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La estrategia del Gobierno contra el ébola no resiste la primera prueba

Simulacro de atención a un paciente con enfermedad por ébola.

Raúl Rejón

Los planes de acción contra la enfermedad del ébola han caducado en seis meses, en cuanto tuvieron que aplicarse.

El Ministerio de Sanidad retocó la semana pasada el protocolo de actuaciones vigente desde que se activó la alerta de Salud Pública en abril, que entre otras cosas no recogía medidas indicadas por la Organización Mundial de la Salud como la supervisión de la retirada de trajes. También se rebajó la fiebre mínima para activar la alarma ante un posible caso de infección, ante la evidencia de que la única contagiada en Europa, Teresa Romero, nunca llegó a tener esa temperatura.

Al mismo tiempo, los propios trabajadores del hospital La Paz-Carlos III, centro escogido para ingresar a los afectados, han forzado que la gerencia añada mayores medidas de seguridad. Por ejemplo, la prometida ampliación de las esclusas para ponerse y quitarse los equipos. Ahora, las autoridades sanitarias admiten que hay que remodelar la formación.

El comité de expertos del Gobierno ha decidido diseñar un nuevo plan de formación para “médicos, enfermeros, auxiliares y personal de vigilancia”, según se anunció en rueda de prensa tras la reunión de este lunes. Sin embargo, rechaza que hubiera lagunas en el anterior entrenamiento de los profesionales. Esta formación “ampliada” llega tras meses de quejas formales de los trabajadores, que desde abril llevan señalando a la gerencia que el centro no cuenta con los recursos materiales ni humanos para atender la emergencia provocada por el ébola.

En todo caso, este entrenamiento deberá atender también al personal sanitario que se ha ido incorporando a toda prisa debido a la multiplicación de personas aisladas en observación. “El miércoles pasado llegó una enfermera a trabajar por la tarde en las urgencias de La Paz, y a las pocas horas fue enviada al Carlos III a la zona del ébola. Al llegar, dijo que no estaba preparada para esas tareas. Por la noche llegaron otras tres personas –también recién contratadas– y les indicaron que fueran al Carlos III. Se negaron a ir, aduciendo que se las había contratado para las urgencias, así que permanecieron allí”, relata una compañera enfermera con más experiencia.

Al menos seis personas que Sanidad contrató para destinar a las plantas de observación del hospital Carlos III se han quedado en las urgencias ordinarias de La Paz, según refieren fuentes hospitalarias. Ninguna se sentía preparada para lidiar con el ébola. Sus contratos, relatan estas compañeras, siguen vigentes y acaban el 21 de octubre.

“Riesgo grave y específico”

“Nadie que no esté capacitado va a entrar en esas habitaciones”, ha especificado un portavoz del sindicato de enfermería SATSE. Lo cierto es que la Ley de Protección de Riesgos Laborales ya lo indica: las empresas se asegurarán de que “sólo los trabajadores que hayan recibido información suficiente y adecuada puedan acceder a las zonas de riesgo grave y específico”. Y, sin embargo, tanto los trabajadores auxiliares como de enfermería y facultativos han subrayado que falló la instrucción.

Las seis personas que fueron contratadas, cuentan fuentes hospitalarias, “están reforzando las urgencias”. El portavoz eventual del Gobierno este lunes, Fernando Rodríguez Artalejo –catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro del comité especial gubernamental–, ha asegurado que no le consta que haya habido problemas para contratar personal para el Carlos III. Estos contratos estaban destinados a la zona de observación, ya que se trata de ingresados sin síntomas. En agosto y septiembre, con los dos misioneros repatriados ya en estado avanzado de la enfermedad, las enfermeras destinadas a su cuidado provenían, sobre todo, de la Unidad de Cuidados Intensivos.

La instrucción que hasta ahora venían recibiendo –al menos el personal sanitario de La Paz, centro declarado verbalmente de referencia para el “cribado y tratamiento” de posibles casos– arrancó con sendos talleres el 29 y 30 de abril. La enfermería asistió a un curso de explicación por parte de Salud Laboral sobre “cómo usar los equipos de protección individual”, denunciaron. Estas charlas se repetirían el 12 y 18 de junio. Prevención de Riesgos Laborales habló sobre los trajes y “microbiología sobre el ébola”, recuerdan.

Entre las carencias subrayadas en abril por los sanitarios están los “procedimientos habituales en cualquier enfermo como el traslado, la realización de pruebas diagnósticas e incluso la demostración práctica de la retirada de los equipos, teóricamente, contaminados”. El 6 de agosto, el servicio de Medicina Intensiva reclamó a la dirección del hospital “formación y entrenamiento del personal que vaya a atender los casos”.

“Yo no tuve acceso a un traje especial antes de ver posibles casos”, relata una enfermera que ha tenido que tratar a personas con fiebres provenientes de las zonas afectadas por el brote africano en La Paz. “No practiqué antes”, asegura. También cuenta que “ahora sí disponemos de traje de nivel II” y que “se ha permitido que los técnicos del Samur (las urgencias del Ayuntamiento de Madrid) resuelvan las dudas que se tenían sobre los equipos. ”Antes, sólo los servicios de preventiva y salud laboral nos trasladaron las indicaciones del Samur“.

El comité gubernamental ha justificado que ha sido la propia evolución de la enfermedad en España la que ha provocado que se decida crear un nuevo programa de instrucción más que posibles fallos. “El brote es perfectamente posible de controlar y tenemos los medios”, es su análisis. Aunque se tenga que cambiar el plan y los medios seis meses después de activar la alerta, con una enferma y 15 sospechosos de contagio en Madrid.

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