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Abren por primera vez el arca de Noé de las semillas para replantar especies arrasadas en la guerra de Siria

La Bóveda Global de Semillas, situada en el archipiélago noruego de Svalbard

Teguayco Pinto

En el Círculo Polar Ártico hay un búnker que alberga cerca de un millón de muestras de semillas de 4.000 especies de plantas de todo el mundo. La Bóveda Global de Semillas de Svalbard está diseñada para proteger las muestras y que puedan ser utilizadas en caso de eventos catastróficos. Hasta ahora nadie había retirado semillas de este banco de vida, pero la guerra y las sequías que asuelan Siria han forzado a un equipo de investigadores a pedir muestras de trigo, cebada y pastos. Es la primera retirada del banco desde que fue construido en el año 2008.

El Centro Internacional de Investigaciones Agrícolas en Zonas Áridas (ICARDA, por sus siglas en inglés), presente en Siria y otros países de la región, solicitó el pasado mes de septiembre la retirada de 130 de las 325 cajas que había depositado previamente en la bóveda. Esta petición tenía como objetivo reemplazar las semillas del banco de la ciudad de Alepo, que se ha visto afectado por la guerra que azota el país. La organización espera poder plantar y cosechar las 116.000 muestras de semillas durante este otoño, para después devolver nuevas muestras a la bóveda.

Según explicó esta organización en un comunicado, la petición de parte del material almacenado en Svalbard se realizó “con el fin de reconstituir la colección local y poder afrontar los retos que enfrentan las zonas secas de la región” y que una vez que dupliquen estas variedades, “ICARDA volverá a enviar muestras a Svalbard”.

ICARDA está trabajando en estrecha colaboración con Crop Trust, la organización encargada de la gestión del Banco Mundial de Semillas, junto al gobierno noruego. La bóveda, situada en el archipiélago noruego de Svalbard, se construyó para servir como base para el almacenamiento de copias de seguridad del mayor número posible de semillas de cultivo del planeta, debido a la vulnerabilidad de los bancos locales, como el de Alepo.

Una ayuda en la lucha contra el cambio climático

La guerra siria ha afectado significativamente a las actividades que se llevan a cabo en este banco, de especial importancia para toda la región. Tras el estallido del conflicto, ICARDA trasladó su base de operaciones de Alepo a Beirut y comenzó a sacar todas sus muestras fuera del país, por miedo a que fueran destruidas. El pasado mes de septiembre sus instalaciones fueron asaltadas por miembros de las milicias locales y zonas cercanas han sufrido varios ataques de aviones supuestamente rusos en los últimos días. Pese a todo, desde la institución aseguran que el banco, aunque ya no disponga de semillas, “aún se mantiene en funcionamiento”.

Las muestras del banco de semillas de Alepo han sido recogidas a través de cientos de misiones de recolección en las últimas cuatro décadas. Este banco local posee una colección de distintas especies cereales y legumbres muy importante a nivel local, ya que son especialmente resistentes a las sequías y eran distribuidas desde Siria a otros países de la región en caso de necesidad. Además, según los investigadores de ICARDA, estas variedades de semillas podrían ayudar a resistir las consecuencias del cambio climático, reforzando los cultivos en zonas secas de otras partes del mundo, como Australia o África.

Garantizar el suministro de alimentos

Este es uno de los motivos por los que existe un banco mundial, que permita salvaguardar semillas de interés global. Según Crop Trust, “la bóveda subterránea funciona como una póliza de seguro para el suministro de alimentos a nivel mundial y ofrece herramientas para que las generaciones futuras puedan superar los desafíos del cambio climático y el crecimiento

demográfico“.

La bóveda es un enorme búnker subterráneo rodeado de capas de hielo perpetuo, conocidas como permafrost, lo que asegura que las muestras de semillas permanecerán congeladas y aseguradas durante siglos. Incluso si la alimentación eléctrica fallara, la bóveda permanecería congelada y sellada durante al menos 200 años.

Este peculiar banco funciona como una caja de seguridad, de forma que cada país o institución tiene el control del acceso a las semillas que ha depositado. Una muestra se compone de alrededor de 500 semillas selladas herméticamente en una bolsa de aluminio, y la instalación tiene una capacidad de almacenamiento de 4,5 millones de bolsas de este tipo.

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