El feminismo reivindica un papel protagonista en la lucha contra la austeridad europea
“Europa será feminista o no será” es la carta de presentación de los foros dedicados al impacto de la crisis y las políticas de austeridad en las mujeres y la construcción de alternativas feministas en el marco del Plan B, celebrado este fin de semana en Madrid. La frase evoca a la que escribieron varias mujeres durante los primeros días del 15M en una pancarta, que fue arrancada y ellas abucheadas: “La revolución será feminista o no será”, rezaba. Casi cinco años después el feminismo se ha revitalizado y pelea por un papel político, mediático y social protagonista.
Una demanda lanzada durante el foro Crisis, ajustes y alternativas feministas, que ha cuestionado los mecanismos y las estrategias con las que la izquierda ha intentado enfrentar las políticas europeas de austeridad. “La idea predominante ha sido que primero debemos vencer a la austeridad y luego dedicarnos a otros asuntos como el feminismo, los derechos LGTB o el racismo”, ha explicado la activista, socióloga y miembro de la Marcha Mundial de las Mujeres, Lidia Fernándes.
Una tesis que, en su opinión, parte de la base errónea de que “la austeridad es solo un problema económico y elude la dimensión social e ideológica sobre la que se asienta”. Una ideología “heteropatriarcal y conservadora”, en palabras de la economista Amaia Pérez Orozco. La experta ha recordado que “los ajustes de la crisis están marcados por el género”, tal y como ha recordado la ONU en reiteradas veces. De ahí, sostiene, parte la necesidad de impulsar un Plan B feminista y, por ello, se ha incluido como uno de los ejes fundamentales y específicos de las jornadas.
Hacerlo así o incluir los contenidos de forma transversal ha sido algo ampliamente discutido por los organizadores del Plan B, que al final han decido también incorporar la perspectiva de género en otros de los plenarios, según Orozco. “Cualquier proceso debe contar con el movimiento feminista”, ha remarcado la activista y diputada de Podemos en la Asamblea de la Comunidad de Madrid, Beatriz Gimeno, que ha participado en el foro Feminismo, procesos constituyentes y derechos de las mujeres, otra de las mesas dedicadas al tema.
Las aportaciones del feminismo al Plan B
Pero, ¿qué tiene que aportar el feminismo a la lucha contra la austeridad? Las expertas han abordado algunos desafíos como abordar la brecha salarial, que en la Unión Europea alcanza una media del 16,4%, según datos de la Comisión Europea, la deconstrucción de los roles de género o “el reconocimiento específico de la soberanía de los cuerpos de las mujeres”, por el que ha abogado la activista de la Asamblea Feminista, Justa Montero. Pero uno de los puntos sobre los que más énfasis se ha hecho es el de la importancia de replantear las formas de organización de los cuidados y cuestionar la teoría económica imperante.
“Hay una aparente igualdad en términos de precariedad laboral entre hombres y mujeres”, ha comentado la economista y profesora de Economía Política de la Università de Módena e Reggio Emilia, Antonella Picchio. Pero “queda oculta la enorme cantidad de cuidados de los que se encargan las mujeres”. Todas las expertas analizan el tema más allá de las grandes cifras macroeconómicas y coinciden en que es el trabajo reproductivo y de sostenibilidad de la vida, “absolutamente invisibilizado”, lo que constituye “la verdadera economía”.
Una aportación, opina Orozco, que “son los feminismos los que la han puesto encima de la mesa”. No tener en cuenta esta perspectiva, afirman, “deriva en la reproducción de situaciones de exclusión y las desigualdades”. La apuesta pasa por, en definitiva y en palabras de la economista “colocar los cuidados en el centro de la vida” y “empezar a darnos cuenta de que existe un conflicto directo entre el capital y lo que necesitamos para vivir”, ha apuntado Picchio, “porque el trabajo productivo, el que miden las grandes cifras, depende absolutamente de la dimensión reproductiva, que se ha quedado relegada a los hogares”.
Tal y como han planteado sus intervenciones, el Plan B feminista se articula en torno a algunas ideas para solucionar los problemas a corto plazo, pero también para sentar las bases de un cambio profundo. “Una ruptura radical con el modelo social, económico y político heteropatriarcal”, sintetiza Gimeno. En opinión de Fernándes, las políticas de austeridad “necesitan de la ideología patriarcal para llevarse a cabo”.
La socióloga se refiere, entre otras cosas, al proceso privatizador de los últimos años, que contribuye a “enquistar los cuidados en los hogares”. Por eso, el Plan B feminista reivindica la recuperación de los servicios públicos, garantizar ingresos mínimos para todas las personas o llevar a cabo una reorganización del trabajo. “Debemos plantearnos qué trabajos son socialmente necesarios y acabar con la división del trabajo propia de las sociedades patriarcales”, ha explicado Montero.