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Javier, el pastor de 20 años que lleva su rebaño de cabras a la universidad

Javier de los Nietos pastorea su rebaño de cabras por el monte de Madrid.

David Romero

Madrid —

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Javier de los Nietos tiene 20 años, es estudiante de Psicología y pastor. En las aulas de la Universidad Autónoma lleva tres años. Lo de las cabras es más reciente: apenas un año y medio. Su padre –tocayo y alcalde de El Boalo, un pueblo de la Comunidad de Madrid– se lo propuso después de que la pandemia, las clases online y compaginar los estudios con un trabajo en la ciudad hicieran estragos en el ánimo de Javier. Así que cuando un compañero de Jesús Garzón, presidente de la asociación que cada año organiza la Fiesta de la Trashumancia, necesitó dar salida a más de cien cabras mestizas, Javier no dudó en dar el salto a las vías pecuarias. “Dijimos: adelante con ellas”, recuerda.

El rebaño tiene exactamente 104 cabras, que tendrán su minuto de fama en el cuarto capítulo de Apagón, la nueva serie de Movistar +. Este fue, según cuenta, el único beneficio económico –ayudas aparte– que obtuvo de su actividad ganadera desde que comenzó. En el rebaño son todas hembras. Los 20 machos que tiene están en Ávila, y permanecerán allí hasta abril, “en un proyecto de ganadería sostenible, de educación y de limpieza de los terrenos para evitar incendios”.

Comen desechos de la cerveza

La sostenibilidad es el eje que articula la actividad de este joven pastor. Un ejemplo de ello es el alimento que recibe su ganado: bagazo o cebadilla, una pasta húmeda que resulta de la elaboración de la cerveza. De esta forma disminuye el impacto ambiental dando una segunda vida a los residuos y logra ahorrar el servicio de recogida de desechos a la cervecería. Así sus cabras se benefician de un producto rico en proteínas y gratuito. Pero no es lo único de lo que se alimentan.

Desde el pasado domingo 25 de septiembre y hasta el 11 de octubre, Javier de los Nietos está con sus animales en la Universidad Autónoma de Madrid, colaborando en el proyecto de renaturalización del campus. Durante este período, tal y como ocurre en sus períodos de trashumancia, las cabras se alimentan de los pastizales que encuentran en su paso. 

Esta iniciativa tiene como objetivo reiniciar procesos ecológicos en entornos abandonados del complejo universitario, unos terrenos “que no se han tenido en cuenta en su gestión, a los que se les ha dejado asilvestrarse y que, por esa razón, tienen pastos embastecidos, pero con una diversidad interesante que puede mejorar muchísimo”, comenta César López, doctor en Ciencias Biológicas especialista en socioecosistemas y director de la Oficina de Sostenibilidad, organizadora del programa.

Las nuevas líneas de mejora del proceso incluyen, a corto plazo, la creación de infraestructuras –como vallado, un aprisco (lugar cercado donde se recoge el ganado por la noche), abrevaderos o comederos–, además de un proyecto de compostaje centrado en los residuos orgánicos de las cafeterías, que incluiría la formación de personas para colaborar en él. De cara al futuro, los planes incluyen la construcción de una charca y la recuperación de un riachuelo con el agua procedente de una depuradora. “Dependerá de cómo se vayan involucrando los estamentos de la comunidad”, añade López.

Universidad silvestre

Desde los años 80 ha habido más propuestas de 'resilvestración' en esta universidad. Ha habido intentos de introducir la herbivoría a través del pastoreo, “algo que ha sido clave en el entorno rural de Madrid y España y se está perdiendo”, advierte el director de la Oficina de Sostenibilidad.

En la iniciativa también participa Life Cañadas, perteneciente a los programas LIFE de la Unión Europea, iniciado en 2019 y coordinado por Violeta Hevia y Francisco Martín Azcárate. Cuenta con la UAM como socio principal, junto con SEO-BirdLife, la Asociación Campo Adentro y las comunidades de Madrid y Castilla-La Mancha. Su actividad se centra en estas dos últimas regiones con “actuaciones típicas de restauración ecológica”, explica Martín Azcárate, profesor del Departamento de Ecología de la UAM.

“Descompactamos el suelo, bloqueamos el paso de vehículos y luego llevamos al ganado para que pase allí la noche –lo que se llama un majadeo–, abone el suelo, lleve semillas de plantas herbáceas y, con el paso del tiempo, repitiendo el proceso con cierta intensidad, conseguimos que se recupere un ecosistema de pastizal rico en especies, con suelos en buen estado, con fauna edáfica… en general, condiciones ecológicas muy buenas”, detalla.

Trashumancia contra incendios

El uso de la trashumancia juega también un papel clave para prevenir incendios. El rol que desempeña el ganado doméstico –cabras y ovejas, principalmente– es importante porque reduce, a la vez que controla, la cantidad de biomasa –materia orgánica– de un ecosistema.  

Martín Azcárate recalca el control que ejercen los herbívoros porque “puede llevar a una gestión muy inadecuada, al extremo de eliminar casi por completo la biomasa y dejar muy poquitos arbolitos sueltos. Tiene que haber biomasa, porque es la estructura en la que se aloja la biodiversidad”. La eliminación de materia orgánica no es la solución, sino gestionarla correctamente. Además, la trashumancia, afirma, permite que el ecosistema descanse durante períodos del año, lo que conlleva una regeneración de encinas y otras especies.

Es en este modelo de ganadería como herramienta de gestión donde Javier enmarca su actividad. Entre los consejos que da a aquellos que decidan empezar en el mundo de la ganadería, recalca las ganas, la curiosidad autodidacta y la paciencia para las gestiones administrativas (controles sanitarios, contacto con veterinarios, hacer guías, estar pendiente de ayudas ofrecidas por la Unión Europea…). “Tienes que estar siempre atento tanto a la muerte como a la vida, o a cualquier perjuicio que pueda ocurrir. Cada día es un día nuevo, porque son las mismas cabras, pero en un contexto totalmente abierto y libre”.

Su idea, como estudiante de Psicología en el último tramo de la carrera, es lograr montar un campamento de educación sostenible, en el que pueda aplicar lo aprendido en la universidad y en el curso de monitor. De las aulas al rebaño, y vuelta: “Eso sería lo ideal”.

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