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El limosnero del Papa desvela el deseo de Francisco de salir con él a ayudar a los pobres
El limosnero del papa, Konrad Krajewski, desveló el deseo del papa Francisco de salir con él por las noches para llevar ayuda a los pobres, en declaraciones que publican hoy los medios de comunicación italianos.
“Al principio, cuando yo solía salir por la noche por Roma, a veces el papa me preguntaba si podía acompañarme, y no se daba cuenta de los problemas que se podían crear si se supiera que salía del Vaticano”, explicó Krajewski.
A la pregunta sobre si Francisco ha salido del Vaticano y le ha acompañado alguna vez, el obispo polaco se limitó a contestar: “¡Siguiente pregunta!”, lo que ha alimentado las especulaciones sobre la posibilidad de que el papa argentino haya salido de incógnito del Vaticano.
Krajewski relató cómo el papa, cuando le nombró limosnero el pasado 3 de agosto, le pidió que hiciera como él hacía cuando era arzobispo de Buenos Aires: salir personalmente a llevar ayuda a los necesitados.
El arzobispo polaco, de 50 años, recordó que Francisco le dijo tras nombrarlo: “No te sentarás detrás del escritorio. Lo puedes vender. No esperes que la gente llame a tu puerta, ve a buscarla. Te quiero entre la gente para que lleves mi caricia a los pobres, a los desheredados, a los últimos”.
“Estos mis brazos, son limitados. Si los podemos alargar con los brazos de Corrado podemos tocar a los pobres de toda Italia. Yo no puedo salir, él, sin embargo, es libre”, dijo el papa Francisco, según refirió el limosnero.
Prefiere que le llamen Don Corrado, a pesar de ser arzobispo, y desveló que el papa bromeando también le dijo: “Cuándo alguien te llame 'excelencia' pedidle un tasa de cinco euros para los pobres”.
“Cada vez que me ve el papa, me pregunta si necesito dinero”, explicó el limosnero, que relató que el papa suele decir que “una cuenta corriente es buena cuando está vacía porque se ha donado a los necesitados”.
El nuevo limosnero explicó que el papa le ha indicado que vaya a visitar también los hospicios para llevar su ayuda a los ancianos, pero también recuerda cómo le envió a la isla italiana de Lampedusa, para realizar donaciones a los inmigrantes supervivientes del naufragio del 3 de octubre, que se cobró la vida de más de 300 personas.
En Lampedusa, Krajewski compró 1.600 tarjetas telefónicas para los inmigrantes para que pudieran llamar a casa, ya que con el papa coincidió en que era eso lo que más necesitaban.
Cada mañana, relató Krajewski, se levanta a las 4:30 de la mañana e inicia su jornada respondiendo a las cartas de ayuda que llegan al Vaticano y a las que el mismo papa entrega al limosnero.
Se encarga de comprobar que las cartas, en las que se pide ayuda para pagar las facturas de la luz o el alquiler, sean verdaderas y a través del párroco de la zona desde dónde llega la petición se envían las donaciones -pequeñas y rápidas- 200, 500 o 1.000 euros según las necesidades.
También sale por las noches, acompañado de los guardias suizos, y lleva ayuda y comida a los vagabundos, a los ancianos, a los hospicios o comedores e, incluso, ha acompañado alguna vez a algún borracho a casa.
La Limosnería apostólica se financia con las donaciones y con los cerca 250.000 euros que cada año se recogen de la venta de los pergaminos bendecidos por el papa, que cuestan entre 5 y 15 euros, y que se piden para bautismos, bodas y otras ocasiones.
El año pasado, la Limosnería distribuyó cerca un millón de euros y ayudó, además de a Caritas, a 6.500 personas.
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