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El terremoto de Albacete cuestiona la idoneidad de los pozos de 'fracking' y el almacén nuclear

Piden que se paralicen los proyectos de "fracking" previstos en Ossa de Montiel

Raúl Rejón / Antonio M. Vélez

El Campo de Montiel (Albacete) es una zona propicia para los terremotos. Lo ha recordado el seísmo de magnitud 5,2 que se registró este lunes por la tarde con epicentro en Ossa de Montiel. Esta comarca, y su prolongación hacia el norte, han sido escogidas para, o bien tratar de buscar gas encerrado en las rocas del subsuelo y extraerlo mediante fractura hidráulica, o emplazar el almacén de residuos radiactivos en el que encerrar los desechos de las centrales españolas.

Este campo (denominado geológicamente Antepaís Bético Castellano) está atravesado por fallas activas, según el Instituto Geográfico Nacional, y forma un área de “riesgo medio”. El Instituto Geológico y Minero considera que “seísmos de relativa pequeña magnitud no son infrecuentes en la zona”. La empresa Oil & Gas Capital tiene tres permisos para hacer prospecciones en esta comarca desde 2012 y con seis años de vigencia. Suman más de 70.000 hectáreas.

Según sus previsiones, el potencial de la exploración es “medio” y “el riesgo alto”. Dentro del apartado “hidrocarburo esperado” describen “gas y petróleo”. Tras los estudios cartográficos, la prospección se limitará a 17.000 hectáreas focalizadas en Ossa, según cuentan las agrupaciones ecologistas de la zona. Juan Arenas, de la Plataforma contra el 'fracking' del Campo de Montiel, ha contado a eldiario.es que “la empresa ha estado realizando catas y exploraciones y de las tres áreas la que más interesa es justo la que abarca este pueblo”.

El presidente del Colegio Oficial de Geólogos, Luis Suárez, se ha extrañado por este suceso: “Se ha producido en una zona intraplacas donde apenas hay registros previos de terremotos”, ha dicho tras el temblor. Julio Mora, de Ecologistas en Acción de Albacete contrapone que “este episodio demuestra que se asientan en una falla activa que es la de la Meseta Sur”. Mora recuerda que en sus alegaciones en contra de los permisos otorgados en 2012 por el Gobierno de Castilla-La Mancha ya se incluyó el tema de los terremotos. “Hay riesgo de que haya más terremotos y más fuertes pero nos rechazaron las alegaciones el pasado mes de enero”, se queja el ecologista.

De hecho, el movimiento de esta fractura de las placas fue la que originó las Lagunas de Ruidera. Por eso el Campo de Montiel es una “área de gran importancia hidrogeológica (...) su acuífero drena hacia el norte” a la Llanura Manchega donde se sitúan las lagunas, según recoge un estudio sobre el contexto tectónico de esa joya medioambiental realizado por la Universidad Complutense de Madrid. Oil & Gas Capital ha declinado hacer ningún comentario sobre si este reciente seísmo modificará sus planes.

Aunque la acción humana no se haya relacionado directamente con la actividad sísmica, los datos estadísticos sí han unido uno y otro fenómeno. En España el almacén submarino de gas Castor, en la costa mediterránea, terminó por clausurarse ante el aumento de los terremotos en la falla de Amposta que afectaban a esta localidad tarraconense y a otras de Castellón como Vinarós. El Gobierno decidió indemnizar a la empresa dueña del depósito, ACS, por cerrarlo: 1.350 millones de euros, ya abonados a la corporación.

Pero cuando se trata de fractura hidráulica, la cabecera está en EEUU. Allí, los estados en los que se están concentrando los pozos de extracción de gas mediante la inyección de agua a alta presión para romper la roca subterránea y liberar así los hidrocarburos atrapados entre el mineral ha visto cómo se multiplicaban sus terremotos. Así, en 2014, un estado como Oklahoma multiplicó por tres los seísmos de magnitud 3 o más detectados en California –por donde discurre la célebre falla tectónica de San Andrés–. El Instituto Geológico estadounidense constató 562 en Oklahoma por 180 en California. La evolución de la intensidad sísmica de ambos territorios desde 2000 puede observase en este indicador.

“Una falla importante”

El terremoto de Ossa de Montiel se ha producido a unos 100 kilómetros de Villar de Cañas (Cuenca). Este municipio es el elegido por el Gobierno para ubicar el almacén temporal centralizado (ATC) de residuos nucleares de alta actividad. La inestabilidad geológica también pone en la picota la elección de esa ubicación para la instalación que promueve la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa).

En el anteproyecto de construcción del ATC incluido en la solicitud de autorización previa remitida el año pasado por Enresa al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) se aseguraba que el almacén se ubica “en una zona donde la actividad sísmica catalogada es baja” y añadía que “en un entorno de 160 km de radio no hay terremotos destructores catalogados”, aunque sí admitía que los terrenos “pueden presentar alguna respuesta indeseable durante la construcción, o frente a la ocurrencia de sismos y otros sucesos naturales”.

El análisis sismológico de la zona es uno de los aspectos que criticó en septiembre pasado el director técnico de Seguridad Nuclear del regulador atómico, Antonio Munuera, en un informe con un extenso catálogo de “propuestas” e “iniciativas que pueden contribuir significativamente” a “resolver las dudas existentes sobre la idoneidad del emplazamiento del ATC”.

En el apartado de “sismología”, el informe criticaba que “sólo se han tenido en cuenta las observaciones superficiales y de la geofísica, de escasa penetración desde un punto de vista de la sismicidad” para afirmar, como hizo Enresa, que “no existen estructuras potencialmente inestables por respuesta sísmica en el entorno del emplazamiento ni en sus alrededores”.

El CSN también subrayaba que, “en cuanto al potencial de fallas activas de la comarca, el que no estén en el catálogo QAFI [Base de Datos de Fallas Activas en el Cuaternario de la Península Ibérica] no significa que no existan fallas en el basamento con características similares a la de Escopete, que sí lo está”. “Que no se hayan publicado o no se observen evidencias de deformación reciente no significa que no sean potencialmente activas”.

En lo referente a “Geología y Geoquímica”, advertía de que “faltan datos que permitan dilucidar la interpretación cartográfica y el sentido de movimiento de las fallas” en el emplazamiento y decía que “debe explicarse la relevancia” de una “importante falla” del anticlinal de Zafra de Záncara, a unos 16 kilómetros del emplazamiento.

La construcción del ATC está en stand-by tras la dimisión, este mes, del hasta entonces presidente de Enresa, Francisco Gil-Ortega, que se había empeñado en adjudicar, en vísperas de las elecciones autonómicas, la obra principal del almacén nuclear sin contar todavía con la autorización del CSN y el visto bueno del Ministerio de Medio Ambiente a la Declaración de Impacto Ambiental (DIA).

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