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“Me dio por lo menos 20 puñetazos y me golpeó la cabeza contra la pared”

Óscar del Castillo, un día después de la agresión.

Raúl Rejón

Óscar del Castillo es un veterano de las protestas antitaurinas pero nunca se había visto en una como la que tuvo que soportar el 6 de febrero. Tras saltar a un ruedo en la población madrileña de Valdemorillo y salir del coso con agentes de la Guardia Civil, Óscar vio cómo se desataba un torbellino de insultos, gritos y golpes. Pudo registrar lo que ocurrió con su cámara de vídeo.

Las imágenes que difundió eldiario.es muestran a un grupo de guardias civiles rodeándole mientras  escucha cosas como “te voy a pegar todo lo que me salga de los cojones, hijo de puta”. Ha presentado una denuncia por daños y atentado contra la integridad moral. A los que estaban allí los acusa de omisión de socorro. ¿Podría identificar a su agresor? “Sin ningún problema”, responde rotundo.

¿Qué hubo de especial en Valdemorillo para acabar así?

Nada. Salto como siempre. Y, como siempre, los agentes me sacan del ruedo sin que yo ofrezca resistencia alguna. Pero esta vez, al salir, me llevaron a los toriles y es ahí donde uno de ellos pregunta: “¿Dónde están las cámaras? ¿Dónde están las cámaras?”. Y cuando sus compañeros le dicen que no hay cámaras, directamente empieza a pegarme.

¿Así sin más?

Sin más. Me dio por lo menos 20 puñetazos. Y me golpeó la cabeza contra la pared. Todo superviolento como puede verse en el vídeo. Yo ya no sabía lo que iba a pasar. Me quedé en shock.

Fue algo bastante prolongado además.

Sí. Él se iba. Volvía. Me pegaba. Se iba otra vez. En un momento, me dice que me va a meter en el calabozo y que ahí iba a ver. Fueron como 10 o 15 minutos mientras los demás no intervenían. Incluso en un momento aparecieron unos agentes de la policía local a los que les digo: “Me están pegando” y ellos me contestan: “Aquí nadie te está pegando”.

¿Y qué pensaba durante todo ese tiempo? ¿No se defendió?

Cuando dice lo del calabozo, yo ya no sabía si iba a salir de allí. Además, temía que descubrieran la cámara. Estaba impotente y humillado. Nunca pensé en enfrentarme porque tenemos una responsabilidad de defender un movimiento y no les voy a dar un argumento de que somos violentos. Nuestra vía es pacífica.

Al final no le encerraron.

No. Al final me soltaron. Y cuando me iba me dijo que no se me ocurriera volver por Valdemorillo que ya sabía lo que había. En plan amenaza mafiosa.

Y de ahí al hospital, supongo.

Exacto. Fui al hospital y yo veía que los médicos no se creían un episodio así. De manera que les enseñé el vídeo y ellos mismos me animaron a denunciar. Tengo contusiones, hematomas... y debo hacerme una resonancia magnética para descartar problemas en una mancha en el cerebro que me vieron. Voy con collarín, claro. No sé lo que puede pensar la gente al ver el vídeo pero yo estoy asimilándolo todavía, es que no fueron cuatro o cinco golpes.

Y eso que ya es un veterano de estas protestas.

Hemos hecho como 15 saltos a ruedos como este. Más otras intervenciones en Tordesillas, Medinaceli... allá donde se maltrate a un animal por diversión.

¿Y había vivido una violencia así por parte de agentes?

Todo lo contrario. Normalmente salto pacíficamente, siempre entre toro y toro para no poner en riesgo la vida del torero ni interrumpir el espectáculo. Aparecen los agentes, me sacan pacíficamente y son ellos los que me defienden.

¿De qué?

Pues de las agresiones que intentan parte del público en los tendidos, personal de las plazas o algún miembro del cuadrilla. Los agentes impiden que me peguen aunque el año pasado me partieron los dientes en Madrid.

Es decir, su relación hasta ahora con las fuerzas de seguridad era buena.

Cada vez que me han llevado a una comisaría, por ejemplo, he dejado una nota escrita de agradecimiento por haberme defendido. De hecho, he recibido respuestas escritas de la Jefatura Superior dándome la gracias por hacerlo. Me dicen que es su obligación pero que ese detalle les motiva más para hacer su labor.

Se le oye decir: “Yo asumo las consecuencias, pero no que me pegue”.

Desde luego que asumo lo que hago. Hemos tenido cinco juicios. En los cinco se ha sobreseído el caso penal por desorden público. Lo que sí nos cae es la vía administrativa: multas desde 800 a 6.000 euros. Yo acepto esas consecuencias. Nos han llegado a pedir con la nueva ley de seguridad ciudadana 60.000 euros. De momento tengo acumulados 15.000 euros en multas firmes que debo pagar.  

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