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¿Dónde estaba la policía alemana?

El hallazgo de la policía, para el que movilizaron 500 agentes, un helicóptero y dos camiones de bomberos en la calle Rigaer el pasado miércoles. FOTO: Willi Effenberger

Carmela Negrete

Berlín —

Camiones de la policía uno detrás de otro a lo largo de la calle, medio millar de antidisturbios armados hasta los dientes, un helicóptero que sobrevuela la escena. De un camión de los bomberos sube una escalerilla que conduce a miembros enmascarados y armados de los comandos especiales (SEK) al tejado de un edificio en la calle Rigaer, en el distrito berlinés de la movida de Friedrichshain-Kreuzberg.

Son las nueve de la noche del pasado miércoles. El portavoz de la policía berlinesa Stefan Redlich se encuentra especialmente atareado. Todos los medios quieren saber la razón y el sentido de tal despliegue policial. Con toda la calma cuenta a eldiario.es que ese mismo día, en concreto unas seis horas antes, se habría producido un ataque a un policía en dicha calle. Cinco encapuchados atacaron al agente y huyeron en dirección a la casa cuyo patio, techo y escalera están siendo registrados. El policía habría sido herido leve y habría continuado con su trabajo a continuación. Los atacantes no utilizaron objetos para golpear al policía.

“No creemos que los responsables sigan en la casa a estas horas, pero queremos comprobar que en el interior no hay objetos peligrosos”, explica. En la casa vive un grupo de personas que tiene una “casa-proyecto”, es decir un centro social autogestionado. Ante la pregunta de si en el interior del edificio podría haber una bomba o algún tipo de arsenal, el portavoz responde implacable: “creemos que en el interior puede haber un depósito de piedras”. Redlich explica, eso sí, que en el pasado ya habían registrado esta casa y que la misma tiene construido un sistema con placas de acero para impedir entrar a los agentes. Aunque también reconoce que no tienen orden judicial para entrar ni intención de ello.

Efectivamente, unas tres horas más tarde, después de haber paralizado una de las principales calles del barrio, impidiendo a los vecinos entrar y salir libremente de sus casas, la policía presentaba a los medios su hallazgo: unas cajas con adoquines, dos extintores, una pesa de hierro y un canasto de una bicicleta lleno de puntillas. A continuación recogían los bártulos, no sin antes pasar por otro de los centros que se encuentran en dicha calle y “apagarles la música” porque “no son horas de molestar a los vecinos”.

“No estamos en Rusia. Esto es inaceptable”

No estamos en Rusia. Esto es inaceptable“Martin Hanselmann, abogado de los habitantes de la casa, explica a la prensa que ha solicitado entrar en la casa como permite la ley alemana y los policías le han negado el paso. ”Han entrado en la casa a pesar de no tener una orden judicial, me lo han dicho mis clientes por teléfono“. A continuación se dirige a uno de los agentes y le espeta: ”No estamos en Rusia. Esto es inaceptable“.

El barrio está cambiando. Las antiguas casas ocupadas que hoy sobreviven con contratos de alquiler de forma legalizada hacen sitio a los pisos nuevos o reformados de propiedad privada. Y contra este cambio, contra este encarecimiento del suelo y destierro de las personas que viven en él desde hace décadas, hay montada una resistencia en torno a una plataforma antidesahucios. Asimismo se producen a menudo incendios de coches de lujo que la policía relaciona con los grupos 'antisistema'.

Berlín está dejando de ser una ciudad atractiva para los artistas a causa de la gentrificación. Un buen ejemplo es el espacio del antiguo RAW, un lugar de naves industriales donde antes se reparaban los trenes, junto a la famosa calle Warschaw, y en el que se alojan numerosas iniciativas culturales. Una parte del terreno ha sido comprada por un inversor y los contratos de la mayoría de proyectos artísticos se acabarán dentro de poco. Desde el verano, además, en este lugar se han sucedido una serie de sangrientos robos con arma blanca que están ahuyentando a la clientela. De hecho, otra ciudad alemana comienza a despuntar como ciudad predilecta para los artistas: Leipzig, mucho más barata y hasta ahora pueblerina, comienza a ser un nuevo centro-talismán de artistas que desafía a la fama berlinesa de ciudad bohemia.

“La respuesta de la policía no puede ser vista de ninguna manera como una reacción proporcionada”, explicaban los habitantes de la casa a través de un megáfono al día siguiente por una de las ventanas. Denuncian asimismo que la policía habría roto muebles y ventanas durante dicha acción. Los habitantes de esta casa-proyecto parecen decididos a resistir a un posible desalojo.

“¿Dónde estaba la policía...?”

¿Dónde estaba la policía...?“La concejal de los Verdes (Die Grüne) en el Ayuntamiento de Berlín Canan Bayram explica que ”desde octubre hay controles constantes en esta calle“, refiriéndose a la calle Rigaer. Bayram, que además es abogada, duda de la legalidad de las acciones de la policía el pasado miércoles, por lo que fue en persona a hacerse una idea de la situación. La policía le negó el paso, así como a la prensa. Al final dejaron entrar a los abogados después de una hora aproximada de discusión.

También se encontraban allí el concejal del Partido Pirata Oliver Höfinghoff, que es portavoz en temas de migración en el Ayuntamiento y comentaba indignado: “he echado de menos un despliegue policial de este tipo cada vez que en esta ciudad se ha atacado un albergue para refugiados, cuando se ha prendido fuego, o cuando alguna persona que viene buscando asilo ha sido atacada por la extrema derecha”.

La extrema derecha patrulla en Colonia

Y los ataques, que en 2014 aumentaron sin precedentes desde la reunificación, se han multiplicado en los últimos días a raíz de la polémica desatada tras los ataques por parte de extranjeros a mujeres en la nochevieja de Colonia. La extrema derecha ha utilizado dichos hechos para montar “grupos de autodefensa” en Colonia que patrullan las calles para tomarse la justicia por su mano.

En Hessen han llegado incluso a disparar contra los habitantes de un refugio y en el barrio de Connewitz en Leipzig ha tenido lugar un verdadero pogromo, cuando unos 250 neonazis armados con bates de béisbol y con hachas destrozaron varios centros culturales y comercios de izquierdas. La policía detuvo a 211 y los puso en libertad a continuación.

La extrema derecha está sacando un jugoso partido de los hechos en Colonia que han escandalizado al país y han sido tergiversados a placer. En el debate abierto de hecho, además de difundirse por todo el mundo un video grabado en 2013 en Egipto atribuyéndolo a Colonia, se habían obviado hasta ahora varios datos importantes: por una parte el hecho de que la mayor parte de los atacantes proceden de Marruecos y no tienen derecho de residencia. Ello significa que no tienen derecho a trabajar legalmente en Alemania. Al mismo tiempo, tampoco pueden ser expulsados porque muchos de ellos no tienen documentación de identidad. De ese modo, permanecen durante años sin perspectiva, y muchos de ellos terminan delinquiendo, como explica el programa de investigación de la televisión pública Monitor.

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