No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.
Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com
Primero, algunos datos. El 76% de los españoles está laboralmente activo: tiene o busca un empleo. Pero este porcentaje baja hasta el 36% en el caso de los discapacitados. Es decir, 6 de cada 10 ni tiene ni se plantea buscar trabajo. Entre los que sí están activos, el paro es del 75%. Vamos, que es más fácil encontrar una aguja en un pajar que un retrón que trabaja.
Las razones son varias: pocos retrones estudian; de los que estudian, pocos llegan a la universidad; según qué discapacidad tengas ciertos trabajos no cualificados son imposibles (durante años, nuestros jóvenes colgaron la mochila y cogieron el pico y la pala; complicado para muchos discapacitados); y, finalmente, no se promueve lo suficiente la contratación de personas con discapacidad.
Hace unos días conocí en Ouch -un blog de la BBC sobre discapacidad- una interesante campaña puesta en marcha en el Reino Unido. Su eslogan era Disability Confident, y se podría traducir como “confiando en la discapacidad”. Digo que podría porque parece que muchos la tomaron por donde no era y creyeron que era una campaña para que los propios retrones cogieran seguridad en ellos mismos. En fin.
El gobierno montó una web, abrió un canal de Youtube y realizó actos en diversas ciudades con retrones conocidos y ciertas empresas que ya tenían cascaos en su plantilla. El objetivo era demostrar que contratar a una persona con discapacidad no era difícil, no iba a suponer gastos extra y la productividad no iba a bajar. Al contrario, las empresas se iban a ahorrar impuestos y está demostrado que los retrones curramos más que la media y somos responsables, motivados, productivos y puntuales (supongo que el miedo a ser despedidos es mayor).
Sinceramente, no sé qué impacto ha tenido. Pero el artículo me hizo pensar: ¿habrá aquí algo parecido? Descubrí que en Madrid sí se hizo algo pero no he encontrado nada a nivel nacional. También hubo una serie en TVE llamada Capacitados, en la que personajes famosos se hacían pasar por retrones un día (sobre este tipo de actuaciones tengo un post pendiente).
Creo que es muy necesaria una concienciación. Explicar a los empresarios que los discapacitados no somos un lastre, demostrar a los trabajadores que una silla de ruedas o un bastón llega a ser un elemento más de la oficina, ni se ve. Como en los colegios, es cuestión de acostumbrarse a lo diferente; a mí, que no tengo brazos, me han llegado a decir “¿En manga corta vas a salir a fumar, con el frío que hace?” Cuando eso ocurre, es que la discapacidad ya no existe en los ojos del otro.
Si queremos que mejoren las cifras de las que hablaba al principio, hay que hacer algo. No basta con dar exenciones fiscales a quienes contraten a una persona con el 33% de discapacidad. Además, este incentivo tiene trampa. Hace poco, una conocida me dijo que veía anuncios que buscaban trabajadoras con discapacidad. Pero no cualquier discapacidad, una muy leve, que no se notara pero hiciera al empresario merecedor de la subvención.
En Noruega, la asociación de ciegos grabó hace un tiempo varios anuncios en los que mostraba con mucho humor las ventajas de contratar a un invidente.
Ahorras en electricidad
Evitas los cotilleos
Ganas en eficiencia
¿Alguna organización española se anima a grabar un anuncio similar?
Sobre este blog
No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.
Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com