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#OccupyLove: la monogamia también es parte del sistema

Manifestación de #OccupyOakland en noviembre de 2011. FOTO: Flickr Nathan Jongewaard

Ana Requena Aguilar

En 2011 las plazas se llenaron de gente dispuesta a cuestionar el sistema. Los bancos, los partidos políticos, la justicia, el sistema electoral. ¿Y las relaciones afectivas? “El amor es sin duda uno de los espacios que nos falta por ocupar. Hablar sobre los afectos, sobre el enamoramiento, te pone en un espacio de vulnerabilidad. Pero hay también que poder asumir eso”. Lo dice Brigitte Vasallo, autora de Pornoburka y creadora del taller '#OccupyLove'. No es la única voz que está poniendo sobre la mesa la necesidad de desmontar y repensar la forma en la que construimos las relaciones afectivas y sexuales. Y también de cuestionar la monogamia.

“Hay unos mitos irrazonables. Parece que cuando estás con alguien y esa persona te gusta y te atrae das por hecho que va a ser tu compañero sexual para todo lo que quieras hacer, tu compañero vital para todo lo que venga, que será perfecto para tener hijos, que será el mejor compañero para compartir las labores diarias y del hogar. Y lo que a alguien le gusta y quiere a los 30 no suele ser lo mismo que tiempo después. ¿Me vas a decir que los gustos de esas personas no evolucionarán y que además lo harán al mismo tiempo en todo?”, se pregunta Miguel Vagalume, miembro del grupo Golfxs con principios.

Para Vagalume, la crítica a la monogamia es una crítica necesaria al sistema. “No soy de la escuela de que haya que abolir la monogamia, pero sí replantearnos la construcción de nuestras relaciones, analizarla, cuestionarla y que cada uno elija lo que le da la gana”, dice. Vasallo va más allá y afirma que la monogamia es “un sistema en sí misma” y propone “repensar cómo nos estamos amando, a qué llamamos amor y de qué forma se construye”. “No se trata de demonizar las prácticas monógamas, sino de desmontar los mecanismos que hay detrás. Puedes tener varias parejas, pero si no analizas y cambias el fondo de la cuestión seguirás reproduciendo las mismas conductas”, explica.

Esas conductas de fondo tienen mucho que ver con un modelo de amor romántico cada vez más señalado. La terapeuta sexual Mónica Quesada subraya que el modelo dominante de amor da por hecho que una relación será auténtica y buena si una persona echa de menos a la otra constamente cuando se separan, si se siente posesión o celos y si no hay deseo por otras personas, y muchos menos consumación. “Esta es la medida de las cosas, la gente da valor a sus sentimientos en la medida en la que sienten esto”, subraya.

Aunque la expresión 'príncipe azul' ya no aparezca explícitamente, el modelo de fondo perdura, aunque sea en forma de monogamia consecutiva. “Cuando acaba una relación dices bueno, es que había algo defectuoso. Entonces pruebas y empiezas con otra persona y también sale defectuoso. Seguimos esperando que alguien cumpla siempre con el 100% siempre”, dice Vagalume.

La relación de pareja tiende a convertirse, además, en la cúspide de un árbol de relaciones. “Se prioriza sobre casi todo, hay una jerarquización de los afectos y la pareja o, si acaso, los hijos están arriba. Las demás relaciones las vas situando en otras casillas y actúas en función de ello”, apunta la autora de Pornoburka (Ediciones Cautivas).

Redes afectivas

Entre las palabras que suena cada vez con más fuerza está la de poliamor poliamoro la anarquía relacional. “No es una receta mágica, pero es una alternativa”, dice Miguel Vagalume, “no tenemos que solucionar todo en pareja, puedes encontrar un grupo interdependiente que vaya más allá de una familia nuclear. Querer a varias personas a la vez no es nada nuevo, se ha hecho toda la vida, la novedad es plantear la realidad con las cartas boca arriba, preocuparse de qué necesita cada uno”. En Golfxs con principios ofrecen un espacio en el que mediante talleres, charlas y artículos dan herramientas “para que la gente pueda construir alrededor el mundo en el que quiere vivir”. “Queríamos salirnos tanto de la visión psicológica, patológica, como de la del morbo”, explica Vagalume.

Briggite Vasallo habla de redes afectivas: “Podemos plantearlo de una manera neoliberal, decir que somos libres, que podemos hacer lo que queramos y que nadie tiene derecho a exigirnos nada. Yo apuesto por entender los amores como una construcción común, por redes donde todos los afectos se cuidan entre ellos y que pueden ir más allá de relaciones de pareja y sexuales. Es una visión más horizontal, puedes querer mucho a mucha gente y que un amor no sea más importante que los otros”.

En cualquier caso, la sexóloga Mónica Quesada opina que cuestionar las construcciones que sustentan el amor hace a las personas “más libres” y más autónomas para decidir: “Te da la sensación de que tú estás eligiendo tener o no pareja y que la tienes como tú quieres hacerlo, no encorsetada a lo que está establecido”.

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