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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

“Con Trump como presidente, el progreso de las mujeres sufrirá”

Brazos emulando uno de los símbolos feministas \ Mercedes Domenech

Marta Borraz

No hace muchas horas que lleva despierta, pero todavía está “en estado de shock”. Therese Lawless teclea desde la ciudad californiana de San Rafael un e-mail de pocas líneas: “Es un día terrible. Muchos pensamos que es una muestra de lo machista que es nuestra cultura...”, afirma. Se refiere al triunfo de Donald Trump en las elecciones estadounidenses, una victoria que hace un par de días no podía imaginar.

“Se me hace difícil pensar en cómo van a retroceder las mujeres porque no creo que gane”, afirmó cuando este diario se puso en contacto con ella días antes de los comicios. Ahora reina la incertidumbre sobre qué será capaz de hacer el nuevo inquilino de la Casa Blanca con la mitad de la población, a la que ha despreciado en un discurso con el que ha atacado no solo a las mujeres, sino también a latinos, personas negras o musulmanes.

Por eso, Juana Flores, de origen mexicano, asegura tener miedo del lugar en el que quedarán a partir de ahora las políticas de género. “Me siento acosada, Donald Trump no respeta a nadie, pero a la mujer la considera un objeto”, asegura Juana desde San Francisco poco antes de volver a su trabajo como parte de la organización Mujeres Unidas y Activas.

La periodista Liza Featherstone afirma que el triunfo del multimillonario es una forma de “legitimar el desprecio y el abuso que este hombre ha mostrado hacia las mujeres durante toda la vida”. Además, añade, Mike Pence, elegido vicepresidente, “es muy conservador con los derechos del aborto”, así que, “los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres quizás se vean amenazados”. 

El aborto es legal en todos los estados de EEUU, pero algunos de ellos han impuesto restricciones en los últimos años. Hace cinco meses el Tribunal Supremo de Estados Unidos emitió una sentencia que rechazaba las limitaciones establecidas por el estado de Texas. “Estoy en contra del aborto y designaría jueces contrarios al aborto”, aseguró Trump en el último debate con Hillary Clinton. 

La desigualdad estadounidense

Todas las mujeres consultadas para este reportaje coinciden en la enumeración de los obstáculos y discriminaciones a las que se enfrentan las mujeres en Estados Unidos. Y también concluyen que esa discriminación se recrudece en las mujeres afroamericanas, latinas, empobrecidas o con discapacidad. “El sistema estadounidense, lejos de ayudar, hace más pobre”, sentencia Flores. 

Laura Geller es rabino del Templo Emanuel de Berberly Hills, en Los Ángeles. Apunta a que la situación de las mujeres ha avanzado, pero la victoria de Trump es “un desastre para nosotras” porque “Make America Great Again” (“Hacer a América Grande de Nuevo”), el eslogan de campaña del ya presidente, significa “hacer a los hombres blancos y estadounidenses poderosos de nuevo”, sostiene Geller.

Las mujeres siguen dedicándose mayoritariamente a las tareas de cuidado, ganan 79 centavos de media por cada dolar que perciben los hombres (la comunidad negra y latina gana 64 y 56 centavos por cada dólar de un hombre blanco) y sufren acoso sexual y laboral. “Los problemas de las mujeres afectan más a mujeres pobres, y las mujeres negras y latinas son más propensas a ser pobres”, dice Featherstone.

El relato de acoso sexual de Trump

En 2015 Naciones Unidas documentó la desigualdad de género todavía existente en una visita al país. “Si bien todas las estadounidenses son víctimas de violaciones de sus derechos; las pobres, las indígenas, las afroamericanas e hispanas, las migrantes, las que pertenecen a la minoría LGTB, las personas con discapacidad y mujeres de avanzada edad son particularmente vulnerables”, concluye la ONU. 

“Con Donald Trump como presidente, el progreso de las mujeres sufrirá”, sentencia Geller, que apunta a que la victoria “legitima su odiosa retórica sobre las mujeres como objetos sexuales y parece normalizar el acoso sexual”. No olvida el relato hecho público por The Washington Post en el que presumía de que podía “coger” a las mujeres “por el coño” porque es una estrella. 

Eso en un país en el que una de cada seis mujeres norteamericanas han sido víctimas de una violación –o un intento– alguna vez en su vida, según Rainn, la mayor organización contra la violencia sexual de Estados Unidos. Las mujeres sufrirán, dice la abogada Lawless, porque Trump ha demostrado “que no le importan los asuntos que nos afectan”.

El feminismo, a vueltas con Clinton

Muchas feministas tampoco veían en Hillary Clinton una candidata alineada con políticas de género amplias. Ha sido criticada por potenciar un feminismo “para mujeres blancas de clase media alta”. “Un feminismo neoliberal, que solo beneficia al 1% que se sitúa en la cúspide de la pirámide”, ejemplifica Featherstone, autora de “Falsas elecciones: El falso feminismo de Hillary Clinton”. 

En el libro asegura que es “simplista” pensar que su triunfo habría supuesto “un logro para todas las mujeres en todas partes”. Una mirada detallada, dice, a su historial sobre “políticas de bienestar social, vínculos con Wall Street, justicia penal, educación o política exterior revela que ha potenciado leyes y decisiones que han hecho un daño real a las vidas de mujeres del país y de todo el mundo”.

Otras como Flores tampoco encontraban en Clinton una candidata ideal a la presidencia de Estados Unidos, pero confiaban en que impulsara “avances en los derechos de las mujeres”. Justo en el extremo contrario al análisis de Featherstone, se encontraban mujeres como Lawless o Geller. “Ha dicho que los derechos de las mujeres son derechos humanos, verdaderamente cree en la igualdad y lidera con el ejemplo”, decía la primera.

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