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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

Defensa incluyó al marido de Cospedal en el crucero para celebrar el 90º aniversario del Juan Sebastián Elcano

El Juan Sebastián Elcano arribará la capital el 5 de diciembre.

Marcos Pinheiro / Gonzalo Cortizo

Ignacio López del Hierro, el marido de la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, fue uno de los pasajeros ilustres a bordo del Juan Sebastian Elcano. Ocupó uno de sus camarotes durante la última etapa de la travesía con la que el buque escuela de la Armada conmemoraba su 90º aniversario, un viaje entre los puertos de Marín (Pontevedra) y Cádiz con todos los gastos pagados.

Es una tradición que se repite cada año. La Armada permite que un número limitado de civiles ocupen unos camarotes del barco durante los cuatro días que tarda en recorrer las 485 millas (890 kilómetros) que separan ambos puertos. Este año el empresario López del Hierro ha estado entre los distinguidos con este honor.

Testigos que viajaron en aquel crucero confirman que el marido de Cospedal fue uno de los civiles que embarcaron durante la parada en Marín. El Ministerio de Defensa explica que subió como “tantísimos familiares del Ministerio” y recuerdan que en otras ocasiones han sido los propios ministros quienes han disfrutado de la travesía. Así lo hicieron en 2016 el exministro de Exteriores José Manuel García-Margallo, acompañado de su mujer, y el actual ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, entonces alcalde de Sevilla.

El Ministerio quita importancia a la presencia de López del Hierro en ese crucero y asegura que siempre ha habido parientes de altos cargos, también “durante la época del PSOE”. Junto a ellos, “abogados, médicos y periodistas” a los que se permite subir a bordo como parte de una labor de “divulgación de la cultura de Defensa”. Esas mismas fuentes explican que los alumnos se bajan en Marín y por tanto se permite a los civiles que lo piden ocupar sus camarotes para que no vaya “vacío”.

Antiguos cargos del Ministerio definen la travesía como “un pequeño crucero” con todos los gastos pagados al que tradicionalmente se apuntan familiares de los responsables de Defensa. El viaje garantiza cuatro días junto a las autoridades que en esa tanda de invitados integran esta “embajada flotante del Reino de España”, como lo define la propia Armada, un privilegio del que ha gozado esta vez López del Hierro, un empresario polémico y con mala reputación dentro del PP,  recientemente vinculado a la trama de corrupción en Mercasa.

Según explican fuentes de la Armada, para formar parte de la tripulación del Elcano hay que solicitarlo mediante una carta motivada dirigida al almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, Teodoro López Calderón. Esas mismas fuentes sostienen que es él quien decide si acepta todas las solicitudes o rechaza algunas. El Ministerio de Defensa asegura que desconoce cómo se tramitó la solicitud de López del Hierro.

En esta ocasión viajaron 90 civiles junto a 171 militares. La Armada se niega a dar la lista de civiles que subieron al barco con el argumento de que vulneraría la Ley de Protección de Datos.

El Juan Sebastián Elcano empezó su viaje anual hace algo más de cuatro meses y ha atracado en puertos como los de Santo Domingo, Nueva York, Dublín o Amberes. Un total de 76 alumnos viajaron por todo el mundo a bordo de este histórico buque que, según anuncia, cada año provee a los candidatos de “una sólida formación militar y marinera”.

El buque hizo una penúltima parada en el puerto de Marín a mediados de julio. Los alumnos desembarcaron y se celebró un acto con el rey Felipe VI y la ministra de Defensa. Ambos dirigieron unas palabras y firmaron en el libro de honor. Unos días más tarde, el 21 de julio, el buque zarpaba para su última etapa en dirección al puerto de Cádiz, ya con los 90 civiles a bordo entre los que estaba López del Hierro.

El marido al que no miran bien en Génova

Ignacio López del Hierro es un empresario vinculado al ladrillo y que ha ocupado cargos de responsabilidad en multinacionales como Iberdrola. En 2012 fue propuesto para sentarse en el Consejo de Red Eléctrica Española. Esa propuesta de nombramiento desató tal revuelo que tuvo que renunciar al puesto y a los más de 130.000 euros anuales de remuneración, una operación frustrada en la que resultó definitiva la oposición de algunos miembros del Gobierno. Justo al mismo tiempo, el hermano de Cospedal renunciaba por los mismos motivos a dirigir la Fundación Carolina.

Según se publicó entonces, los movimientos de Cospedal para aupar a su marido generaron indignación en el PP y en la Moncloa que llegaban hasta el despacho del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. El malestar de sus compañeros se mantuvo, pero no impidió que la secretaria general del PP colocase a López del Hierro en la primera fila de la Convención Nacional del PP de 2014, un hecho que el partido trató de ocultar.

A la mala reputación de López del Hierro ha contribuido, por ejemplo, que su empresa multiplicase por 19 sus beneficios tras el ascenso de Cospedal a la presidencia de Castilla-La Mancha. Hace unos meses también trascendió una conversación del caso Lezo en la que Ignacio González, expresidente de la Comunidad de Madrid ahora en prisión preventiva, aseguraba que López del Hierro cobraba “bajo cuerda” de “27.000 sitios”.

El pasado abril era la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía quien le devolvía a los titulares al vincularle a la red de la familia Pujol en África, dentro de una trama que desvió 92 millones de euros. Según un informe de esa investigación, unas sociedades vinculadas a López del Hierro y a los Pujol habían servido para desviar dinero de los pelotazos de la trama Mercasa en países como Angola.

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