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Las víctimas de acoso escolar empiezan a romper su silencio, según un estudio

Las víctimas de acoso escolar empiezan a romper su silencio.

EFE

Las víctimas de acoso escolar que acuden al teléfono gratuito de ANAR para contar lo que les pasa empiezan a romper el silencio en sus círculos. Así lo concluye el II Estudio sobre acoso escolar y 'ciberbullying', según los afectados, realizado por las fundaciones Mutua Madrileña y Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR), cuyo teléfono registró, atendió y gestionó 1.207 casos reales en 2016 (uno de cada cuatro era a través de las redes), lo que supone un 87,7 % más que en 2015.

La fundación asegura en el informe que la problemática está aflorando “cada vez más”, aunque la víctima tarda una media de 13 meses en contarlo. En 2015 solo reaccionaban los amigos y compañeros de una víctima de acoso en el 22,2 % de los casos y ahora lo hace en el 51,8 %.

El director general de la Fundación Mutua Madrileña, Lorenzo Cooklin, que ha pedido un pacto de Estado contra el acoso escolar, ha considerado que la sociedad es “más consciente” de este problema; “los niños no se han vuelto más violentos sino que hay más visibilidad de los casos”, ha aseverado.

Niños y niñas más pequeños

El estudio también incide en que los casos de acoso escolar detectados a niños de 7 años y más pequeños han aumentado, al igual que la gravedad de las agresiones y las amenazas presenciales en el entorno de las aulas. Se ha reducido, según el análisis de los casos conocidos a través del teléfono, la edad media del acosado, de 11,6 años a 10,9 años, y el número de víctimas de 7 años o menos ha aumentado desde el 8,7 % del anterior estudio al 14,25 %.

En los casos de 7 años o menos son los padres los que llaman a ANAR para denunciar y “ya no dejan pasar” que su hijo o hija llegue a casa diciendo que otros compañeros le han pegado, ha especificado el director de Programas de ANAR, Benjamín Ballesteros.

Según el estudio, en los casos de acoso físico el agresor suele ser varón (55,7 %) con una edad media de 11 años mientras que en el “ciberbullying” hay más presencia de mujeres entre los acosadores, que actúan mayoritariamente en grupo y con una edad media de 13,8 años.

Concienciación y campañas de prevención podrían estar entre la mayor reacción contra el acoso, según ANAR, cuyo teléfono recibió en 2016 un total de 52.966 llamadas relacionadas con este problema frente a las 60.408 en el periodo 2013-15.

Más amonestaciones a los acosados

ANAR ha notado que han aumentado las amonestaciones desde el colegio a acosados (del 20,7 % al 34,3 %), pudiendo tener relación con el incremento de víctimas que se enfrentaron a sus acosadores. “La controversia”, según ANAR, persiste en torno al papel que juegan los docentes, si bien se reduce el descontento entre las víctimas del 74,2 % al 53 %.

Por comunidades, Madrid, con un 27 % de casos de víctimas de acoso escolar detectadas por ANAR en 2016 y un 36,8 % de “ciberbullying”, se sitúa a la cabeza en casos atendidos; en el lado contrario Navarra, con un 0,5 y un 0,0 %, respectivamente.

Respecto al número de personas que acosaban (insultos es lo más frecuente seguido de patadas y golpes), los datos de 2016 son similares a los del informe de 2013-15 y en el 49,8 % de los casos acosaban entre 2 y 5 personas (antes 43,7 %); y actuaban solos en el 30,4 % de los casos (28 %).

Más de cinco acosadores (13 % de casos) o toda la clase (6,8 %) registran porcentajes menores. En el “ciberbullying” se producen agresiones verbales (52,1 % de casos), amenazas (22,3 %) y difusión de imágenes comprometidas (20,2 %); ha crecido la difusión de información personal de la víctima y el pirateo de las cuentas personales.

El móvil y el Whatsapp son los medios más empleados por encima del ordenador o la tableta.

La mayoría de menores víctimas provienen de familias convencionales (padres/hermanos), suponen el 82,3 % de los casos (en 2015 eran el 76,4 %); han bajado las víctimas en familias monoparentales (4,4 % de casos frente al 17,1 % de 2015); y ha crecido el porcentaje de menores acosados cuyos padres están separados o divorciados (13,3 % de casos frente al 3,6 %). El 18% de ellos necesitaron atención psicológica.

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