El COI dice a todas las ciudades candidatas que son la favorita
El Comité Olímpico Internacional cuida de su negocio: los Juegos. Y por eso monta un espectáculo hasta del proceso de elección. Una subasta en la que hay que seducir/convencer a 50 de sus miembros –la mayoría absoluta–. Así que el COI va susurrando al oído de los candidatos que son buenos y favoritos para que sigan en la carrera, dando lustre a las pujas. Incluso pueden comprometer su voto. Nadie podrá pedir cuentas ni comprobar si las promesas se mantuvieron. En esta ocasión el proceso se ha repetido.
Los miembros del COI se dedican, entre otras cosas, a viajar por todo un circuito mundial de actos, competiciones, reuniones, asambleas… En las sedes de estos acontecimientos están abiertos a recibir a enviados de las ciudades candidatas. Escucharles y alabarles. Cuando en julio pasado la Comisión de Evaluación del COI hizo pública sus evaluaciones sobre Madrid, Tokio y Estambul, la oficina de la aspirante española se mostró optimista pero con moderación. Sin embargo, según contaban los trabajadores, los directores estaban “eufóricos”. Porque era lo que interpretaban de los comentarios elogiosos que recogieron en la Feria Internacional del Deporte en San Petesburgo a la que acudieron la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, el presidente de Madrid 2020, Alejandro Blanco, y el socialista y exsecretario de Estado para el Deporte Jaime Lissavetzky.
Pero es que casi al mismo tiempo, a Tokio le estaban diciendo, según contaban algunos de los que fueron siguiendo todas las visitas evaluadoras del COI, que su opción era “la favorita del comité” ante la incertidumbre económica que planteaba España y la convulsión social de Estambul. “No quieren sorpresas”, resumían cuando se les preguntaba. Incluso se atrevieron a decir que en junio un “miembro veterano del comité aseguró que Tokio ganaría, siempre que no cometiera ningún error”.
Sin embargo, también Estambul ha percibido “señales” de favor por parte del COI. En este caso debido a que muchos de sus miembros provienen del mundo islámico y la capital turca podría ser un perfecto primer paso para “abrir los juegos al Islam”, decían.
En todo caso, esta dinámica obliga a las aspirantes a lanzarse a una caza persona a persona. Alentados por los sucesivos encuentros, las ciudades se embarcan en un periplo nada barato. De hecho, entre los contratos que Madrid 2020 ha sacado a concurso, el más cuantioso corresponde al de las labores de la Agencia Internacional de Comunicación, que superó los dos millones de euros, según la información pública de contratación de la oficina española. Hay que venderse fuera. Y hay que venderse a 98 personas en concreto (la lista del COI son 103 a los que hay que restar los miembros españoles y las ausencias). Aunque para ello haya que recurrir a estrategias como los diez jamones denominación Dehesa de Extremadura que el Ayuntamienot a embalado rumbo a Buenos Aires.
El voto viajero
Los viajes de los representantes de Madrid, Tokio y Estambul han abarcado dos años y todo el globo terráqueo. Madrid ha tenido emisarios en varios grandes acontecimientos deportivos. La candidatura estuvo en el Campeonato del Mundo de Atletismo de Moscú de agosto, donde pudo encontrarse con un miembro tan influyente como el ucraniano y aún plusmarquista mundial de salto de pértiga Sergei Bubka. Bubka busca convertirse en presidente del COI un día después de que se elija la sede de 2020. También se visitó el Mundial de natación en Barcelona de julio.
Pero los viajes comenzaron mucho antes y a rincones insospechados.
En enero de 2012 tuvieron lugar los Juegos de la Juventud de Invierno en Innsbrück (Austria). Hubo gente de Madrid 2020. En noviembre de ese año se buscó a miembros del COI en Macao durante la Asamblea de Comités Olímpicos Asiáticos. Una cita parecida se celebró en San Marino para los comités europeos. En febrero de este año se envió una delegación a Jamaica para el congreso de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA). En mayo de 2013, el COI llevó miembros a la citada Feria de San Petesburgo. Poco después, en julio, en Lausana, no sólo se hizo una presentación por parte de las ciudades sino que se eligió la siguiente sede de los Juegos de la Juventud. Los Juegos del Mediterráneo de Mersin (Turquía, 18 al 30 de junio) congregaron a la “familia olímpica” con sus votantes incluidos. Campo abonado para conversaciones con emisarios.
Hasta el 12 de julio, Madrid 2020 aumentó los contactos en Costa de Marfil en un nuevo congreso, este de comités africanos. Incluso ya en Buenos Aires, el presidente de Madrid 2020, Alejandro Blanco, visitó Brasil para los Mundiales de Judo. “Tiene mucha relación con las federaciones suramericanas de este deporte”, cuentan en la oficina. Durante todas esas citas, el COI ha ido alimentando la ilusión de las tres urbes. Regalando sus oídos para que llegaran al final del camino. Otro caso como la retirada de Roma en febrero de 2012 (tras haberse presentado como aspirante) era intolerable.