Roban 70 baterías de submarino a la empresa pública Navantia tras dejarlas en una nave sin vigilancia
El robo de unas baterías de submarino ha provocado una situación rocambolesca para una empresa pública. La compañía estatal de astilleros Navantia sufrió el robo de 70 piezas de este tipo valoradas en 469.000 euros que estaban destinadas a un nuevo buque submarino en construcción, el S-80. Todo ocurrió en una fábrica de Zaragoza, donde se guardaron las baterías en su embalaje original dentro de palés. En una planta en la que no había vigilancia los días festivos, circunstancia que aprovecharon los ladrones para ir sustrayendo con calma los acumuladores tras solo tener que forzar la puerta. Navantia no destinó seguridad extra para salvaguardar su mercancía.
La Guardia Civil ya ha recuperado todas las baterías y detenido a tres personas como sospechosas de haber estado durante semanas saqueando la nave. Nadie denunció el robo, sino que un funcionario de Fomento avisó de que había visto una furgoneta sospechosa cerca de la planta donde se encontraba lo robado. El vehículo, que contenía como carga nueve piezas del material de la empresa pública, se encontraba atascado en el barro y tenía un puente hecho. Agentes del Instituto Armado se desplazaron a la zona para investigar el aviso y encontraron cuatro personas. Las contradicciones de todos ellos y el no poder justificar por qué disponían de esa mercancía, con un coste individual de 6.700 euros y un peso de casi 600 kilos, motivaron que los guardias civiles inmovilizasen la carga y la trasladasen al depósito municipal.
Desde Navantia no han querido hacer comentarios a preguntas de eldiario.es sobre por qué guardaron las baterías en una fábrica de la empresa Lackar Pack sin ningún control. Tampoco han querido aclarar por qué en la nave, de la que se conocía, según fuentes policiales, que no contaba con personal de vigilancia en días festivos, no había nadie pendiente de una carga valorada en casi medio millón de euros.
Pero lo más llamativo de la historia es el destino que tomaron las baterías ya robadas. Según Heraldo de Aragón, los acusados lograron vender parte de lo sustraído en compañías de reciclado de metales a cambio de más de 14.000 euros. Otras fueron a parar a un chatarrero, que admitió haberlas comprado a un vecino de Teruel por algo más de 2.000 euros entre el 7 y el 9 de marzo. Después, las revendió a la empresa Reciclados Bekea, como informó el medio aragonés. La fecha es significativa, ya que hasta el 25 de marzo el obrero de Fomento no avisó a la Guardia Civil. Esto facilitó que durante semanas los ladrones pudiesen acceder al botín sin ningún obstáculo.
Entre las compañías que se hicieron con ellas están algunas empresas de papelería, como Recobat, que adquirió 47 a la firma Reciclarte. Ésta aseguró haberlas comprado a Shunde, también radicada en Aragón. Lo más sorprendente es que la encargada de fabricarlas, Exide Technologies (antes Tudor), recibió en su planta de Bilbao 12 baterías que coincidían con las robadas. La encargada de proporcionárselas fue la ya mencionada Reciclados Bekea, uno de sus clientes. Habían acabado por comprar sus propias baterías robadas.
Los tres detenidos por el robo ya han sido puestos en libertad a la espera de juicio. Tres de ellos están acusados de un delito de receptación, y dos de robo continuado con fuerza.