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Europa suspende la gestión de Arias Cañete en España sobre las emisiones de gases invernadero

Europa suspende la gestión española de las emisiones de gases de efecto invernadero. /EFE

Raúl Rejón

Al comisario de Cambio Climático y Energía, Miguel Arias Cañete, le llega como un bumerán su propio legado como ministro de Medio Ambiente español: España está lejos de conseguir la reducción obligatoria de gases de efecto invernadero (GHG) que debe cumplir en 2020, según el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA). Uno de los primeros asuntos sobre los que tendrá que actuar Cañete será su propia herencia.

Arias Cañete fue ministro de Medio Ambiente hasta que fue presentado por PP como candidato a las elecciones europeas en mayo de este año –con vistas a convertirlo en comisario–. El 9 de octubre obtuvo el visto bueno del Parlamento Europeo tras un duro interrogatorio en el que le preguntaron por sus vínculos con la industria petrolera (vendió sus participaciones en dos sociedades del sector justo antes de someterse a la revisión de la cámara).

La aprobación de los diputados le abrió el camino para estar al frente de las acciones de la Comisión Europea en cuanto a la energía y su relación con el cambio climático. Ahora el informe anual sobre esta estrategia señala que España es uno de los seis estados de la Unión Europea sobre los que la agencia ve imposible que cumplan con sus compromisos respecto a los gases principales responsables de ese cambio climático.

En su informe de situación de 2014, la EEA considera que España “ni siquiera está en el camino para cumplir con sus objetivos”. El documento analiza que “sus emisiones de gases indican que no lo conseguirán mediante políticas y medidas en el ámbito nacional”. La EEA le recuerda al Gobierno que “tendrá que diseñar e implementar nuevas medidas –o usar mecanismos de flexibilidad– para alcanzar esos objetivos en 2020”. España debería rebajar sus emisiones de efecto invernadero un 10% respecto a las de 2005. Los analistas sugieren a España que compre derechos de emisión a otros Estados miembros a los que les sobre cupo para cumplir técnicamente con el límite, y así lograr que el global de la UE esté en las cifras comprometidas.

La agencia le dice a España que, según su análisis, las reducciones de gases en la atmósfera provenientes del transporte (la mayor fuente de estas emisiones) “siguen siendo limitadas”. Las proyecciones de la agencia muestran que en 2020 España superará la frontera de gases que tiene asignada: 208,6 millones de toneladas, ya sea con las medidas ya existentes (llegaría a 228,5) o con planes adicionales (se quedaría en 224,7). Tampoco hay buenas perspectivas en el sector agrícola.

En su esquema, los técnicos de la EEA calculan que a partir de 2015 España incumplirá los límites de emisión de gases. Pasará de fallar en un 0,5% ese año hasta llegar al 9,5% en 2020, que es el horizonte final de este plan de acción para frenar el cambio climático.

Mejor en renovables y ahorro energético

La estrategia Europa 2020 tiene otros dos ejes: la cuota de energías renovables y el ahorro energético. En este último es donde España está mejor, según el informe de la EEA. El análisis explica que se está cerrando la brecha en cuanto ahorro energético tanto en la fase primaria como final, aunque el texto matiza que la crisis económica española ha tenido un “papel crucial” en la reducción. Así, mientras en los Países Bajos se han desarrollado medidas para la eficiencia en la “conversión y distribución” de energía, en España la recesión ha sido clave para la rebaja “en el consumo de energía primaria”.

Igualmente, achaca una buena parte de la caída en el consumo final a la depresión económica, un patrón que comparte con Grecia y Hungría. “Además de las medidas de eficiencia, se ha observado un consumo reducido en los sectores económicos”, dicen. Y para rematar señala como otro de los factores decisivos: “el colapso de los sectores de la construcción y el transporte”.

La agencia europea subraya que hay que buscar una explicación para el hecho de que países como España estén mejorando en sus obligaciones respecto a las energías renovables y la eficiencia energética, pero estén lejos de conseguir cortar el flujo de gases perjudiciales hacia el aire. “Una posible explicación”, dicen, “es que los datos para energía y renovables son del año 2012 mientras que los de gases son de 2013”.

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