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Una investigación abre la puerta a que las parejas homosexuales tengan sus propios hijos biológicos

Fecundación artificial.

Laura Galaup

Científicos de la Universidad de Cambridge han descubierto que se pueden crear células de óvulos y de espermatozoides a partir de células de la piel. Un avance que si prospera permitirá a parejas homosexuales o con problemas de fertilidad tener hijos biológicos. Los investigadores al cargo calculan que, en dos años, este proyecto se podría traducirse en los primeros vástagos nacidos con este procedimiento.

“En este trabajo la novedad que hay es que se consiguen hacer células madres germinales humanas. Algo que solo se había logrado en ratones”, explica Agustín Zapata, Catedrático de Biología Celular de la Universidad Complutense. “A partir de estas células se pueden obtener espermatozoides u óvulos funcionales y eso se puede aplicar a personas que tienen problemas de reproducción. Alguien que no tiene espermatozoides, a partir de este método podría conseguir tenerlos, y con una inseminación in vitro podría tener un bebé”.

Los investigadores del estudio financiado por la Fundación Wellcome Trust, desarrollado en Cambridge y que cuenta con el apoyo del Instituto israelí de Ciencias Weizmann, han declarado a The Sunday Times que este primer paso del proyecto era el más importante. “Hemos demostrado que se pueden crear esas células tempranas en un laboratorio”, explica Amin Surani, director del proyecto y Catedrático de Fisiología y Reproducción de la universidad británica.

Un avance novedoso, al que suman otro progreso ya que también han conseguido que en esas nuevas células madre creadas se corrijan los problemas que provoca el paso de los años. “Hemos descubierto que en estas nuevas células desaparecen las alteraciones que se producen cuando los tejidos van madurando”, continúa señalando en el diario británico el líder del proyecto, que también participó en la investigación que dio lugar al nacimiento de Louise Brown en 1978, el primer bebé probeta del mundo.

Los expertos consideran que el avance conseguido por el equipo de Surani es un éxito, aunque señalan que el plazo que aportan desde la Universidad de Cambridge es orientativo. Por un lado, Joaquín de Juan Herrero, Catedrático de Biología Molecular de la Universidad de Alicante, indica que ese periodo de dos años se puede alterar ya que la implantación de esta investigación no depende solo de factores científicos: “Los condicionamientos éticos de cada país son los primeros elementos a tener en cuenta. También depende de que los experimentos vayan bien. De hecho, este se podría realizar ya, el problema es poner a punto las técnicas porque no se conocen las consecuencias de producir un embrión con estas células nuevas”.

Ese es uno de los reparos que se encuentra el equipo de Surani, antes de comenzar a desarrollar esta nueva forma de reproducción deben de confirmar que las células fabricadas no tienen alteraciones porque entonces se generarían embriones sin viabilidad o con malformaciones.

Por otro lado, desde el Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona piden prudencia. Su directora, María Casado, señala que este proyecto se encuentra en una fase inicial: “Falta mucho para que esté disponible en la reproducción asistida”, asegura, y cree que no hay que dar por hecho su implantación ya que puede crear “falsas expectativas” entre la población beneficiaria.

Otra de las interpretaciones de este estudio que hay que tener en cuenta, según Agustín Zapata, es que no se precisa que los donantes de células sean dos personas diferentes. Si el proyecto sale adelante se podrían generar embriones utilizando tejido de una sola persona: “Con una célula de mi piel yo puedo hacer espermatozoides míos y óvulos míos. Si esos óvulos y esos espermatozoides fertilizan in vitro y se colocan dentro de una madre de alquiler, yo tendría un hijo producto de mi única actividad reproductiva”.

Implicaciones éticas

Tanto esta interpretación como el resto de resultados que se extraen de esta investigación conllevan problemas éticos. Incluso los científicos que han desarrollado este avance han dejado claro que esos conflictos han estado presentes durante la investigación. “No estoy a favor de crear bebés probeta por las implicaciones sociales y éticas (...) hay que reflexionar sobre este tema. Pero estoy seguro de que [el proyecto] va a salir adelante y va a ser muy importante para las personas que han perdido su fertilidad por una enfermedad”, ha explicado al periódico anglosajón Jacob Hanna, coordinador del equipo israelí que participa en la investigación.

Si en España se pretendiese realizar esta investigación habría que pedir permiso a la Comisión de garantías para la donación y utilización de células y tejidos humanos, según prevé la Ley de Investigación Biomédica. Uno de los promotores de esta legislación, Agustín Zapata, considera que la respuesta “sería positiva”.

Así un equipo de científicos podría crear óvulos y espermatozoides a partir de células de la piel. Diferente, según continúa indicando el Catedrático de Biología Celular de la Complutense, sería la respuesta para generar embriones a partir de esos óvulos y espermatozoides manipulados. En ese caso la aprobación correría a cargo del Comité de Reproducción Humana Asistida. “Se reúnen para decidir sobre lo que se ha denominado bebés medicamentos, utilizar células del cordón umbilical de un hermano para tratar a otro hermano que tiene un defecto que es irreversible”, explica el profesor que considera que sería difícil conseguir el apoyo de este organismo para implantar este tipo de reproducción asistida en España.

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