'Al suelo, al puto suelo'
“Al suelo, al puto suelo. Hala, venga, las manos atrás en la espalda, las manos hacia atrás”, se oye decir a un policía en la retransmisión en directo que Gabriel hizo con su teléfono móvil (minuto 05:40 de la grabación).
Las imágenes son de muy mala calidad, pero en ellas se aprecia claramente el momento en que Ainhoa Cortés, de 34 años, y Gabriel Jiménez, de 24, son obligados a tumbarse sobre el asfalto. Eran las once y media de la noche.
La plaza de Neptuno había sido desalojada, y Ainhoa y Gabriel caminaban por el Paseo del Prado hacia Atocha. Ella acababa de enviar un sms a su familia: “Todo bien. Estoy yendo a casa”.
“Poco después alguien nos llamó diciendo que estaba viendo en directo, a través del bambusser de Gabriel, cómo les detenían”, explica David Val, amigo de ambos.
“Vimos la grabación una y otra vez, una y otra vez, costaba asumir que les habían arrestado. Habíamos estado juntos en la protesta, con más gente de Carabanchel, hasta que la primera carga dividió en dos la concentración”, recuerda.
Lesión en la cabeza
En la grabación del arresto, Ainhoa se queja de que le duele el codo (minuto 11:50). También se oye cómo un facultativo del Samur dice que Gabriel necesita atención médica: “¡Que le tienen que dar puntos y al hospital, al hospital!”, exclama (12:30)
Le llevaron al hospital y después a la comisaría de Moratalaz, con Ainhoa y otros detenidos.
“Allí uno de los detenidos se desmayó –cuenta el abogado de Ainhoa, Jesús Calpe–. Llevaban sin beber agua mucho tiempo. Solo cuando se desmayó les trajeron agua. Dos vasos de agua. Pidieron más y les trajeron solo otros dos vasos, dos vasos para 20 o 25 que eran. No les permitieron ir al lavabo”.
Mientras tanto, en casa de Gabriel, su madre, Isabel, le esperaba despierta.
“No sé a qué hora me quedé dormida. Cuando mi marido se fue al trabajo por la mañana, mi hijo no había llegado aún. En ese momento tuvimos claro que algo había ocurrido”, señala.
“Ainhoa es pacifista”
Javier Aragoneses, marido de Ainhoa, lleva dos días sin apenas pegar ojo. “Me ha dicho el abogado que le duele un brazo. Los familiares no podemos hablar con ellos, solo los abogados”, explica.
Sus hijas, de 4 y 7 años de edad, han empezado a preguntar por su madre, que trabaja en el pequeño negocio familiar, una tienda de muebles.
“Ayer no les quise decir nada. Pero hoy se lo he tenido que contar, que mamá está arrestada. Que estaba en la manifestación para alzar su voz y decir que no está de acuerdo con estas políticas, y que por eso la han detenido”, cuenta a eldiario.es.
Y añade: “Las niñas han dicho 'pobre mamá', pero se lo han tomado con normalidad. Saben que su madre es pacifista, y por eso no se les ocurre pensar o imaginar la violencia y los métodos que hay detrás”.
Isabel, la madre de Gabriel Jiménez, ha hablado con eldiario.es a las puertas de los Juzgados de Plaza de Castilla, donde ha estado esperando, junto con otras familias, la llegada de su hijo para prestar declaración.
“Gabriel es ingeniero de Telecomunicaciones. Se sacó la carrera en seis años, lleva tres años trabajando con una beca y ahora está haciendo el proyecto, y todo eso con lo joven que es”, subraya.
“Lo que quiero decir es que Gabi es muy buena persona, un chico solidario y pacífico. Yo me alegro de que tenga inquietudes sociales y que luche por una vida mejor para todos. A veces conversamos y él nos reprocha a los de nuestra generación habernos quedado dormidos, haber permitido que nos manipularan. Y tiene razón. Su generación es savia nueva. Yo confío en ellos”, dice con cierta emoción.
'Intentos de criminalización'
“No están acusados de delitos contra instituciones del Estado, pero aún así se han lanzando mensajes públicos que indicaban que pasarían a disposición de la Audiencia Nacional. Parece que hay interés por tratar de incriminarlos políticamente, ya que no pueden jurídicamente, porque no hay base para ello”, denuncia el abogado de Ainhoa, Jesús Calpe.
Y añade: 'Hay intentos de criminalizar las protestas, incluso como delito preventivo. Esto es muy grave'.
“La reacción fue desproporcionada –lamenta el marido de Ainhoa– Que gente como Ainhoa esté detenida, por el simple hecho de estar en la calle, sin haber hecho nada malo, es injusto y muy triste”.