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Las promesas incumplidas de Rajoy que más frustración han generado

Rajoy celebra en el balcón de Génova la victoria electoral en los comicios de 2011. Foto: Emilio Naranjo / Efe

Luz Sanchis

El presidente del Gobierno se permitió aleccionar sobre el peligro de que los políticos se llenen la boca en campaña electoral de grandes promesas que saben que no podrán cuando llegan al poder. Estaba en Atenas para dar su apoyo al primer ministro conservador, Antoni Samaras, ante las inminentes elecciones en Grecia. En su comparecencia conjunta ante los medios de comunicación, Mariano Rajoy defendió que sus reformas habían sido la mejor receta para sacar a España de la crisis. Para desautorizar a Syriza por comprometerse a renegociar las condiciones de pago del rescate griego, Rajoy aconsejó no hacer promesas electorales en vano.

“No conviene decir que se va a hacer lo imposible porque eso acaba generando muchas frustraciones y muchos problemas”, aconsejó el presidente. Estas son algunas de sus promesas incumplidas que más frustración y problemas han generado a los españoles en los últimos tres años.

El compromiso “irrenunciable” de no tocar las pensiones

Tras atizar duro a José Luis Rodríguez Zapatero por congelar las pensiones en mayo de 2010, el PP presumió de su compromiso con los pensionistas. “El PP está comprometido con el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones”, aseguraba el programa con el que el PP ganó las elecciones generales. “No voy a tocarlas. Para mí son un compromiso irrenunciable”, aseguró Rajoy en su debate televisado con Alfredo Pérez Rubalcaba en noviembre de 2011.

Cuatro días antes de las urnas, insistió en que eran su prioridad y en que “a partir de ahí, habría que recortar en todas las partidas”. Ya en el Gobierno, el sistema las desligó del IPC, lo que supuso una caída del poder adquisitivo. La subida para 2014 fue la mínima posible, un 0,25%, igual que para este año. 

 

 

“Ni voy a subir el IRPF ni voy a subir el IVA”

 

“Subir los impuestos hoy significa más paro y recesión. Es darle una vuelta más a las maltrechas economías de las familias y las empresas”, decía Rajoy en la oposición. Hizo lo contrario nada más llegar a la Moncloa. En el Consejo de Ministros de 20 de diciembre de 2011 se aprobó gravar más las rentas del trabajo y las del ahorro. El Gobierno intentó dulcificar la subida del IRPF llamándolo “recargo temporal de solidaridad”. Hacienda obtuvo así 4.100 millones de euros más de los asalariados y otros 1.250 del ahorro, que subió del 2% al 6%. La subida del IVA, “el sablazo de mal gobernante” que Rajoy dijo que no aplicaría, lo elevó del 18% al 21%.

Educación y Sanidad, las “líneas rojas”

La educación fue una de llamadas “líneas rojas” por el propio Rajoy. Cuando aún no era presidente prometía “una mejorada educación obligatoria y gratuita” y no meter ahí la tijera. El recorte en esa partida y en Sanidad fue de 10.000 millones y afectó a tasas y matrículas, profesores, becas y número de alumnos por aula, entre otros aspectos. Su negativa a dar explicaciones provocó una escena insólita en el Senado cuando se paró ante los periodistas y, sin pronunciar palabra, les dio la espalda y huyó. En lo que llevamos de legislatura, el presupuesto enviado por el Gobierno central a las comunidades autónomas para estas partidas se ha reducido en 570 millones.

 

Sanidad menos universal y gratuita, pero con copago

La sanidad que iba a seguir siendo pública universal y gratuita se redujo para los inmigrantes sin papeles, que perdieron sus tarjetas sanitarias, y se vincularon a la cotización en la Seguridad Social. Las privatizaciones y el copago tampoco se hicieron esperar, aunque la entonces ministra del área, Ana Mato, lo negó.

 

La promesa de reformar el aborto

La reforma de la ley del aborto dio lugar a un culebrón dentro del Gobierno y del PP que acabó con la carrera política de Alberto Ruiz-Gallardón. El primer ministro de Justicia de Rajoy emprendió una especie de cruzada personal, y en su empeño en impedir que las mujeres decidieran sobre la interrupción de sus embarazos, provocó grietas en el Ejecutivo, en el partido y en el grupo parlamentario. Una vez retiradas la iniciativa y el propio Gallardón, el Gobierno se limitará a cambiar lo que respecta al permiso de los padres en el caso de las menores. En cualquier caso, tampoco será “con consenso” como se prometió. El PSOE y las formaciones de izquierda mantienen su oposición.

 

“El PP no va a abaratar el despido”

Un mes antes de las elecciones, Esteban González Pons negó que estuviera en las intenciones del Gobierno hacer más barato el despido de los trabajadores.

 

Cuatro meses después, el Gobierno generalizó los 20 días por año trabajado y rebajó de 45 a 33 días la indemnización para los contratos indefinidos. Como había avanzado Luis de Guindos a Jean Claude Juncker, fue “extremadamente agresiva”.

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