Poemas para “el arresto domiciliario del paro”
Os marcháis a trabajar y aquí nos quedamos nosotros bajo el arresto domiciliario del paro.
El café es amargo en Europa.
Cuando lo hay.
Y la cama sin hacer una metáfora de la vida
(Desayuno con diamantes, de Almudena Guzmán)
La idea es utilizar la palabra como arma ante el recorte de derechos y libertades. Y de ahí que las páginas del libro estén llenas de rabiosa actualidad. Despidos, desahucios, “Expañas” (por la España que fue y ya no es), el no futuro de los jóvenes y de los que no lo son, el paro, las dificultades de las que son madres con recortes y de las que no pueden serlo por esa misma tijera que asfixia y quita la vida son los temas que sostienen esta propuesta. Hay muchos estilos, tantos como autores, 229, y por eso cabe casi de todo: hasta instrucciones para acudir a una huelga general…
La historia del este volumen, en cuya elaboración han participado de forma desinteresada los más premiados poetas españoles (Caballero Bonald, Félix Grande, Antonio Gamoneda, Francisca Aguirre), junto con nuevos e inéditos nombres, surgió a partir de un llamamiento de Bartleby Editores para que los escritores se rebelaran contra los tiempos que corren. “Estábamos hartos de estadísticas; queríamos enlazar con lo que nos toca a todos, con el sentimiento; y de ahí que surgiera la idea de una antología de poetas. Lanzamos la idea en octubre de 2012. La única premisa era que los textos no pasaran de las dos páginas. Recibimos más de 500 poemas que hemos filtrado con criterio de publicar lo mejor”, señala Manuel Rico, responsable de poesía de la editorial.
Si las mujeres se plantaran
el amor se serviría en las rifas
en el todo a cien, en las rebajas
la empatía caducaría antes de tiempo
y los enfermos se morirían de soledad
primero
y luego de desesperanza.
Si las mujeres se plantaran
y hubiera un año entero de barbecho
crecerían sin duda
nuevas mujeres
para que el mundo
continuara
(Porque hay valores que llevan toda la vida en crisis..., de María Monjas)
¿Y por qué la poesía y por qué este libro? “Porque los poetas puedan dar señal de unas convicciones que descalifican moral y socialmente al capitalismo con solo reunirse precisamente para significar su acusación, su protesta y su identificación con los despojados (...). La poesía no puede modificar directamente la praxis financiera, pero su fuerza emocional y sensible sí puede intensificar las conciencias, propiciar la adopción de un pensamiento operativo”, explica Gamoneda en el prólogo del libro.
En En legítima defensa. Poetas en tiempos de crisis están todos los estilos, desde el realismo más directo hasta las formas más experimentales, pasando por el surrealismo o el expresionismo. Vale jugar con el lenguaje, como hace Félix Grande, recientemente fallecido, cuyo poema aparece a título póstumo para señalar a los ludópatas sin fronteras de la troika. Son “wallstreetmente rateros, goldmansachsmente rapaces, bundesbankmente voraces, lehmanbrothermente fieros… bravos bandoleros”, acusa el poeta.
Camino entre los restos de lo que fue mi hogar como entre las ruinas de una ciudad bombardeada.
Los edificios, como niños violados, muestran pudorosos interiores reductos:
en las paredes estampadas sobre colchones de crochet los crucifijos cuelgan boca abajo.
(Desalojo, de Begoña Casáñez Clemente)
En los cientos de registros recopilados en este volumen también se publica un poema visual de Gsús Bonilla, que brama entre dibujos y letras “que en el agua estancada ya no hay peces dorados…”; o un manual del material antidisturbios de la policía (con su kit de escudo y casco, grilletes, pistola eléctrica, fusil de asalto y demás…) “para comerse mejor” al manifestante.
Los textos son inéditos en un 95% y hay una gran participación de mujeres (72), señalan desde la editorial. Bartleby Editores ha contado con la colaboración de la Fundación Vallecas Todo Cultura. Ambas entidades han creado un fondo con el diez por ciento de la primera edición del libro para facilitar ejemplares a los poetas desempleados que participan en esta iniciativa. Su precio de venta al público en librerías es de 13 euros.
Miguel Ángel se ha suicidado en Granada. En la Chana, un barrio pobre de las afueras. Los agentes que iban a proceder al desalojo preguntaron por él cuando aún colgaba de una soga en el patinillo de la casa donde había vivido. Las redes sociales no han parado desde entonces en su incendio de ceniza y nieve. Se ahorcó desolado, pensando que nadie podía ayudarlo. Hay más de medio millón de familias en lista de espera. Parar los desahucios, pararlos como sea; he dicho como sea. No sé si es importante, pero era amigo y vecino, y se llamaba realmente José Miguel. No podemos evitar, tal como están las cosas, un grito de rebelión extrema: o ellos o nosotros. El rey dice que la política del Gobierno rinde ya sus frutos. “Extraños frutos”, cantó desgarrada Billie Holiday ante los árboles miniados de negros ahorcados. Es duro ser negro. ¿Lo ha sido alguna vez? Yo lo fui una vez, cuando era pobre. Aunque se llamaba José Miguel, todo el mundo lo conocían en el barrio como Domingo, su primer apellido. Nada más que añadir. Twitter off.
(Desahucidio, de Felipe Alcaraz)