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La limitada campaña contra la corrupción en Vietnam
Las autoridades vietnamitas han impulsado una campaña contra la corrupción sin precedentes en los últimos meses que ha procesado importantes dirigentes del Partido Comunista, de empresas estatales y de la banca, pero que no resuelve la corrupción endémica en el país.
Desde finales de agosto se celebra un macrojuicio en Hanoi contra 51 personas por el escándalo de fraude del banco privado Ocean Bank, acusado de aprobar en 2012 préstamos por valor de 500.000 millones de dongs (22 millones de dólares) de forma ilegal y generar así pérdidas millonarias a la entidad, que terminó en quiebra.
A este proceso, que tiene lugar durante este mes con más de 700 testigos llamados a declarar, se suma el goteo constante de casos de corrupción en los últimos meses.
El más sonado fue la rocambolesca fuga y captura en Alemania de Trin Xuan Thanh, acusado de malversación y de causar pérdidas de 150 millones de dólares a la empresa pública de hidrocarburos PetroVietnam.
Alemania acusó en julio al Gobierno de Hanoi de secuestrarlo dentro de su territorio, donde había pedido asilo, mientras que Vietnam sostiene que Thanh se entregó voluntariamente.
En su campaña, el Partido Comunista no ha tenido reparos en dejar en evidencia a algunos de sus dirigentes más prominentes, como Vu Vuy Hoang, exministro de Comercio, o Dinh La Thang, ex secretario general en Ho Chi Minh (antigua Saigón) y miembro del politburó, apartado del cargo en mayo por supuesto enriquecimiento ilícito al frente de PetroVietnam.
Según la mayoría de expertos, detrás de esta “inédita cruzada” se esconde la mano implacable del secretario general del Partido Comunista, Nguyen Phu Trong, que desde que fue reelegido en enero de 2016 controla los designios del país sin contestación interna.
Trong, un comunista ortodoxo, ha exigido varias veces agilizar el procesamiento de los casos más prominentes y ha instado a los altos cargos del Partido a que lleven una vida más sencilla, alejada de los lujos en los que muchos viven instalados.
Sin embargo, más allá del requerimiento ético, algunos analistas ven en la campaña un pretexto para lapidar a los aliados de su máximo rival político, el ex primer ministro Nguyen Tan Dung, apartado de la vida pública desde que perdió su duelo con Trong por controlar el partido.
“Resulta verosímil interpretar el impulso contra la corrupción de Trong como una campaña para consolidar su propia posición deshaciendo la red clientelar de Dung y limitando su influencia política”, afirmó en un reciente artículo Jeremy Tan, de la consultora Control Risks.
Tan, al igual que algunas voces críticas, también cree posible que se trate de un subterfugio para distraer la atención general de los problemas económicos y sobre todo de los desastres medioambientales que dañaron las costas vietnamitas en 2016 y causaron una oleada de protestas populares.
Además, las autoridades han puesto el énfasis en casos llamativos que copan los informativos televisivos y las portadas de los periódicos, pero la campaña no parece afectar a los gobernantes provinciales ni a las prácticas corruptas de la vida cotidiana (atención médica, educación, trámites administrativos).
Según un reciente informe del Barómetro Global de Corrupción, Vietnam es el segundo país con más prevalencia de sobornos en Asia y un 65 por ciento de los ciudadanos tienen una mala imagen de los esfuerzos gubernamentales por atajar el problema.
En otra encuesta realizada por Transparencia Internacional, el 58 por ciento de los entrevistados admitían haber pagado sobornos en las escuelas públicas y el 66 por ciento de las empresas reconocían “pagos informales” a funcionarios.
La dureza de las leyes, que establece la pena de muerte por desfalcos a partir de 500 millones de dongs (22.000 dólares) y por pagar sobornos superiores a 300 millones (13.200 dólares), no parece tener suficiente efecto disuasorio.
Vietnam figura en el puesto 113 de 176 en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional.
Eric San Juan
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