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La gestión de la tragedia del Madrid Arena desata las divisiones en el PP madrileño

La presidenta del PP madrileño, Esperanza Aguirre, y la alcaldesa, Ana Botella. / Efe

Andrés Gil

La gestión municipal de la tragedia del Madrid Arena, en la que fallecieron cuatro jóvenes, ha desatado una batalla interna en el PP madrileño. Las reacciones del Ayuntamiento han molestado en la Comunidad de Madrid, hasta el punto de que las discrepancias difícilmente han podido mantenerse de puertas adentro.

El primer enfrentamiento surgió a las pocas horas del suceso, cuando el vicealcalde de Madrid, Miguel Ángel Villanueva, a quien las fuentes relacionan estrechamente con Miguel Ángel Flores, responsable de Diviertt S. L. , la empresa organizadora de la macrofiesta, deslizó que la ley de Espectáculos, autonómica, quizá fuera permisiva y debería ser reformada.

A partir de ahí, el presidente de la Comunidad, Ignacio González, y la presidenta del PP madrileño, Esperanza Aguirre, ha sido implacables. “Que se aclare lo que ha pasado, caiga quien caiga”, es la consigna que repiten. Aguirre no ha tenido problemas en salir de sus ocupaciones en el Ministerio de Turismo para pisar el acelerador de la exigencia de responsabilidades dentro de su partido. Especialmente, dentro del Ayuntamiento de Madrid, uno de los últimos baluartes de su eterno rival político, Alberto Ruiz Gallardón. Pero en el consistorio, de momento, Botella respalda a los suyos numantinamente.

Tanto el responsable de Espacios y Congresos, el concejal de Economía, Pedro Calvo, como el vicealcalde, Miguel Ángel Villanueva, pertenecen al equipo del exalcalde de Madrid desde hace muchos años (Calvo ya fue diputado con Gallardón en 1991). Por tanto, no están en el entorno de confianza Aguirre, González y compañía: el día que Botella abandone el Palacio de Cibeles, el desembarco de los afines a Aguirre y González será total.

Calvo y Villanueva son dos de los nombres clave en esta crisis, y en el interior del partido no les ha gustado cómo la están gestionando. Por ejemplo, hay muchos en el PP que no entienden que Villanueva, en la primera comparecencia pública y en la que no estuvo la alcaldesa, asumiera la versión de la empresa sobre el aforo (audio), cuando las informaciones posteriores han demostrado que el aforo estaba desbordado, y el Ayuntamiento, al final, ha terminado anunciando una denuncia contra Diviertt.

Igual pasó con la distribución de las personas en el interior, la no adaptación a las normas de seguridad vigentes (causa por la que Botella anunció el jueves que cerraría el Palacio de Congresos y el Pabellón de Cristal); los tratos con una empresa, Diviertt, con deudas a la Seguridad Social, y el macrobotellón consentido a las puertas del Madrid Arena ante la mirada de los agentes municipales.

Y, por último, el ir y venir a Lisboa de la alcaldesa en medio de la crisis. “Son cuestiones personales que yo desconozco”, se desmarcó ayer González cuando se le preguntó por este asunto.

Los enfrentamientos no sólo están siendo con el Gobierno regional. En la Delegación del Gobierno en Madrid, a Cristina Cifuentes, expresidenta de la Asamblea con Esperanza Aguirre, no le cayó bien que Villanueva trasladara parte de la responsabilidad de la inspección previa a la fiesta a su departamento: “Los técnicos de Madrid Espacios y Congresos, el organizador y el representante de Policía Nacional realizaron la visita oportuna de inspección de la instalación (audio)”.

Ayer mismo, Ignacio González, insistía: “[El Ayuntamiento] Debe continuar con la investigación, acelerarla al máximo y que quede claro cuanto antes qué es lo que se ha producido allí, y si hay alguna responsabilidad o si hay que tomar alguna medida en otro sentido también tomarla”.

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