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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

“Yo no me veo entrando en un gobierno del PSOE; me veo compartiendo acción de gobierno con el PSOE”

José García Molina, secretario general de Podemos en Castilla-La Mancha

Andrés Gil / Aitor Riveiro

José García Molina (Barcelona, 1969), es el secretario general de Podemos en Castilla-La Mancha y el primer dirigente del partido de Pablo Iglesias que está en disposición de acceder a un gobierno autonómico. El pacto con el presidente regional, Emiliano García-Page, está siendo votado por las bases de Podemos, y establece un acuerdo para aprobar los presupuestos y entrar en el Ejecutivo con una vicepresidencia y una nueva consejería de garantías ciudadanas. El principio de acuerdo ha sido recibido con reticencias por parte de la organización –fundamentalmente Anticapitalistas–, pero García Molina lo defiende: “Nos permitirá hacer aquello para lo que nacimos: gobernar”.

Parte de Podemos está expresando serias dudas en torno al acuerdo con Emiliano García-Page, que representa el PSOE más afín a Susana Díaz.

Se está dando mucha importancia a lo que es el PSOE y a lo que pueda hacer el PSOE y muy poca a lo que es Podemos y pueda hacer Podemos. La mayoría de la gente que pone el énfasis en los riesgos de este posible acuerdo de Gobierno lo ponen en que no se fían en el PSOE o en Emiliano García Page. Yo creo que hay que poner más el acento en las oportunidades y en la confianza que tenemos en Podemos. Me presenté a secretario general hace pocos meses con un documento organizativo que decía dos cosas: que teníamos que madurar sin envejecer y hacer una organización más fuerte pero que no nos convirtiera en lo que son los otros partidos; y un segundo lema que era estar preparados para gobernar.

Hemos estado preparados para luchar en las plazas y en las calles, para entrar las instituciones, y después de dos años de hacer una tarea legislativa muy buena es el momento para gobernar.

Unos ponen más énfasis en el PSOE y en Page, y otros lo ponemos más en la oportunidad de poder tener un control efectivo sobre las políticas que se hacen desde dentro del propio gobierno con políticas muy nuestras. En estos dos años en las Cortes de Castilla La Mancha han entrado 9-10 proposiciones de ley, y 8 son de Podemos y las otras dos, pactadas con el PSOE. Quien ha llevado la iniciativa legislativa hemos sido nosotros. La segunda cuestión que nos ha hecho reflexionar es que aprobamos unos presupuestos en 2016 con cinco enmiendas con mucho valor simbólico y político y el PSOE no ha cumplido: y nos hemos dado cuenta desde el legislativo que no tenemos capacidad real para obligar al ejecutivo a cumplir.

Por lo tanto, no lo pondría tanto en términos de subsumirnos en el PSOE como en términos de oportunidad para que Podemos lleve adelante sus políticas y seamos nosotros quienes nos podamos equivocar, tomar decisiones, y no que las tomen otros por nosotros.

Sin embargo, ustedes fueron los primeros en marcar distancias con gobiernos autonómicos con la crisis del PSOE.

No tiene que ver. Nosotros expresamos distancias con el acuerdo de investidura desde febrero de 2016, porque asistíamos a las reuniones de la comisión de seguimiento y el PSOE venía con los deberes sin hacer. Aguantamos la coyuntura hasta mayo de 2016, y ahí empezamos a alertar de que así no podíamos seguir. Pasó el verano y rompimos el acuerdo de investidura en septiembre. Todo lo que ha pasado desde septiembre de 2016 hasta ahora no tiene que ver con lo que ha pasado en Madrid y en las primarias del PSOE. El problema del PSOE no es de candidatos, sino de desorientación política, y en Castilla-La Mancha era muy clara: o estás con el PP o estás con nosotros, y las dos cosas a la vez son imposibles porque nosotros no vamos con el PP ni a la puerta de la calle.

Mi lectura siempre es muy de lo que pasa en la región, y los distanciamientos con el PSOE llegaron cuando dejó de cumplir los acuerdos y cuando presentó unos presupuestos de 2017 cuando en lugar de negociar con nosotros las enmiendas dijo que no a todo, a las 25 enmiendas.

Lo que ha trascendido es un acuerdo para una vicepresidencia, una consejería de garantías ciudadanas, pero no un programa de gobierno.

Ha trascendido eso porque las fórmulas serían aproximadamente esas. Justamente porque no hemos pensado tanto en los puestos como en cuáles son las políticas que Podemos quiere poder gestionar directamente. Nosotros no hemos querido hacer una crisis de gobierno en el sentido clásico e ir, como en otros gobiernos de IU, a tomar una consejería de Bienestar o Educación; hemos querido hacer una ampliación de gobierno. Queríamos que estas políticas de Podemos, como es el plan integral de garantías ciudadanas, lo pudiéramos gestionar nosotros en una consejería distinta. Y a partir de ahí establecer conexiones con las consejerías implicadas, como Fomento, Hacienda o Bienestar Social.

No se trata a entrar en el gobierno del PSOE a hacer las cosas que hace el PSOE, sino de hacer una ampliación del gobierno que tiene dos estilos, dos almas. No queremos hacer las políticas del PSOE, sino las nuestras.

La vicepresidencia tiene su relevancia, aparte de que queremos estar en el consejo de gobierno que es donde se toman las decisiones, tiene asociadas las funciones de transparencia, de participación ciudadana, de buen gobierno. Y nos parece esencial tener responsabilidades de esos temas de los que hemos hecho bandera. Cuando decía que Podemos era el que había presentado iniciativas legislativas, tanto la ley de transparencia que se aprobó en Castilla-La Mancha como la de participación ciudadana que esperemos que se apruebe en los próximos meses, son leyes nuestras. Sería muy raro que pusiéramos encima de la mesa la ley y no la gestionáramos.

Lo programático, por así decirlo, es que nosotros vamos a hacernos cargo de nuestras propias políticas que consideramos más relevantes sin hacer una crisis de gobierno, sino innovando con una ampliación de gobierno.

Hace hincapié en que no se pone el foco en lo que puede hacer Podemos, pero la correlación de fuerzas es mucho más favorable para el PSOE, que ha gobernado la Junta durante décadas. ¿Cómo van a sobreponerse a esa fortaleza del PSOE?

Quien conoce Castilla-La Mancha sabe que el PP ha ganado las últimas elecciones generales y autonómicas, y que hay una correlación entre los tres en la política autonómica. Si PSOE y Podemos no somos capaces de llevarnos bien, hacer políticas progresistas y donde la gente vea que hacemos las antípodas de lo que significó el Gobierno de Cospedal como laborantorio de políticas austericidas... Estoy en política gracias a Cospedal por el destrozo en Castilla-La Mancha, junto con el 15M y Podemos.

Por usar una expresión de Vázquez Montalbán, estamos en una correlación de debilidades frente al PP en Castilla-La Mancha. Es el gran elemento a tener en cuenta, si no somos capaces de coordinarnos, gobernar juntos, generar una confianza de un bloque que haga políticas pensadas para la gente en un sentido amplio sabiendo que somos dos partidos distintos y que hay cosas que podemos compartir y cosas que nos separan...

El adversario real, el que sigue teniendo la mayoría de votos, es el PP. Ahí es donde también hay que poner el foco. No se trata tanto de si nos fiamos o no, de si somos amigos o no: tenemos que pensar que en esas posibles alianzas están en juego los servicios públicos de Castilla-La Mancha.

Si no creemos que tenemos que ir juntos de alguna manera, corremos el grave riesgo de dejar el camino abierto al PP, que es nuestro adversario y antagonista político.

Usted reconoce que su nueva consejería depende de la colaboración con otras. ¿Qué mecanismos van a tener para garantizar esa colaboración?

Vamos a hacer un calendario. Si no se cumple ese calendario, si la renta garantizada no es una realidad en Castilla-La Mancha el año que viene salimos del gobierno. Podrían darse condiciones para que estuviera antes del verano, se está madurando mucho desde hace meses con investigadores de la UCLM, tenemos que desarrollar un resgistro único de ayudas y prestaciones que se dan en Castilla-La Mancha para una gran base de las políticas públicas y sociales. Eso se podría hacer en unos cuantos meses, pero nos vamos a poner una fecha, antes o un poco después del verano. Si el año que viene eso no está, hay crisis de gobierno; no vamos a estar por los sillones. Nos vamos y a partir de ahí habrá que echar la moneda al aire otra vez y a ver qué pasa.

Yo confío, no hay certezas, pero confío en que si hemos dado este paso nosotros y el Gobierno de Castilla-La Mancha es porque entendemos que esto es posible y viable. Si no, el PP se puede sentar a comer palomitas esperando a que nos estrellemos.

No obstante, dentro de Podemos se está contestando este acuerdo: su compañero de escaño; la secretaria general de Andalucía y su sector, Anticapitalistas. ¿Qué opina de estas reticencias que inciden en la idea de la subalternización?

Es verdad que la gente de Anticapitalistas se ha mostrado muy reacia. Cuando nacimos nuestro lema fue Sí, se puede, sabiendo que era una tarea titánica. Pero parece que ahora hay gente que dice más que no se puede, y que tenemos que ocupar un lugar en el legislativo proponiendo cosas que no están en nuestra mano cumplir. Yo empiezo a dividir entre los de sí se puede y no se puede. Los compañeros de Anticapitalistas tienen todo el derecho del mundo de poner el foco en las dificultades y en los riesgos. Pero con el resto de la gente que hablo, Pablo, Echenique, Íñigo, gente del CCE, de otras comunidades... Me dicen que es el momento de dar el paso y crecer. Hay riesgos, pero también hay oportunidades: si estamos esperando a quedarnos en un rincón del alma bella, siguiendo a Hegel, donde uno tiene una verdad absoluta pero no se mancha las manos para cambiar la realidad, no tengo tan claro que nos vaya a ir bien. No tengo claro que entrar en un gobierno con el PSOE sea subalternizarse. Me parece que estamos en una posición mucho más subalternas ahora, donde le regalamos las iniciativas parlamentarias o unos presupuestos que cumplen o no cumplen, y que no tenemos mecanismos para hacerlos cumplir más que la rabieta o la pataleta en la prensa. Confío más en nosotros que en el PSOE, sabiendo que no va a ser un camino sencillo.

Cuando nos decidimos a crear un partido que decía Sí se puede y quería impugnar muchas cosas, ya sabíamos que no iba a ser un camino fácil. Si hubiera querido un camino fácil, seguiría en la universidad o hasta hubiera militando en otro partido, cosa que no me he planteado nunca.

Otras voces creen que se difumina la idea de la alternativa, aunque pueda reforzarse la idea de “fuerza gobernante”.

Parten de un análisis equivocado. Creen que vamos a estar en un gobierno del PSOE, y no vamos a estar en un gobierno del PSOE..

El presidente es del PSOE.

El presidente es del PSOE y un vicepresidente será de Podemos. No se trataba de entrar solo en un gobierno del PSOE, sino de innovar, y de que había y va a haber algunas políticas que son estrictamente de Podemos que vamos a llevar a cabo nosotros, con el presupuesto y autonomía dentro de una línea compartida porque es un acuerdo.

La fórmula habitual de haber entrado quitando a un consejero X del PSOE y pongo uno de Podemos, no la hemos contemplado nunca ni la queremos. Queremos probar si somos capaces de que nuestras políticas, aunque tengamos que ponernos de acuerdo con el PSOE, se pueden hacer. ¿Vamos a conseguir que se hagan mejor estando en la oposición con medidas legislativas o tenemos más herramientas para hacerlas en el gobierno? En el otro lado tenemos la dificultad sin tener el control; aquí tendremos la dificultad, pero tendremos algo de control. El cambio es sustantivo.

Estando en el gobierno, creo que vamos a tener un poco más de foco mediático en Castilla-La Mancha para poder demostrar que sí se pueden hacer otras cosas.

Decía que no se trataba de entrar en un gobierno del PSOE. ¿De qué se trata entonces?

Se trata de compartir la acción de gobierno con el PSOE. Puedo llegar a entender los miedos de quedar subsumido, pero a mí me gustaría que se confiara en nosotros y que se nos mostrara respeto a la hora de que hasta el momento en Castilla-La Mancha las cosas más interesantes que han pasado en el Parlamento las ha llevado Podemos. Y que quizá es el momento de ponerlas en práctica por nosotros mismos. Yo no me veo entrando en un gobierno del PSOE, yo me veo compartiendo acción de gobierno con el PSOE. Son cosas muy distintas. Y claro que habrá que negociar y ceder en algunas cosas, pero sinceramente no vamos a ceder en las cosas que para nosotros son esenciales, y no me van a doler prendas en las Cortes o en Consejo de Gobierno decir con qué no estamos de acuerdo: no me veo aprobando cosas del PSOE que atenten contra nuestra idea política.

¿Cómo fueron las negociaciones? ¿Cuándo arranca? ¿Qué papel desempeñan Pablo Iglesias y Pedro Sánchez?

Nuestras relaciones con el PSOE se habían deteriorado mucho hasta la no aprobación de los presupuestos. Desde abril hasta aquí ha habido una guerra de posiciones muy fuertes por un relato: ellos nos culpaban a nosotros y nosotros decíamos que no podíamos aprobar unos presupuestos de un gobierno que no quiere negociarlos. Es verdad que hubo una escalada sobre todo mediática de desencuentros, pero la situación cada vez era más clara: sólo hay tres grupos políticos en Castilla-La Mancha y tres alianzas posibles. O el PSOE pacta con el PP, o el PSOE pacta con nosotros y el PSOE continuaba con una prórroga de presupuestos y una minoría que le hacía muy difícil la gobernabilidad de la región.

Por lo tanto, era cuestión de esperar a ver por dónde surgía el desenlace. El PSOE entendió y su militancia le dio un mensaje claro en las primarias: con el PP, no. Ahí empiezan a establecerse una serie de conversaciones sobre la posibilidad de entendernos. Como ese runrún estaba, seguramente se había hablado en Madrid, pero la negociación se dio en Castilla-La Mancha, se informó inmediatamente de que eso se iba a producir, un acuerdo integral de presupuestos y de estabilidad.

El presidente nos propuso un acuerdo integral de presupuestos y de entrar en el gobierno, y tanto Pedro como Pablo se han ido manifestando y lo han visto con buenos ojos. Me molesta mucho que se diga que las cosas de Castilla-La Mancha se deciden en otros sitios; claro que hay una línea de transmisión, pero es que en Vistalegre ya nos dijimos que íbamos a tener mucha autonomía, y yo me lo he tomado muy en serio.

¿La conversación entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no fue clave?

La clave está en que el PSOE y Podemos de Castilla-La Mancha estuvieron de acuerdo. Lo demás puede reforzar y es muy importante, pero creo que si no nos hubiéramos puesto de acuerdo nosotros, la cosa no habría podido tirar para adelante.

Hubo un momento en el que García-Page habló de ir a elecciones si no se aprobaban los Presupuestos, y ustedes anunciaron una enmienda a la totalidad. ¿Estaban en mejores condiciones que el PSOE para un adelanto electoral?

Ni tenía encuestas ni las he manejado. En algún momento el PSOE dijo que tenía encuestas en las que ganaban las elecciones; y yo pensaba en las de las primarias. No creo que el escenario electoral haya cambiado significativamente en Catilla-La Mancha. Creo que hay una cierta estabilización del voto, no creo haya un cambio esencial. Y por lo tanto en ese anuncio que hace el presidente había dos cuestiones a tener en cuenta: más allá de lo electoral que nos podría a llevar a equilibrios muy similares tras muchos meses de parálisis institucional; y que no se conocen precedentes en los que un gobierno en minoría presente unos presupuestos sin negociarlos. Habría sido inaudito.

Eso nos condenaba a una cosa muy extraña: si esto llega a pasar, habrían sido unos presupuestos Frankenstein, con enmiendas aprobadas por el PP, por Podemos... Con lógicas políticas antagónicas. Cuando uno no tiene la mayoría absoluta, hay que saber negociar con quien quieres que apoye, el PP o Podemos. Y serán cosas muy distintas.

La pregunta de la consulta a las bases está recibiendo críticas por enrevesada.

Es posible. Cuando la estuvimos debatiendo, quizá porque estás muy metido en la propia dinámica del acuerdo integral, la ves como muy evidente.

¿No son dos preguntas en una?

Sí, pero es que el acuerdo tiene dos patas, por eso la pregunta tiene dos patas: presupuestos y entrar en el gobierno para gestionar nuestras políticas. ¿Que podríamos haberla redactado de otra manera? No me cabe duda. He escrito bastantes libros y siempre que los leo, pienso que tendría que haberlos escrito de otra manera. A toro pasado seguramente ves las cosas de otra manera. Pero en el momento en el que las redactamos, y con todas las premuras del proceso, quizá podríamos haber sido más claros.

De todas formas, desde la reunión con Emiliano García-Page, en la prensa, los medios y las redes ha quedado claro que el ofrecimiento era presupuestos y gobierno. ¿Quizá la pregunta no lo refleje todo lo bien que debería? Pues no voy a decier que no, pero eso es a lo que llegamos y así la hemos lanzado.

¿Qué resultado prevé?

Nunca hago apuestas. Preferiría que gane el sí, y que podamos iniciar una etapa distinta en Castilla-La Mancha y hacer lo que queríamos hacer, gobernar.

¿Y si no ganase?

Habría que tomar decisiones de calado. Sería un palo gordo, obviamente.

¿Dimitiría como diputado o como secretario general?

Tendría que pensarlo, pero sería lo más ético. Sobre todo como secretario general de un partido que defiende una postura que la gente rechazara: entiendo que no debería seguir.

¿Y en el caso opuesto, quienes defienden el no desde las Cortes o en cargos orgánicos?

Yo tengo mi ética. La ética es particular. No suelo hacer moral a la gente y no suelo aplicar mi ética a la gente. Cada quién tiene que decidir si sus apuestas son muy poco seguidas o muy poco refrendadas cuando son apuestas tan fuertes, creo que tendrán que pensar. Eso son cosas que tiene que decidir cada quién. Yo tengo clara la mía: si un secretario general hace una apuesta política y la gente de su partido le da la espalda, creo que lo más ético es dimitir.

¿Quién entraría en el gobierno?

Aún no lo sabemos. Aunque tenemos una idea, y estamos pensando en gente que lo vaya a hacer bien. Nos jugamos mucho, y sé los riesgos. Por eso hay que afinar muy bien con las personas y los equipos. Lo que queremos es pensarlo como equipo de gente muy competente, que haya trabajado junta, que haya feeling y que sepan lo que se traen entre manos.

¿Pero el vicepresidente será usted?

Eso dice todo el mundo, lo pensaremos. Es obviamente una de las posibilidades, pero lo decidiremos después de la consulta.

También se ha hablado de la secretaria de Organización, María Díaz, para la consejería nueva.

Sí, también, pero ya veréis que las cosas casi nunca van a pasar como las cuenta la prensa.

¿Cuándo se formalizaría el acuerdo?

Mi calendario es saber qué pasa el lunes. El martes, con el resultado de la consulta, nos veremos con el gobierno, e intercalaremos los procesos de los presupuestos con el del gobierno, y el calendario de los presupuestos es más o menos claro: todos entendemos que hay que empezar el curso con los deberes hechos.

¿El acuerdo en Castilla-La Mancha con el PSOE podría ser exportable a otras comunidades?

Hay una aritmética muy particular en Castilla-La Mancha, y es que sólo hay tres grupos políticos –PP, PSOE y Podemos–. En otros lugares hay más formaciones y los juegos y los equilibrios pueden ser otros. En cualquier caso, supongo que habrá un foco puesto en Castilla-La Mancha para ver si la cosa funciona, y si funciona puede ser un elemento a tener en cuenta. ¿Tiene que trasladarse el mismo modelo a otros lugares? No creo mucho en la trasplantación de modelos cuando las condiciones no son las mismas. No creo que sea directamente equiparable, pero puede servir para limar recelos en otros sitios para al menos explorar. Pero no creo que sea tan sencillo deducir que si se da aquí se pueda dar en otros sitios.

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