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Los beduinos del Néguev mantienen su rechazo al plan israelí de reubicación
Los beduinos del desierto del Néguev prometen mantener su rechazo al denominado Plan Prawer-Begin orientado a reubicarlos en otros lugares y destruir más de una treintena de sus aldeas, tras unas intensas protestas que derivaron en enfrentamientos.
El Gobierno israelí aseguró hoy que seguirá adelante con la aplicación del controvertido plan, que originó el sábado manifestaciones bajo el nombre del “Día de la Ira” en Israel, Gaza y Cisjordania y cuyos afectados califican de discriminatorio porque implica el abandono de sus tierras de las que han vivido durante siglos siguiendo un estilo de vida ancestral.
“Hemos conseguido apoyo de muchos movimientos en todo el mundo, continuaremos con nuestras actividades y nuestra lucha contra este plan”, aseguró a Efe Hind Salman, una de las integrantes del Movimiento beduino de Jóvenes (Hirak A-Shabab), organizador de las movilizaciones que se saldaron con una treintena de detenidos.
Según esta joven, originaria de la ciudad beduina de Laqya, en el Néguev, el Ejecutivo debería prestar atención a las “verdaderas muestras de rechazo” expresadas durante las protestas.
“Esta iniciativa no ayudará al desarrollo de los palestinos del Néguev. Si quisieran eso, podrían tan sólo mejorar y reconocer nuestras actuales ciudades”, criticó Salman.
La comunidad beduina en este país está integrada en su mayoría por palestinos con ciudadanía israelí, y sólo en el sur se calcula que viven unos 200.000 en ciudades y aldeas, 35 de las cuales no son reconocidas y cuyo futuro, en virtud del plan, será su desaparición.
En opinión de Salman, el proyecto no favorecerá el desarrollo en estas áreas, sino “simplemente la idea de desplazar a gente y crear campos de refugiados en sus propias tierras”.
Respondía así a las declaraciones realizadas hoy por el responsable de la implementación del plan del Gobierno israelí, Doron Almog, quien afirmó que la naturaleza del proyecto radica en la necesidad de modernizar y desarrollar a la comunidad beduina del Néguev, la más pobre de Israel.
El proyecto de ley Prawer fue aprobado por el Gobierno israelí en 2011 y readaptado en 2013, en un intento de regular la situación de los beduinos que habitan en las aldeas no reconocidas de la zona.
La iniciativa es considerada por fuentes gubernamentales como parte de un proyecto más amplio, que tiene como misión impulsar el desarrollo económico y social en el área meridional del país.
Sin embargo, ha desatado duras críticas por parte de sus detractores, que advierten de que sólo servirá para desposeer a más de 40.000 beduinos de su tierra y empobrecer a una población ya de por sí desfavorecida.
Aunque parte de ellos llegaron a la zona tras la creación de Israel en 1948, muchos de los habitantes del Néguev poblaban el área desde antes del establecimiento del Estado judío y en la mayoría de los casos los tribunales no han reconocido el derecho de propiedad sobre la tierra.
“Lo que ocurre es similar a lo que ya pasó en 1948, pero ahora no hay excusas; no hay una amenaza de guerra y la comunidad beduina está integrada en el Estado israelí”, explicó Noa Levy, militante de la formación Frente por la Igualdad “Hadash”, durante una de las principales protestas en la ciudad de Hura, en el Néguev.
Además, numerosos opositores tachan el plan de “racista” al considerar que en algunos casos, como el de la aldea de Um Al-Hirán, las ciudades beduinas serán eliminadas para dar paso a la creación de nuevos núcleos de población judía.
“Todas estas iniciativas forman parte del proceso de judaización del Néguev por parte del Estado de Israel”, declaró a Efe una activista israelí identificada como Sarah en una manifestación.
Por su parte, el presidente israelí, Simón Peres, aseguró hoy en México que “ha de respetarse la ley y emplearse la diplomacia. El Gobierno no pretende causar ningún daño y las conversaciones deben mantenerse con paciencia a la vez que se respeta la ley”.
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