El padre Román niega los abusos sexuales ante el juez y dice que era “amor cristiano”
El padre Román, el único acusado de abusos sexuales a un menor en el conocido como caso Romanones, ha negado hoy cualquier tipo de relación o abuso sexual con el denunciante o que con sus compañeros mantuviera comportamientos homosexuales, y ha asegurado que todo se engloba en el “amor cristiano”.
Lo ha hecho durante la primera sesión del juicio que se celebrará hasta el próximo 21 de marzo en la Sección Segunda de la Audiencia de Granada, y ha mantenido, como hizo durante la declaración indagatoria, que su comportamiento respondía a un proceder de “amor cristiano”, en el que ha asegurado no hubo conductas sexuales.
El acusado, para el que la Fiscalía solicita nueve años de prisión por abuso sexual a un menor, ha asegurado que “asesoró” al joven denunciante en diferentes momentos de su vida y ha negado cualquier comportamiento sexual o que compartiera cama con el entonces menor: “No me entra en la cabeza dormir con otra persona”.
“No he dado besos en la boca en mi vida, ni los he recibido”, ha dicho el único acusado en la causa, que ha señalado que se distanció del denunciante porque llevaba “una doble vida”, y ha añadido que mantuvo una relación de consejo con la que fue novia del entonces menor, que le contó que la acosaba.
“Te quiero mucho”
El padre Román ha negado además que los sacerdotes que convivían mantuvieran relaciones homosexuales “de ningún tipo” y ha defendido que la carta al denunciante que firmó con un “te quiero mucho” se enmarcaba en el contexto “cristiano” de la palabra amor.
Sin embargo, el expediente canónico dice otra cosa y va a ser admitido en el juicio. El tribunal de la Audiencia Provincial de Granada ha rechazado la petición de la defensa del padre Román de declarar la nulidad del expediente canónico sobre los abusos, al considerar que se han cumplido todos los requerimientos legales.
La admisión del expediente canónico tiene una vital importancia, toda vez que la investigación eclesiástica da por probados los abusos, no solo por parte de Román, sino de varios de los miembros del clan, a los que define como “un grupo muy compacto y cerrado”. Algo que, este viernes, habrá de confirmar el propio arzobispo, quien ha sido llamado a declarar en la causa.
En la documentación enviada por el arzobispo de Granada a Doctrina de la Fe el 30 de octubre de 2014, y que debió entregar al juez instructor tras nueve peticiones y cinco apercibimientos de sanción contra Javier Martínez varios meses después, el arzobispo de Granada admite que algunos de esos sacerdotes “habrían sido víctimas” de abusos por parte del clan y, con el tiempo, ellos mismos se habrían convertido “en cómplices, en mayor o menor grado”.
En la carta que monseñor Martínez envió al cardenal Müller, el arzobispo reconoce que el sacerdote investigador (un canonista valenciano) ha apreciado “fumus delicti” (apariencia delictiva) en las acusaciones vertidas contra el padre Román y los también sacerdotes Manuel Morales y Francisco Campos.
Además, en la misiva se pide a Roma “ampliar la investigación”. Al final de la misiva, Martínez reclama a Müller que el juicio eclesiástico, paralelo al civil, no se celebre dentro de la jurisdicción de la diócesis granadina. Algo que justifica dada la condición de juez eclesiástico que venía desempeñando hasta su acusación Francisco Campos, uno de los principales encausados durante la instrucción.
El letrado del denunciante, Jorge Aguilera, ha dicho que su cliente está “tranquilo”, que el archivo de la causa para el resto de investigados iniciales por haber prescrito los delitos le provocó desazón y que afronta el juicio con esperanza.