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Madrid tiene que repartir a domicilio comida para más de 1.600 niños con riesgo de malnutrición

La Comunidad de Madrid decidió no abrir los comedores sociales en verano. \ Efe

Laura Olías

En la ciudad de Madrid, 1.632 niños han precisado de un menú social para cubrir sus necesidades de alimentación este verano. Un menú diario que reciben en sus casas las familias con más necesidad.

Una situación que, a la luz de las cifras, padecen centenares de familias a pesar de que el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, rechazara en junio la petición del PSOE e Izquierda Unida de mantener abiertos los comedores de los colegios durante el verano.La propuesta debía llegar a los hogares que no son capaces de garantizar una dieta suficiente para sus hijos.

La fórmula ideada por el Ayuntamiento de Madrid de Ana Botella ha llegado al 77,7% de los 2.100 menores para los que se proyecto el servicio en una primera estimación municipal. Unas cifras que trasladan la necesidad que viven muchas familias solo en Madrid, donde los comedores escolares se han cerrado durante el periodo de vacaciones estivales. La solicitud de mantenerlos operativos surgió por la recomendación de la Defensora del Pueblo para garantizar una alimentación adecuada a los menores que viven en riesgo de pobreza y exclusión social en España, que superan los 2,5 millones según las cifras de Eurostat.

En su negativa, Ignacio González aseguró en el Parlamento autonómico que “en nuestra región, gracias a dios, no hay un problema de desnutrición”. La declaración del presidente de la Comunidad reducía así el problema de la pobreza infantil a la desnutrición, es decir, la falta de nutrientes. Sin embargo, en España la alarma se centra sobre todo en la malnutrición, que consiste en “una alimentación desequilibrada, por defecto o por exceso”, según la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria.

En otras comunidades autónomas, varios gobiernos del Partido Popular rechazaron la petición de la Defensora del Pueblo porque asistir a los colegios podía “estigmatizar” a los menores. La alternativa de Ana Botella, anunciada pocas semanas después de la intervención de Ignacio González, consistía el envío de la ayuda a la puerta de los beneficiarios, a modo de complemento para cuando los servicios sociales detectan necesidades que no se cubren con otros recursos sociales ya en marcha.

Crece el número de menores que lo precisan

El anuncio de la alcaldesa prometía las ayudas “de manera inmediata”, pero han llegado de manera intermitente a lo largo de julio y continúan incrementándose en agosto. La fecha exacta del comienzo del reparto “no se puede saber”, aseguran en el Ayuntamiento, porque cada distrito ha ido autorizándolos “poco a poco”.

El apoyo extra es necesario para, al menos, esos 1.632 menores, según el último recuento del pasado jueves. Aunque la cifra cambia por días. El miércoles era de cien menos (1.502), “porque el número se está ajustando con el final de los campamentos urbanos que hasta el momento satisfacían estas necesidades”, explica un portavoz del Consistorio.

La aprobación de la ayuda le corresponde a los servicios sociales de los 21 distritos de la capital, que cuentan cada uno con un presupuesto fijo de 18.000 euros para cada zona. Las zonas con más menores beneficiarios son Centro y Carabanchel. Según fuentes del Ayuntamiento, “no ha sido necesario aumentar las partidas”.

Las bandejas de alimentos, “con el aporte calórico diario que necesita un niño”, son suminitradas por la empresa Ucalsa, que también reparte comidas a domicilio a mayores. “Los distritos tenían que pedir un mínimo de tres precupuestos y se han decidido por esta empresa por su experiencia en el terreno”, afirman en el Consistorio.

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