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Una revista del CSIC cuestiona que exista discriminación por género en la ciencia

Una investigadora en el laboratorio. Imagen de archivo.

Sofía Pérez Mendoza

La revista Arbor, sostenida con fondos públicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha publicado un número que califica como “tópicos reiterados ad nauseam” la discriminación de las mujeres, los “techos de cristal” y el “efecto tijera” en la ciencia.

El monográfico, titulado ¿Hay mujeres más allá del feminismo? De la lucha por la igualdad de género al tranhumanismo/posthumanismo, emplea términos como “ideología de género” –lenguaje habitualmente utilizado por los círculos más reaccionarios de la Iglesia– y pregunta, sin un método científico claro, a cinco expertas del CSIC si han tenido experiencias de discriminación laboral para debatir si es necesario que sigan existiendo asociaciones que reivindiquen la igualdad entre mujeres y hombres en el ámbito científico.

El Libro Blanco: Situación de las Mujeres en la Ciencia Española, un estudio realizado en 2010 por el extinto Ministerio de Ciencia e Innovación, concluye que en igualdad de condiciones los investigadores tienen 2,5 veces más posibilidades de conseguir un ascenso que las mujeres. Los datos del informe Científicas en Cifras (2013) confirman esta misma realidad: un sistema educativo como el español que produce un 58,3% de graduadas frente a un 41,7% de hombres consolida en la carrera investigadora a un 19,7% de científicas frente a un 80,3% de científicos (fenómeno conocido como “efecto tijera”).

Arbor es una publicación bimensual fundada en 1944 y una de las pocas revistas de ciencias sociales en castellano que está indexada. Es decir, incluida en listados de consulta internacional como Web of Science (Thompson-ISI) y SCOPUS por su alta calidad y su elevado factor de impacto.

“El feminismo, en el marco de lo inútil”

El número en concreto, que no solo habla del papel de las mujeres en la ciencia, se compone de 11 artículos y está coordinado por María Caballero Wangüemert, catedrática de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Sevilla. En las páginas se suceden planteamientos que “desconfiguran el mensaje feminista y su presentación ante la opinión pública bajo el paraguas de la guerra de sexos”, denuncia en una carta, que se ha hecho pública y que pide la retirada del número, un grupo de científicas y científicos del CSIC descontentos con el enfoque.

“¿Hay alternativas? ¿Tal vez construir un mundo de y para mujeres? ¿Hay mujeres más allá de tantos feminismos? ¿Y qué papel deberían jugar los varones en el siglo XXI? La discusión está sobre el tapete... ¿No será que en la sociedad liberal, altamente competitiva, la cuestión debería plantearse de otro modo? Ya no tiene sentido, a pesar de su diversidad enfrentar hombres y mujeres en una actitud maniquea cada vez más superada”, escribe Caballero Wangüemert en el artículo de presentación de un monográfico que el grupo denunciante califica como “doctrinal e ideológico”. “Las colaboradoras presentan la igualdad de género como algo ya superado y por tanto ubican al feminismo en el marco de lo inútil”, continúa la misiva de queja.

Para hacer tales afirmaciones, los investigadores e investigadoras se apoyan, entre otras cuestiones, en el descrédito de científicas feministas como Alicia Puleo, cuya postura se describe como “peligrosa e involucionista” y en las citas habituales “a los papas de la iglesia católica en calidad de expertos en feminismo y ecología, los documentos de la congregación para la doctrina de la fe y los escritos de Escrivá de Balaguer”.

También inciden en el artículo titulado 'Mujeres de ciencia: el caso del Consejo Superior de Investigaciones Científicas', escrito por la coordinadora del monográfico, que introduce el debate de los techos de cristal y expone diversas posturas para concluir que “los argumentos están claros, pero no sé hasta qué punto convencerían a mujeres celosas de su capacidad científica que se sienten en paridad sin que nadie las superproteja como disminuidas psíquicas o especies a extinguir”. El mismo paper culpa al “abandono femenino” por el “peso de la vida cotidiana” de que se perpetúe el “efecto tijera”: “por insatisfacción, porque la mujer tiene otros horizontes, porque no le compensa el estrés...”.

Piden la retirada del monográfico

La Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas remitió el viernes una carta de queja al presidente del CSIC, Emilio Lora-Tamayo, en la que también se reclama la retirada del número “hasta que se esclarezca cómo se ha permitido que la revista más reconocida en el ámbito de las ciencias sociales y del CSIC publique ideología religiosa como si fuera ciencia”. La presidenta, Capitolina Díaz, critica en conversación con este medio que “ninguna de las investigadoras son expertas en género” e incide en que, además del contenido, la revista tiene “errores de bulto” (erratas, errores en nombres...).

Díaz explica, y así consta en las dos cartas de queja publicadas, que la investigación con perspectiva de género es uno de los “elementos centrales y trasversales” del programa de financiación de la investigación europea (Horizonte 2020). “El mismo programa incluye como financiable la formación en género del equipo investigador”, sostiene la profesora en la Universidad de Valencia y experta en sociología del género.

Arbor: “Se han respetado los estándares”

eldiario.es se ha puesto en contacto con el director de la revista Arbor, quien asegura no ser consciente de la polémica generada en torno al número. Alfonso V. Carrascosa, al frente de la publicación desde 2014, asegura que la revista ha seguido los estándares de control y revisión habituales (esto es, revisión por parte de al menos dos investigadores externos que emiten un informe evaluador que después considera el consejo de redacción), aunque reconoce que “tal vez en algunos aspectos la revista presenta enfoques alternativos documentados”.

En todo caso, el científico normaliza lo ocurrido: “En la actividad científica en cuestión de ciencias humanas hay diferentes escuelas y modos de aproximarse a la realidad, y eso es enriquecedor y nunca excluyente”. Carrascosa también critica que estas voces quieran ser “acalladas”. “No se puede vetar un número escrito por científicas y valorado por científicos”, indica.

Entre las investigadoras participantes en el monográfico, puesto en marcha a propuesta del propio Carrascosa, está por ejemplo la experta en Filosofía del Derecho Lourdes Flamarique –responsable del artículo 'Modernidad y cambio social: una perspectiva integradora, o el más acá de los estudios de género'–, vinculada públicamente al Opus Dei como puede verse en este vídeo.

Las científicas que han aportado sus artículos a la revista fueron seleccionadas por la coordinadora del proyecto, María Caballero Wangüemert, a quien Carrascosa elegió para organizar el número. El director de Arbor es miembro de la Comisión de Mujeres y Ciencia del CSIC.

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