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“Soy estudiante, waterpolista olímpico y gay. Y no pasa nada”

El waterpolista español Víctor Gutiérrez.

Sofía Pérez Mendoza

Víctor Gutiérrez (Madrid, 1991) lleva todo el día de entrevista en entrevista. Este estudiante de Periodismo, también considerado uno de los mejores boyas de España, se coloca esta vez al otro lado. Y no es para hablar sobre su próxima partida a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro como jugador del equipo español de waterpolo. Coge el teléfono y cuenta pausado cómo se gestiona eso de aparecer en todos los medios tras hacer pública su homosexualidad. Es el segundo deportista del país que lo ha hecho. La semana pasada fue el patinador Javier Raya. Se dice un “poco abrumado”, pero no se le nota nada.

¿Por qué decides que ahora es el momento?

Se han juntado varias cosas. Por un lado, las agresiones homófobas que se están denunciando. Por otro, la falta de referentes que seguimos teniendo los deportistas homosexuales. Estoy en un momento en el que tengo los pilares de mi vida muy bien asentados: la familia, los amigos, mi equipo... Y me he visto con la responsabilidad de dar un paso adelante y decir: este soy yo, soy estudiante, deportista, gay y no hay ningún tipo de problema. Llevaba pensando bastante tiempo en hacerlo público, pero no me veía con la madurez ni deportiva ni personal suficiente, a pesar de que nunca nadie me ha juzgado por mi condición sexual, sino por mi rendimiento. Y eso es lo que quería compartir con la gente.

¿Es más difícil vivir tu condición sexual con libertad siendo futbolista que waterpolista?

Sí, el fútbol es otra dimensión. Si eres deportista de un deporte minoritario, el foco mediático que tienes encima es menor. Si yo me tengo que enfrentar a algún tipo de comentario homófobo en un partido de waterpolo, en la piscina no hay más de 500 personas. En un campo puede haber 40.000. Es verdad que los homófobos son una minoría, pero hacen mucho ruido. Además, en el fútbol no solo hay deporte, hay negocio, otros intereses y otras cosas que no sabemos que dificultan todo esto. No obstante, quiero dejar claro que me parece igual de respetable aquel que decide no hacerlo público. Que cada uno viva su vida como quiera.

¿Que un árbitro gay haya dejado la profesión hostigado por la homofobia engorda el miedo de los deportistas homosexuales?

Su situación es muy complicada. Entiendo que la presión haya podido con él y entiendo que haya decidido terminar con su carrera. Es muy triste, pero es la realidad. También creo que su experiencia, a pesar de que es negativa, va a servir como lección. Esto no puede volver a ocurrir. También viendo estas cosas me sentía un poco en la obligación de compartir lo que me ha pasado a mí.

¿Te ha sobrepasado la reacción mediática?

Era consciente de que iba a tener bastante repercusión. El reportaje con Shangay –la revista donde habló por primera vez de su condición sexual– lo tenía cerrado desde hace un mes y justo hace una semana Javier Raya hizo pública su homosexualidad también. No es un tema de ser el primero, sino de ser uno más. Esperaba repercusión, aunque yo que no estoy acostumbrado y me abruma un poco. Pero muy contento de que la gente se implique con el tema y se preocupe. En general, todos los mensajes son de ánimo, apoyo y cariño. No me arrepiento en absoluto de la decisión que he tomado.

¿Has recibido algún mensaje negativo?

Todo lo que he leído en mis redes sociales ha sido positivo, pero es cierto que en los comentarios de algunos diarios que se han hecho eco de la noticia me han acusado de utilizar esto ahora que vienen los Juegos Olímpicos. Yo lo he hecho ahora porque así lo he sentido oportuno y no hay ningún tipo de interés más.

En tu trayectoria profesional, ¿te han dirigido comentarios homófobos?

No, de hecho el mensaje que quería compartir el de que a mí siempre me han valorado por mi rendimiento deportivo. No he sido abanderado de nada, pero tampoco me he escondido. El waterpolo es una familia muy pequeña, nos conocemos todos y convives con las mismas personas muchas horas al día. A mis compañeros de equipo sí se lo he dicho, pero al resto no. Porque no ha hecho falta, tampoco tengo que dar explicaciones. Lejos de sentir rechazo, siempre he sentido respeto y tolerancia. Siempre he hecho lo que he querido y me he movido como he querido. El mundo del deporte es homófobo, pero mi experiencia es tan positiva que me sentía en la obligación de compartirla para que se vea que al final la gente te valora por el tipo de persona que eres y no por tu condición sexual.

¿Has hablado con el seleccionador después de la entrevista?

No, con la selección no he hablado. En la entrevista que he dado no hablo de mi equipo ni de la selección, cuento mi experiencia personal con el deporte. No me he tenido que sentar con nadie porque no estoy hablando de nadie que no sea yo. Además, nunca me he sentido presionado para ocultar mi condición sexual por nadie.

¿La homofobia es menor en el deporte femenino?

Sí, es posible, porque también es menos visible. Al deporte femenino se le da menos cobertura. Si te dedicas a un deporte minoritario y eres mujer, la cobertura es nula; aparte de la infravaloración, manifiesta con sueldos más bajos, por ejemplo. En general, el mundo del deporte es muy machista, también por los roles de género asociados a los deportistas y a las deportistas.

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