Las verdades que esconde el libro escolar que ensalza a Esperanza Aguirre
La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid dice ahora que va a estudiar el contenido del libro de texto que elogia a la expresidenta regional Esperanza Aguirre como materia de Ciencias Sociales para los alumnos de sexta de Primaria. El párrafo dedicado a Aguirre es breve, está en inglés -es del programa bilingüe- y está escrito bajo el prisma de que es “una figura clave de la política”. Sin dobleces ni matices cualitativos, los párrafos se han convertido en centro de atención informativa.
“La primera presidenta del Senado y ministra de Educación”
Arranca el recorrido de hitos por méritos cronológicos: haber sido “la primera mujer presidenta del Senado y la primera en ser ministra de Educación, Cultura y Deporte”. No hay calificación de su acción de gobierno. La verdad es que, en la cartera de Educación, su revisión de los planes de estudio de Humanidades fracasó a pesar de estar en el Ejecutivo.
Ella dijo que venía a corregir un temario “vago, inconcreto y falto de rigor” a la hora de abordar la historia de España y la lengua y literatura. Le acusaron de querer imponer una visión unitaria y monolítica. Y lo hizo por decreto. El problema es que no contaba con mayoría suficiente en el Congreso y debía convencer a alguien de que su plan era bueno.
A la hora de la verdad, en la votación de los diputados se quedó únicamente con los apoyos del Partido Popular (que aún no poseía mayoría absoluta). Su proyecto no salió adelante porque el resto de grupos lo rechazó de plano. La entonces ministra abandonó el hemiciclo llorando y sin reforma a finales de 1997.
Como titular de Cultura, además de ser la primera como glosa el libro, Aguirre dejó algunas perlas sobre su dominio en la materia. Para hablar del escritor portugués José Saramago hizo el siguiente comentario: “Sara Mago, una excelente pintora”. Cuando el filme de Santiago Segura Torrente, el brazo tonto de la ley era récord de taquilla de la industria española cinematográfica se marcó un “¿Santiago Segura? No sé quién es”. En esa línea de poca sintonía con el cine contó un día que no había visto Airbag porque “no veo cine extranjero”. De ahí fue cuando saltó a la presidencia del Senado.
“Construyó 8 hospitales y más de 80 colegios públicos”
Sobre su “periodo como presidenta de Madrid”, el texto pasa directamente a sus logros constructores. Nada dice del periplo que la llevó a la Puerta del Sol –sede del Gobierno–.
No hay referencia ninguna del episodio del tamayazo que revirtió los resultados electorales en 2003. Un caso de transfuguismo que permitió a Aguirre tener una segunda oportunidad para convertirse en presidenta después de no haber conseguido los escaños necesarios en el primer intento.
Tras ser la primera fuerza más votada pero quedarse corta para la mayoría absoluta, la presidencia parecía ya destinada para el socialista Rafael Simancas (con un acuerdo rubricado con Izquierda Unida). El Partido Popular obtuvo 55 escaños por 56 de la unión entre PSM e IU.
El día de formación de la Mesa de la Asamblea, la espantada de dos diputados regionales, Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, del Partido Socialista de Madrid, quebró esa mayoría de izquierdas. Unas jornadas después, la situación hizo imposible la investidura de ningún candidato. Las elecciones se repitieron y, entonces sí, Aguirre obtuvo los escaños para ser jefa del Ejecutivo regional.
Una vez en el cargo, su acción queda resumida así en el libro escolar: “Construyó ocho hospitales y más de 80 colegios públicos”. Los hospitales supusieron la primera fase de la privatización parcial de la asistencia sanitaria. Colocó hospitales medianos en diversas poblaciones a base del sistema de colaboración público-privada: los edificios son levantados por consorcios privados que se quedan con la gestión administrativa del hospital a cambio de un canon anual que debe abonar la Comunidad durante 30 años. Canon que su mismo Gobierno revisó al alza sin darle publicidad para equilibrar la rentabilidad de las empresas implicadas.
Lo que no cuenta el libro
También durante su mandato se creó la trama de corrupción Gürtel. En el epicentro estaba su consejero de Deportes Alberto López Viejo, que había sido viceconsejero de Presidencia y encargado de organizar los actos de la presidenta. Además, un grupo de alcaldes del Partido Popular se situaron en el núcleo de la red que daba contratos públicos a cambio de sobornos al grupo de empresas de Francisco Correa. Según dice ella: “Fui yo quien destapó la Gürtel”.
También en su sede de la presidencia en la Puerta del Sol se gestó el supuesto espionaje de políticos del Partido Popular a cargo de funcionarios mandados por miembros del Gobierno de Esperanza Aguirre, del Partido Popular. Dos dirigentes del PP, Manuel Cobo y Alfredo Prada, fueron seguidos por miembros del equipo de seguridad de la Comunidad de Madrid. Ambos se habían distinguido como contrarios a las tesis de Aguirre a la hora de manejar el partido. Los dos apoyaron a Mariano Rajoy tras la segunda derrota electoral de éste en 2008 y durante los movimientos que la lideresa realizó para postularse como posible alternativa a presidir el PP.
Ya con ella fuera del cargo, se ha descubierto que uno de sus vicepresidentes, Francisco Granados, ha estado encabezando otra red de presunta corrupción política: la Púnica. Ella dice que le retiró la confianza al no ver clara la figura de Granados por lo que no le incluyó en su último gabinete. Le retiró la confianza dejándolo de diputado regional y ofreciéndole el cargo de portavoz parlamentario tras las elecciones de 2011.