La lucha contra el ébola crea “necesidad desesperada de jabón” más que de curas experimentales
El brote de ébola ha creado una “necesidad desesperada” de suministro de jabón más que de sueros milagrosos en África Occidental. La lucha contra el virus requiere con urgencia “desinfectantes” o “ropa aislante”, según asegura una carta dirigida a los Gobiernos europeos por 44 expertos en salud pública que se publica en The Lancet. Habla sobre todo de pruebas diagnósticas o zonas de aislamiento o personal sanitario.
Mientras los Ejecutivos –y sociedades– occidentales se vuelcan en sus escasos casos de enfermos repatriados y la efectividad de productos todavía sin contrastar, estos expertos aseguran que la “epidemia de ébola es un problema imperativo de salud pública y muy bien podría convertirse en una crisis geopolítica”. De hecho, un informe del Centro para el Control y Prevención de Enfemedades de EEUU (CDC) ha realizado una proyección en la que se asegura que “sin intervenciones adicionales”, los casos de la enfermedad en Liberia y Sierra Leona se dispararán hasta llegar a entre 550.000 y 1,4 millones de personas en enero de 2015.
En este análisis de situación, el texto asegura que el brote está “fuera de control” debido a “meses de inacción y negligencia por parte de la comunidad internacional”. El grupo califica el estallido como “epidemia horrorosa” y solicita a los Ejecutivos que permitan a sus expertos en salud pública acudir voluntariamente (“con una paga por riesgos”) para contener la expansión. “Europa debe contribuir en consonancia con sus capacidades”, explican.
El estudio del CDC deja claro que “en las condiciones actuales, el número de casos se doblará cada 20 días”. Sobre las medidas para cortar los contagios, una vez más, este centro reitera que el brote se podría controlar si “se asegurara que el 70% de los afectados estuvieran en Unidades de Tratamiento” o, al menos, aislados en sus casas.
El acento está en los procedimientos de prevención y aislamiento, no en las curas experimentales que han copado la atención en los países occidentales donde han llegado nacionales infectados (España, EEUU, Alemania o Gran Bretaña). A este respecto, la carta en The Lancet hace referencia a que “las poblaciones afectadas” deberían ser las primeras beneficiarias de estos avances ya que “son los principales contribuidores en el descubrimiento de drogas efectivas y vacunas”. Al fin y al cabo se han convertido en el grupo de experimentación de esos sueros.
Sed de Zmapp y poca ayuda directa
A pesar de que África Occidental es un área prioritaria para los proyectos de colaboración españoles, el Ejecutivo había destinado el 11 de septiembre 660.000 euros a la lucha contra el ébola en los países afectados. Dos sacerdotes españoles (más una religiosa) han sido objeto de repatriaciones fulgurantes desde Liberia y Sierra Leona a España. Para ambos se pidió rápidamente el suero experimental ZMapp. El cura Miguel Pajares falleció a los pocos días de ingresar en el hospital madrileño Carlos III a pesar de recibir el tratamiento, y Manuel García Viejo falleció este jueves sin que se le administrara el suero. Para él no ha habido Zmapp porque las existencias están agotadas.
La carta ha sido promovida por el catedrático de la Uniersidad de Valencia José M. Martín-Moreno y está rubricada por otros 43 “médicos, académicos y profesionales de la salud” de varios países.