2.280 personas participan en el primer ejercicio de democracia directa en el Congreso
La ley de transparencia concluye este jueves su tramitación en el Congreso con la aprobación de las enmiendas presentadas por los grupos parlamentarios. Los diputados del Congreso votarán en función del programa electoral y de los pactos alcanzados durante la gestión de la norma. Todos menos uno: Joan Baldoví (Compromís-Equo) ha protagonizado el primer experimento de democracia directa en el Parlamento y acatará la decisión de los de 2.280 ciudadanos que han participado desde la noche del domingo hasta este miércoles en la iniciativa Congreso Transparente.
A través de una aplicación web realizada en colaboración con Agora Voting, cualquier persona podía, tras registrarse y ser comprobada su identidad, decidir el sentido del voto de Joan Baldoví en las enmiendas que, para facilitar el proceso, se agruparon en siete bloques.
Tanto el político como los desarrolladores se muestran razonablemente satisfechos con la experiencia aunque quizá esperaban una mayor participación. “La cifra me parece modesta, pero había que lanzarse”, asegura Baldoví, que recuerda que es la primera vez que se pone en marcha un proceso similar. “Con independencia de la cifra, ha sido muy interesante. Es una manera de devolver al ciudadano el voto que le correspnde”. “Con la repercusión alcanzada, en la próxima seguro que participa más gente”, vaticina el diputado valenciano.
Eduardo Robles, uno de los técnicos detrás del proyecto, coincide con Baldoví aunque recuerda que “otros han llegado con muchos más votos pero han incumplido su programa electoral”. “Con esta primea experiencia vemos que se pueden romper las barreras que hay en el Congreso. Los ciudadanos han podido votar por primera vez directamente en el Congreso. Por Internet: la propuesta es viable”.
También coinciden en que la experiencia se puede llevar a otros estamentos. “Tiene muchas posibilidades en el ámbito local”, asegura Baldoví, que fue alcalde de Sueca (Valencia) entre 2007 y 2011. Robles confía en que “otros partidos y en otros ámbitos se den cuenta de la potencialidad” del proyecto que les podría permitir “adentrarse en ese desierto de ciudadanos que no confían en la política y que no votan nunca en las elecciones”.
Como toda primera experiencia, ha habido problemas que se han solventado sobre la marcha. La página web del proyecto ha recibido unas 30.000 visitas desde su lanzamiento en la madrugada del domingo al lunes, pero solo 2.000 personas han votado. Además, un 15% más de ciudadanos se registraron pero no completaron el proceso.
“El proceso era más largo de lo que quizá algunos podían esperar”, concede Robles. Además de registrse, los organizadores debían verificar la identidad de las personas, bien porque ya eran afiliados de alguno de los partidos, bien a través de firmas electrónicas o directamente comprobando el DNI, que había que enviar escaneado. Este ha sido quizá el principal escollo, aunque los desarrolladores también reconocen problemas con la interfaz gráfica (el diseño de la propia página web).
Robles y sus compañeros, lejos de desanimarse, han organizado un “maratón de programación” (un 'hackatón') para mejorar la apliación.