Una ruta por el despilfarro valenciano
El colectivo periodístico Xarxa Urbana ha celebrado este sábado una de las ‘Rutas del despilfarro’, un recorrido por los ‘agujeros negros’ de la política valenciana que han supuesto un gasto de más de 30.000 millones de euros, según los organizadores. La ruta informativa, que parte de las Cortes Valencianas, pretende denunciar el derroche y la corrupción en muchas decisiones administrativas y políticas que han llevado a la Comunidad a un endeudamiento récord superior al 20% del PIB.
Uno de los despilfarros que se denuncian durante el recorrido es la visita del Papa a Valencia en 2006. Un evento que, salpicado por el ‘caso Gürtel’, costó a las arcas públicas en torno a 30 millones de euros –solo el altar desde el que Benedicto XVI se dirigió a sus fieles costó 600.000 euros-, aunque la Generalitat se ha esforzado al máximo por ocultar las cifras. Uno de los aspectos más significativos de esta visita fue el gasto que supuso su retransmisión a la televisión pública valenciana –una entidad que ha presentado un ERE que supondrá el despido de más de 1.000 empleados-. RTVV gastó cerca de 15 millones de euros durante el día y medio que el papa pasó en Valencia.
Otra de las paradas de la ruta es el Colegio 103, cuyos cientos de alumnos asisten a clases que se imparten en barracones. La promesa incumplida desde hace cuatro años de construir un edificio acorde a las necesidades de la escuela ha llevado a los afectados a presentar 200 denuncias por la situación de “insalubridad” de los barracones, que se instalaron de forma “provisional”.
Pero los organizadores del ‘CorrupTour’ destacan la relación entre corrupción y deporte, que ha llamado la atención de varios medios internacionales hacia la iniciativa. Los participantes visitan los “amarres vacíos” de las instalaciones de la Copa de América de Vela. Según los organizadores el coste de la ‘America’s Cup’ fue 2.100 millones de euros. Unos costes que la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, justificaba así: “La Fórmula 1 y la America's Cup es lo que nos ha permitido llevar el nombre de la ciudad hasta rincones de los cinco continentes”. Sin embargo, Miguel Ángel Ferrís, uno de los miembros de Xarxa Urbana, critica que “hay edificios de las regatas de lujo que están cerrados” y pone como ejemplo el ‘Veles e vents’, que costó 30 millones de euros para albergar las oficinas durante el evento y ahora “se utiliza para bodas y banquetes”.
En esta ocasión, el punto álgido de la ruta son las obras del estadio del Valencia Fútbol Club. En 2007, el entonces presidente de la Generalitat, Francisco Camps, Barberá y el presidente del club, el constructor Juan Bautista Soler, decidieron vender el antiguo Mestalla para construir viviendas en ese céntrico espacio y levantar un nuevo estadio en las afueras de la ciudad. El resultado de la operación especulativa ha sido 300 millones de inversión en una mole que permanece sin construir.
El expresidente del Valencia C.F. también protagoniza otra de las paradas de la ruta: La Patacona. Un intento de ‘pelotazo’ que ahora está repleto de edificios vacíos en primera línea de playa y que acumula unos cuantos escándalos por las quejas de algunos compradores. Sin alejarse de la costa, los participantes visitan el Cabanyal, un barrio histórico de pescadores declarado Bien de Interés Cultural, y que se encuentra amenazado desde 1998 por un proyecto municipal que pretende alargar la avenida de Blasco Ibáñez y acabar con 1.651 viviendas. De momento, los vecinos respiran tranquilos porque la Justicia se ha mostrado a su favor y ha paralizado el proyecto. En el caso de los vecinos de La Punta, 300 familias se vieron fuera de sus casa por el empeño de Barberá, que se gastó 280 millones de euros en hacer el puerto competitivo, aunque “desde 2004 no se ha tenido que alargar”, explica Miguel Ángel Ferrís.
Otra de las paradas es la depuradora que gestionaba la empresa pública Emarsa, que ha sido “un saqueo continuo”, apunta Teresa Galindo, otra de las integrantes del colectivo. Según los organizadores, la empresa gastó cantidades millonarias en servicios nunca prestados, regalos de lujo, comidas o “traductoras rumanas” que acompañaban a políticos y empresarios en los viajes.
Además de conocer las maniobras que rodean la ampliación del Palacio de Congresos, considerado por Barberá el “mejor del mundo”, los visitantes asisten a otro de los Grandes Proyectos defendido por la alcaldesa: la Ciudad de las Ciencias y las Artes, cuyo presupuesto inicial fueron 175 millones de euros que se convirtieron en una inversión final de 1.300. Según los organizadores, el arquitecto Santiago Calatrava – “que gozó de condiciones contractuales inmejorables con la Generalitat, que incluso se fueron mejorando con el tiempo”- se embolsó en torno al 12,5% del coste total de la obra por diseñar edificios como Ágora, que es “un monumento a la estupidez”, señala Ferrís.
En resumen, 15 puntos en una ruta con la que Xarxa Urbana quiere demostrar, a través de “periodismo ciudadano y de acción”, el derroche y el “endeudamiento que a largo plazo está arruinando a la Comunidad Valenciana”.