Los colegios se empeñan en separar a los hermanos gemelos aunque lo desaconsejen los expertos
Al miedo y a los nervios de incorporarse al colegio por primera vez y separarse de sus padres se suma para algunos en este inicio de curso escolar que les aparten de la persona con la que han compartido hasta ahora toda su vida. Los hermanos gemelos y mellizos hacen frente en España a una tendencia muy generalizada en los colegios: separarlos en clases diferentes.
“Cuando tienen tres años, estas dos 'personitas' que se han generado al tiempo y se han criado de manera conjunta desde el útero entienden que son dos personas separadas pero se complementan y se apoyan, su vínculo es muy fuerte. No aporta nada romperlo y puede resultar contraproducente”, explica la psicóloga Ainhoa Uribe. Coks Feenstra, psicóloga infantil, escritora de El Gran Libro de los Gemelos, añade que “un niño que nace con otro siente su compañía como algo natural”.
Lidia vio como sus hijas gemelas no entendieron la decisión del centro en el que les escolarizó a los tres años. “No lo comprendían, pensaban que era un castigo. De hecho había un baño común para las dos clases y cuando tenían un descaso se reunían ahí”, destaca.
El lunes las dos niñas comienzan Primaria en un nuevo colegio. Para conseguir que compartan clase, su madre y su padre han emprendido una pelea administrativa presentando ante la dirección, la Conselleria de Educación y la valedora do pobo –defensora del pueblo en Galicia– un argumentario en el que solicitan que se respete la libertad de las familias para elegir si quieren que sus hijas vayan juntas o separadas. Ante esta última ha acudido apoyada por la Confederación de AMPAS gallegas.
Esta decisión no solo se toma en Galicia. Pilar y Elisabeth residen en la Comunidad de Madrid y llevan todo el verano aportando información sobre este tema a la dirección de los centros en los que se van a incorporar a sus hijos a Infantil. Han llegado a abrir una recogida de apoyos cada una en Change.org. En estos casos, como los pequeños tienen tres años, piden a a la administración que al menos no les separen este primer curso. Feenstra explica que la idea de que la separación de hermanos de parto múltiple es beneficiosa es “un mito generalizado” no solo en España, sino también en otros países industrializados. Aquí la última palabra es de los responsables de los centros educativos.
Elisabeth explicó esta situación en las jornadas de puertas abiertas de los colegios que visitó para recabar información sobre los centros de Getafe, el municipio madrileño en el que vive. La respuesta que obtuvo en la mayoría fue parecida: que ellos los suelen separar. “Solo me encontré con un responsable que me planteó que se lo podía pensar. Así funciona esto. Sota, caballo y rey”, protesta esta madre de dos hijas gemelas de tres años.
Pilar se encontró con la misma situación. Reside en Morata de Tajuña, una localidad de Madrid donde solo hay un colegio. Así que su posibilidad de negociar la escolarización conjunta de sus dos vástagos era más reducida. “Desde el principio la directora me dijo que por su experiencia siempre habían prohibido que compartiesen aula. Le planteé que entonces nunca habían probado lo contrario, pero no hubo opción y se opuso”, reseña.
Evaluar cada caso de forma particular
Esta madre considera que la directriz a nivel general no es correcta, apuesta por analizar cada caso y que esa evaluación sea realizada por la docente que les da clase: “Lo más cómodo es que empiecen juntos y que la profesora diga si cree que funcionan juntos o no. A lo mejor no funciona y yo estoy empeñada en esto. Solo pido que lo valoren”.
Sin embargo, la directora del centro en el que ha escolarizado a sus hijos no compartía este criterio. Así lo argumentó en una carta asegurando que mantener juntos a los hermanos “hace más difícil su integración social” o “que hagan amigos”. También considera que “dificulta su independencia” y potencia un “rol de dominancia de uno sobre otro”. “La visión que tienen de uno hacia el otro es como hermano y no como compañero”, justificaba en una misiva remitida a la familia y fechada el tres de julio.
Feenstra desmiente todos estos puntos. Se remite a un estudio coordinado por el King's College de Londres en el que sus autores “demuestran que los gemelos separados a los cinco años, sufren problemas interiorizados, como ansiedad, soledad, retraimiento, retroceso en su desarrollo y tienen un menor rendimiento escolar en lectura que los que están juntos”.
La decisión depende de cada centro
Estas dos madres pensaban que conseguir la escolarización en el mismo aula iba a ser más sencilla, ya que durante el curso pasado hubo dos posicionamientos que les favorecían. Por un lado, contaban con una recomendación del Gobierno de Cristina Cifuentes dirigida a que los colegios “recaben las opiniones y preferencias de las familias en relación a la escolarización de sus hijos en el mismo o en distinto grupo”. Además, instaban a que se incrementase “la información que se ofrece a las familias” acerca de cuáles son los criterios utilizados en el centro en este tipo de casos.
Por otro, tenían el precedente de una sentencia emitida este año que daba la razón a una familia extremeña que reclamaba lo mismo que ellas y que también se encontró con la oposición del centro y la Consejería de Educación. El Juzgado de lo Contencioso Administrativo Número 1 de Mérida dejaba al margen las reglas generales y consideraba esencial “centrarse en el caso concreto de los menores”.
A la psicóloga Ainhoa Uribe tampoco le parece “conveniente la separación a los tres años”. “No parece que aporte ventajas ni mejoras significativas y, por el contrario, sí genera inseguridades y retraimiento en los niños que, en Infantil y Primaria siguen siendo muy sensibles a los cambios”, sostiene.
Tras tanta insistencia, Elisabeth ha conseguido que sus hijas vayan juntas. Pilar y Lidia están a la espera de que los colegios adopten un cambio de posicionamiento, aunque por ahora sus niños comenzarán separados el curso.
Ninguno de los tres centros mencionados en este reportaje han atendido a eldiario.es para justificar su decisión. Y los departamentos de enseñanza de Madrid y Galicia, donde se ubican, tampoco han aportado una respuesta justificando que depende del responsable de cada escuela.