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Explícale a una niña que ya no tiene casa

Cartel de la película.

Violeta Aguado

Ainhoa es un cuento que, más allá de intentar dormir a los niños, trata de despertar a los adultos”. Con esta premisa Iván Sainz-Pardo pretende ilustrar el drama de los desahucios a través de la mirada de una niña en un cortometraje que rueda este agosto en Bilbao. 

La protagonista de la historia tiene 8 años y se ha ido de casa. Tan solo se ha llevado consigo su mochila del colegio y un Playmobil. Así comienza Ainhoa, un cortometraje que, según su director, “habla de los desahucios sin mostrarlos, se trata de ver lo que sucede en una familia cuando pasa algo así, es como ver el resultado de la caída de una bomba”.

Impacto para el futuro 

La mirada de Ainhoa, que observa como algo terrible les sucede a sus padres sin llegar a ser capaz de comprenderlo, refleja la realidad de los menores que viven el problema de la vivienda y cuyo sufrimiento es mucho menos visible que el de los adultos, tal y como señala el informe Emergencia habitacional y derecho a la vivienda en Cataluña.

Save the Children  señaló en 2012 que el 82% de las familias afectadas por casos de desahucio tenía niños o niñas a su cargo. Según la ONG, “vivir la experiencia de un desahucio puede tener un impacto devastador en la vida de los niños y las niñas y afectar de manera grave a sus derechos fundamentales de educación, salud y protección”.

“Donde muchos adultos solo ven una casa, una renta o una hipoteca, la mayoría de los niños solo ven un hogar. Donde la complejidad de un adulto obliga a claudicar, la inocencia infantil comienza su lucha particular. Ainhoa, para ello, abandona su hogar y emprende ella sola un viaje de adultos, se encomienda una misión en la que el mundo de los juegos, de la fantasía y de la realidad se entremezclan” relata el director en su campaña de crowfunding para recaudar la financiación con la que completar el proyecto.

Sainz-Pardo cuenta que la idea del corto nació al calor del comienzo de la crisis. El tema de los desahucios surgió bajo la perspectiva que le dio estar en un país como Alemania donde, cuenta, “el sistema del bienestar todavía funciona”.

“En Alemania si no puedes pagar la hipoteca, devuelves las llaves y ya está, pero no tienes que seguir pagando la casa como sucede en España. Es algo que aquí parece del medievo porque condena a las personas de por vida”, relata.

Para el director, el problema de los desahucios es uno de los más graves en el contexto de crisis actual: “Es muy duro mirar a tus hijos y no poder garantizarles la seguridad de un hogar, eso es lo que me interesaba contar”, añade.

Desde el momento en el que se sentó a escribir el guión hasta ahora han pasado varios años en los que el director ha intentado levantar su historia sin éxito. Finalmente, las productoras Prosopopeya, Banatu Filmak y Pixel Films apoyaron el proyecto. 

El corto como herramienta de denuncia social

“Iván es un tipo excepcional con un talento y una sensibilidad muy especiales”, dice Pepe Jordana, director de Prosopopeya Producciones. La poética del enfoque de Ainhoa es lo que llamó la atención a este productor: “El corto habla de los desahucios desde el punto de vista de los más débiles, que son los niños”.

Jordana, que ha producido piezas sobre el medio ambiente o los trastornos de la alimentación, trata de apostar siempre por las producciones con un componente de interés social. “Todos esos vídeos sobre temas sociales que circulan por las redes sociales y que animan a la gente a involucrarse son cortometrajes. El corto se ha convertido en una herramienta de denuncia social, es un formato muy válido porque la gente lo consume y lo comparte”.

Para este productor, “hay que volver a sacar a la palestra temas como el de los desahucios porque parece que se nos olvida que están ahí. Durante un tiempo ocupan las portadas de los periódicos pero en seguida sale otra cosa y parece que se ha terminado el drama. Sin embargo, para mucha gente es un drama con el que tienen que convivir día a día y durante años”. 

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