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Los gerontólogos avisan que también hay ancianos acompañados que se sienten solos
Los gerontólogos han pedido cambiar el abordaje y la visión que se tiene de la soledad en la vejez porque es un fenómeno de gran complejidad que oculta dimensiones sociales, psicológicas, económicas y de salud, y han alertado que también hay ancianos que viven acompañados pero se sienten solos.
La Fundación Edad&Vida ha organizado hoy en Barcelona un encuentro con expertos para tratar sobre la soledad en las personas mayores, su percepción social, sus efectos sobre la salud y las posibles formas de afrontarla, tras constatar que cada año aumenta el número de mayores que viven solos.
“El concepto de soledad se tendría que complejizar, abordarla desde una perspectiva más innovadora, integrada en todos los aspectos de la vida, y que recale en los motivos por los que las personas se sienten solas”, ha dicho el psicólogo y gerontólogo José Javier Yanguas, miembro de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.
Yanguas ha destacado que la soledad no tiene nada que ver con la edad, con la raza o con el aislamiento social, y ha afirmado que “el sentimiento de sentirse solo no tiene por qué siempre ser negativo, sino que hay personas que lo encaran como una oportunidad de autorreflexión e incluso de aislamiento voluntario”.
Sin embargo, ha reconocido que en los últimos años se ha producido un aumento de los hogares unipersonales en España, provocado por el aumento de la esperanza de vida, situada ya en 89 años, y por el cambio del modelo familiar, lo que favorece que las personas mayores se sientan en soledad.
Según la INE, el 25 % de la población española vive sola en casa (4.584.200 hogares), y el 42 % de este grupo está formado por personas mayores de 65 años, de las que el 73 % son mujeres (1.356.300 hogares). El 40,9 % de las mujeres mayores de 85 años viven solas.
No obstante, Yanguas ha destacado que “ni todos los que viven solos se sienten solos, ni todos los que viven en compañía se sienten acompañados”, ya que, según este experto, hay muchos otros factores que inciden en la soledad, como la baja autoestima, sentirse incomprendido o una falta de vínculo emocional producido por la muerte de un allegado.
Yanguas ha explicado que la soledad se produce normalmente “en una doble vertiente cognitiva y psicológica, la mayor parte de las veces relacionada con la diferencia entre lo que deseamos tener y lo que tenemos”.
La directora del Departamento de Gente Mayor de “La Caixa”, Cristina Segura, ha opinado que no basta con facilitar a la gente mayor la mejor asistencia médica, “sino que hay que hablar con ellos para entender cómo podemos ayudarles a mejorar la calidad de su envejecimiento, que es la mejor protección que se les puede dar”.
Segura ha coincidido en que “estar solo no es sentirse solo”, ya que la soledad “afecta a la calidad de vida de la persona, sea anciana o no”, mientras que estar solo “es un fenómeno natural con el que nos encontraremos en algún momento de la vida”.
Según Segura, esta soledad también se da en el entorno residencial de las personas mayores, que tienen que dejar su hogar para ingresar en geriátricos, o bien porque nadie puede hacerse cargo de ellos o porque las condiciones en el hogar no son las adecuadas.
Por eso, el gerente del departamento de Bienestar Social de la Diputación de Barcelona, Josep Muñoz, ha insistido en la necesidad de mejorar las condiciones del hogar adaptado a personas mayores, “para que vivan en casa el mayor tiempo posible” y conseguir así “un envejecimiento activo”.
Muñoz ha asegurado que conseguir que las personas mayores participen en actividades y se relacionen entre ellas es lo que favorecerá un mayor grado de inclusión del colectivo de ancianos que viven solos, el 34 % de los cuales son mayores de 85 años.
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