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“Creemos que las reformas educativas del Gobierno van por buen camino”

Dirk Van Damme, director del Centro para la Investigación e Innovación de la OCDE

Daniel Sánchez Caballero

Dirk Van Damme (Gante, 1956) es probablemente una de las personas que más sabe de educación comparada en el mundo. Desde su puesto al frente del Centro para la Investigación e Innovación de la OCDE, este belga maneja cantidades ingentes de información sobre los diferentes países.

Van Damme, que ha pasado por Madrid para participar en la XXIX Semana de la Educación organizada por Santillana, se muestra reticente a valorar con detalle las políticas educativas de un país, aunque en sus respuestas va deslizando que a la OCDE le satisfacen las reformas del Gobierno. Durante la entrevista defiende el examen de PISA, buque insignia de la organización, de las críticas de tener un enfoque demasiado economicista y asegura que si se hace un mal uso de los resultados que ofrece no es culpa de la OCDE. “La alternativa es que no haya PISA” y por tanto menos información, afirma.

¿Cuáles son los principales retos que afronta España a nivel educativo?

Tengo que confiar en PISA para esto, claro. Los resultados están por debajo de lo que podríamos esperar. Las competencias fundamentales podrían ser mejores. También en PIACC [una prueba para evaluar el conocimiento de los adultos] España salió bastante abajo. Al mismo tiempo creo que se han hecho muchos progresos, muchos indicadores han subido, y esto tiene que ver con un ambicioso programa educativo que se ha realizado.

Veo una continuidad en el progreso educativo en los últimos 20 años. Quizá en algunas instancias incluso ha subido demasiado. Por ejemplo la educación superior crece muy rápido, alguna gente cree que España puede tener un problema de exceso de matriculaciones en educación superior. Lo último que me viene a la mente es la debilidad del sistema de Formación Profesional, muy poco desarrollado en relación con otros países. La secundaria es demasiado académica y ofrece pocas posibilidades a los estudiantes que quieren una formación más profesional. Esto tiene como consecuencia que hay mucho abandono temprano, de gente que no está motivada para seguir las rutas académicas. La estadística también dice que hay muchos ninis (jóvenes que ni estudian ni trabajan). Hablo de memoria, pero entre 15 y 24 años tiene la mayor tasa de Europa [un 25%]. Es un problema grande.

¿La FP es la solución a esta elevada tasa de 'ninis' y el abandono temprano, como sostiene el Gobierno?

Creo que están relacionados los dos aspectos. En países con buenos programas de educación profesional, en consonancia con las empresas, no se ve este problema de ninis [ni trabajo ni estudio]. Hay oportunidades para los jóvenes que no tienen el talento o la motivación para seguir las vías académicas. Pero aquí la FP se ve como una mala solución y se produce un efecto cascada. Fracasas en la educación normal y vas cayendo hacia la FP. En otros países como Holanda, Alemania, etc. no se considera una vía secundaria. Entonces la pregunta es en qué momento queremos hacer la separación [entre los que eligen una vía u otra]. Porque si la pones muy pronto se produce una gran desigualdad, los más humildes van a la FP y los más adinerados a la vía académica. Esto no lo queremos.

Menciona que hay una cierta sobrecualificación en España, pero las tasas de acceso a la universidad están la media de la OCDE. ¿Es entonces un problema de diseño del sistema educativo o del mercado laboral?

Desde mi punto de vista personal, no como portavoz de la OCDE, creo que es del mercado laboral. La idea de expandir la participación en la educación superior para transformar la economía en una de valor añadido será una buena apuesta a largo plazo. Aunque hay quien dice que España está exagerando en esto.

Tenemos pocos indicadores en educación superior pero algunos sugieren que los resultados universitarios en España no son tan buenos. PIACC dice que son más bien bajos. Podría haber una idea de que en España la expansión del acceso a la universidad se ha hecho a costa de la calidad universitaria. Eso es un gran problema y un gran riesgo. Si la gente no adquiere las competencias necesarias para una economía de valor añadido puede suponer un alto riesgo de desempleo si la economía remonta. Es un dilema.

Habla de la calidad del sistema universitario. Supongo que conoce el debate del 3+2 frente al 4+1 en España. ¿Apoya esta reforma? el debate del 3+2

No conozco la reforma al detalle, pero algunos colegas que lo han mirado con más atención la valoran positivamente. Pensamos en general que las reformas van en la buena dirección.

¿Cree que las becas universitarias deben asociarse al rendimiento académico? En España se ha subido la exigencia a un 6,5. ¿Motiva al estudiante o puede expulsar a muchos del sistema?se ha subido la exigencia a un 6,5

Sé que es un gran debate en España. En general coincido con la propuesta del Gobierno de asociar las becas al rendimiento. El sistema existe en muchos países. El problema es no ser demasiado duro –no puedo juzgar si en España ocurre así–, pero en general está bien. En países como España y otros en los que la educación superior se paga fundamentalmente con los impuestos de la sociedad, a diferencia de otros como el anglosajón donde lo paga el estudiante, vas a tener un gran retorno por esto.

Entonces la sociedad tiene el derecho de esperar que trabajes por ese dinero, que te esfuerces por tener éxito. Pero también hay que dar facilidades a estudiantes que no tienen claro qué quieren hacer o que suspenden una asignatura, no creo que sea un problema grave si se corrige.

PISA es el buque insignia de la OCDE. ¿Existe el riesgo de que se esté haciendo demasiado grande y los países se preocupen más por sacar buenos resultados que por mejorar las políticas educativas?

Es una crítica que oímos a menudo. El problema es que PISA es el primer estudio fiable para evaluar la calidad educativa. Se ha vuelto muy importante y tiene un gran impacto en las políticas. Es cierto que hay países que se están centrando demasiado en él y están limitando los currículos a más Matemáticas, Lectura y Ciencias para rendir más. No creemos que sea el camino adecuado. A veces también nos disgustan los malos usos o usos parciales que se hacen de PISA. Son cosas difíciles de evitar. Por primera vez los países tienen un espejo comparativo internacional sobre el rendimiento de sus estudiantes de 15 años. Ilustra la competencia que está surgiendo a nivel internacional.

Conocemos empresas que están realizando enormes inversiones basadas en la información de PISA porque no les importan tanto los costes laborales como la calidad del trabajo o qué habilidades tienen los estudiantes de un país. Que está información sea pública crea todo tipo de efectos, a veces no tan positivos. Pero la alternativa es no tener PISA. Nosotros tratamos de ser prudentes en nuestra comunicación. No hacemos énfasis en los rankings, pero al día siguiente todos los periódicos publican los rankings. PISA es el primer gran estudio conceptual y metodológicamente hecho. PISA se está expandiendo a nuevas materias. En 2015 habrá nuevos dominios además de Ciencias, Matemáticas y Lectura [los tres que se evalúan ahora].

Por cuestiones como la que comenta de las empresas o que (hasta ahora al menos) sólo se evaluaran estas tres competencias se se critica también que PISA tiene una aproximación demasiado economicista de la educación.

La OCDE no tiene un enfoque económico ya. Sigue estando en nuestro nombre, pero no es así. Estas críticas las hace la gente que no conoce la OCDE. Hemos dejado de mirar sólo la economía y atendemos el progreso social en general: la desigualdad, la calidad de vida. Nadie debe negar tampoco que los avances en el mercado laboral son importantes para la educación. Pero también la desigualdad o la inmigración.

La agenda de PISA es que los jóvenes deben estar preparados para todos los aspectos que se van a encontrar en la vida. Necesitan habilidades matemáticas, por ejemplo, pero también personales para ser buenos ciudadanos, comportarse bien, ser felices. Las habilidades no tienen un sólo propósito. No hay diferencia entre lo que las empresas quieren y lo que la sociedad civil cree importante. Necesitan buenos cimientos. Pensamiento crítico, por ejemplo. Quizá no sea una habilidad propia del siglo XXI, siempre ha estado, pero los empleadores ahora la valoran mucho. También se necesita como ciudadanos. Unas cosas y otras no son opuestas.

Ha mencionado la desigualdad. ¿Le preocupa cómo afecta la crisis? Los recortes tienden a cebarse con los más débiles.

Creo que el aumento de la desigualdad es un problema en muchos países. Políticamente es muy tentador decir que los gobiernos de derecha hacen políticas que la aumentan y los de izquierda la reducen. Pero no vemos eso en los datos. De hecho el color del gobierno no tiene una fuerte relación en el aumento o no de la desigualdad. Creo que los gobiernos tienen que darse cuenta de que es un problema muy serio.

El mensaje que tenemos es que la desigualdad es estructural. Tiene que ver con problemas en el mercado laboral también. En toda nuestra información vemos que la economía se mueve hacia las altas cualificaciones, aunque también hay lugar para las bajas. Son las intermedias las que no encuentran lugar. Vamos hacia una dualización del sistema laboral. Esta es la clave de la desigualdad. Es relevante para la educación porque estas corrientes se mueven por las habilidades de las personas. Mi jefe, Andrea Schleicher, dice que las habilidades son la moneda del siglo XXI. Si las tienes tendrás una buena vida, si no sufrirás. Esto es lo que nos preocupa, no el color del Gobierno.

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