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Los niños también comen en verano, pero solo Andalucía, Valencia y Canarias abren los comedores escolares

Medio millón de niños tiene una beca de comedor en invierno. ¿Por qué en verano no?

Daniel Sánchez Caballero

“Es como si el 20 de junio se les acabaran los derechos a los niños”. Pepa Domingo, coordinadora del programa de becas de comedor de la ONG Educo tira de razonamiento lógico para explicar por qué no entiende que los comedores escolares cierren en verano. “El colegio es un espacio de protección para los menores. Hay unos adultos que los ven y saben cómo están. Se les da una comida. Pero este espacio, este derecho, desaparece cuando acaba el curso”, expone incrédula.

Efectivamente, a día de hoy solo tres comunidades autónomas garantizan que abrirán sus comedores escolares durante el verano para atender a los niños más necesitados (y a todo aquel que lo pida). La situación ha involucionado desde el pasado año, cuando seis regiones, además de Ceuta y Melilla, lo hicieron. Y eso a pesar de que la defensora del Pueblo, Soledad Becerril, ha pedido por segundo verano consecutivo que se abran estos espacios. “Garantizar esa adecuada alimentación infantil debe ser una prioridad para todos los poderes públicos y en ese esfuerzo deben comprometerse el conjunto de las administraciones”, expresó Becerril, consciente de que los niños también comen en verano. Pues ha tenido menos éxito todavía. El año pasado la defensora consiguió 17 millones de euros para este fin. Este, ni rastro.

Pero a la espera de que se acaben de formar los parlamentos regionales y, quizá, nuevos presidentes accedan a los cargos y cambien las políticas —está por ver si llegan a tiempo—, solo Andalucía, Valencia y Canarias han anunciado que mantendrán estos programas. El pasado verano lo hicieron también Extremadura, Aragón y Cataluña.

El caso de Patricia

“Si una familia durante el curso escolar estaba necesitando una beca escolar, en verano lo más posible es que también la necesite”, opina Domingo. Patricia, madre de tres niños que subsiste con los 560 euros que ingresa su marido por su empleo de barrendero, lo corrobora. No llegan. En invierno es algo más llevadero porque tienen una beca de comedor para el colegio. Pero, hasta ahora, Patricia no ha disfrutado nunca de una beca de comedor en verano. Y en verano también se come. “Esos meses nos las ingeniamos comiendo menos mi marido y yo para dárselo a los niños”, cuenta. Este año va a disfrutar de una beca de Educo que permitirá a sus hijos disfrutar de al menos una comida sólida al día. “A veces no tenemos para todas las comidas del día”, explica. “Las meriendas nos las saltamos, salimos a la calle para que los niños se distraigan”, relata.

Un informe de Educo a partir de datos del INE expone que, como los hijos de Patricia, en España hay aproximadamente dos millones el número de niños en riesgo de pobreza, con Andalucía muy a la cabeza (646.800 menores bajo esta amenaza). Son uno de cada tres niños. Según esta misma ONG, alrededor de 500.000 niños disfrutan de algún tipo de beca de comedor de las administraciones durante el curso regular, entre otoño y primavera. Para muchos de ellos es la única comida completa del día, cuentan algunos directores de centro. Pero estas mismas administraciones (la mayoría, al menos) deben pensar que en verano este medio millón de menores resuelve su situación de pobreza por arte de magia porque dejan de ofrecer el servicio.

Quizá no todo ese medio millón de menores viva en situación de pobreza. Pero en algunas comunidades autónomas hay que tener muy pocos ingresos para acceder a una beca de comedor. Por ejemplo, en Aragón una familia que sume ingresos superiores a los 550 euros mensuales no tiene derecho a solicitarla. Patricia, que vive en Vallecas (Madrid), es consciente de que siendo su situación mala, “hay gente que está peor”. Gente que “por el qué dirán muchas se veces se calla y se guarda que necesita ayuda”, hecho que a lo único que conduce es a agravar el problema.

Estigmatizan a los niños

Alegan habitualmente las regiones que no abren los comedores en verano que hacerlo, tener a los niños haciendo cola para comer, supondría estigmatizar a las familias que los necesitan. Este es el argumentario de Galicia o La Rioja, por ejemplo. Así que mejor no les ofrecen nada, lamenta Jesús Salido, presidente de CEAPA, la confederación nacional de AMPAS. Y eso las que reconocen el problema, porque la otra salida habitual es negarlo, añade Salido. En Madrid el presidente regional, Ignacio González, ha llegado a afirmar que más bien hay un problema de obesidad. En Aragón se instauró un sistema para pedir becas, pero dieron tan poco plazo a las familias y les plantearon tantas trabas que la demanda fue muy escasa, lo que sirvió al Gobierno regional para relativizar el problema, relata Salido.

En cualquier caso, lo que reivindican las organizaciones que trabajan en estos ámbitos no es que se abra el comedor solo. “Lo que nosotros promovemos es dar becas de comedor a campamentos urbanos o con pernoctación fuera”, explica Domingo, de Educa. Esta ONG va a dar becas para que se repartan 120.000 comidas este verano por toda España. “Nuestra propuesta son actividades lúdicas, de ocio, relacionales, en las que los niños hacen una actividad por la mañana y luego van a comer. Y habrá 40 niños, 15 con becas y 25 sin, y nadie sabrá cuál es cuál”, concluye Domingo.

Desde CEAPA coinciden en el enfoque, y ponen de ejemplo el caso canario. Allí las actividades de verano van ligadas a campamentos de inglés. Y luego los niños comen en el centro. Algo similar ocurre en Cataluña con los casals, las colonias de verano, de gran tradición en la comunidad.

Son casi las únicas que lo hacen a nivel de comunidad autónoma. En Galicia, una de las que rehúsan abrir los comedores para no estigmatizar, la Xunta otorga ayudas a familias en situación de vulnerabilidad a través de un convenio con los Bancos de Alimentos. En Castilla La Mancha, que con una tasa de pobreza infantil del 40,8% es la región española con mayor incidencia, el anterior gobierno, de María Dolores de Cospedal, dejó en manos de los Ayuntamientos decidir si abrían los comedores o no. La situación podría cambiar si el PSOE accede al poder, según fuentes del partido, que no descartan abrir los comedores “dependiendo de la fecha del debate de investidura, es que nos podemos ir hasta julio”, explica un portavoz. En Extremadura, el presidente (posiblemente saliente), José Antonio Monago, prometió en campaña que abriría los comedores en verano pero se marcha con una orden que impide que abran en junio y septiembre pese a que todavía hay clases. En Castilla y León, la Junta opta por detectar a partir del sistema educativo los niños con necesidades y afrontarlo familia a familia en vez de abrir los comedores.

La posibilidad de que abran o no los comedores queda en muchos casos en manos de los ayuntamientos. En los dos más grandes, Madrid y Barcelona, el cambio de mayorías puede llevar a una apertura de los comedores en ambas ciudades, toda vez que Manuel Carmena y Ada Colau se han comprometido a abrirlos. Carmena ha hablado incluso de que los niños se lleven un tupper a casa con la cena. Y Colau plantea retirar la subvención al Gran Premio de Fórmula 1 que organiza Barcelona para dedicar esos cuatro millones de euros a los comedores.

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