC que, si la información sobre las intenciones del presidente llega ya a cuentagotas entre su propio equipo de Moncloa, a sus propios partidos esa información es casi inexistente. 

“Lo que nos llega es pesimista, pero no sabemos casi nada”, admite un diputado de uno de los partidos que forma parte de la mayoría de investidura del Gobierno de coalición y que reconoce abiertamente la preocupación que existe entre sus filas por la posibilidad de que decaiga el Ejecutivo y el proyecto político que representa.

Hay quien entre esos aliados prefiere mirar hacia la hipótesis de una cuestión de confianza como vía de escape a un callejón con pocas salidas. “Si no es un movimiento táctico y realmente la razón es la campaña de las derechas españolas en contra de su presidencia usando a su familia –sé perfectamente qué se siente en este caso–, y creo que su liderazgo se ha debilitado como consecuencia de esto, siempre puede presentar una moción de confianza y aclarar todas las dudas que ha generado este movimiento imprevisto”, dijo en redes sociales el líder de Junts, Carles Puigdemont. 

Esa posibilidad la han apuntado también otros socios parlamentarios del Gobierno. “Creo que hablar sobre esto es especular. Si al final el presidente lo hace, nosotros lo que le puedo asegurar es que no daremos alas a los inventos del fascismo. Y si se convoca una cuestión de confianza por esto, nosotros no tenemos absolutamente ningún motivo para no apoyarla”, dijo el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, en Telecinco. Minutos después, el president de la Generalitat, Pere Aragonès, compañero de partido de Rufián, prefirió poner el énfasis en la necesidad de no entrar en especulaciones. 

Más claro se mostró el líder del PNV, Andoni Ortuzar, que consideró que un movimiento como la cuestión de confianza es la “opción más sencilla” para resolver esta situación. “Cuanto antes lo hagamos todo, mejor”, dijo en declaraciones a Onda Vasca. A su juicio, la opción de disolver las Cortes y convocar elecciones es más complicada porque habría que esperar al 30 de mayo, ya que la Constitución impide poner fin a la legislatura antes del primer año, y además celebrar la jornada electoral a finales de julio. “Ya vivimos hace un año las elecciones en esas condiciones y fue muy complicado para todos”, apuntó. 

Preguntado por este asunto, el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, dio a entender que su formación votaría a favor de la continuidad de Sánchez en una hipotética cuestión de confianza, porque “no van a abrir el paso a la derecha”. “Nosotros, no”, dijo. 

Mientras, en la Moncloa y en Ferraz afrontan la espera como una auténtica tormenta política a la que intentan buscar la mejor salida posible. Nadie, a última hora de este jueves, era capaz aún de anticipar en qué sentido se pronunciará el presidente el próximo lunes. Ni tampoco de mandar un mensaje diferente al de que la dimisión de Pedro Sánchez es un escenario más que realista. 

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