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Los plátanos y sus cosas

Jorge E. Hernández Rodríguez

Jorge E. Hernández Rodríguez

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Observando, pensando, leyendo, hablando de este sector del que uno vive, he intentado expresar lo que pienso de un modo lo más objetivo y lúcido posible. Y sale algo así.

Otra vez andamos a vueltas con pedir más ayuda para el sector platanero canario, ahora con la disculpa del transporte. Claro que sí, nos la merecemos, esto y mucho más, pues está claro que estamos lejos del continente y nos la merecemos. Pero la pregunta que algunos nos hacemos es: ¿de verdad el sector en su conjunto hace los mismos esfuerzos para depender de sí mismo, es decir, del mercado y sus oportunidades, que por pedir más ayudas o siempre invierte su mayor esfuerzo en pedir más droga, como algunos las llamamos coloquialmente?

Sí, el término está bien escogido: la droga vale, entre otras cosas, para adormecer y evadir a quien la consume. En el caso del sector platanero, vale para estar más pendiente de los 141 millones de euros que se reparten anualmente entre todos los productores que del mercado, y ahora queremos más en concepto de transporte.

Claro que sí, esto solo nos hace depender más de las ayudas y menos del mercado, o dicho de otra manera: esto nos hace más dependientes de otros (de quien las da, de quien las tramita y de quien se esfuerza en hacer ver que son imprescindibles).

Quizá deberíamos estar más pendientes de depender de nosotros mismos de una manera organizada y democrática; estar pendientes del mercado, de desarrollar nuestras oportunidades y nuestras potencialidades, y habría que dejar la ayuda para premiar, compensar y, en definitiva, dirigir hacia dónde quiere ir este sector a corto, medio y largo plazo.

No parece tan complicado comercializar 400.000 toneladas de plátanos anuales  aproximadamente en un mercado, el peninsular, que consume entre plátanos y bananas unas 550.000. No debería ser tan complicado, máxime cuando tenemos acceso a un mercado (el europeo) que consume una cantidad mucho mayor de lo que los canarios somos capaces de producir. Pero, mientras nos mantenemos distraídos en las ayudas que nos dan o las que nos quitan, entretanto, perdemos mercado; entretanto, dependemos más de otros y menos de nosotros mismos.

Quizá en unas islas muy dependientes del turismo, sea conveniente que el resto de sectores económicos, como es el platanero, se intenten alinear para remar en el mismo sentido y por eso me permito dar unas cuantas ideas de cuáles serían los criterios a aplicar para un eficiente reparto de las ayudas. De esta manera, podríamos aplicar un valor por puntos a cada una de esas condiciones y que esto valiera como premio adicional a las explotaciones que cumplieran unos requisitos determinados.

a) Explotaciones al aire libre: en un lugar que vende paisaje, hay que fomentar que esté bonito, y los cultivos al aire libre son más bonitos que los que están bajo invernadero. Así que damos un suplemento de 1 punto.

b) Explotaciones que completen su UTA. Éstas serían las que justificaran con mano de obra familiar o contratada que completan su unidad de trabajo por superficie. Suplemento de 1 punto.

c-1) Explotaciones familiares de menos de 2 hectáreas, en general, otro suplemento de 1 punto.

c-2) Explotaciones familiares en lugares de difícil acceso por su orografía y/o por una situación geográfica y climatológica desfavorable que han sido zonas tradicionales de cultivo y ayudan a mantener el paisaje y la población en el medio rural. Suplemento de 1 punto.

d) Explotaciones que lleven a cabo controles y sellos de calidad para fomentar la diferenciación en el mercado, así como la mejora en los cultivos y que premien la excelencia. Suplemento de 1 punto.

e) Explotaciones que consuman recursos locales y los fomenten, así como la potenciación de otras actividades económicas, como, por ejemplo, ganadería o las actividades forestales. Suplemento de 1 punto.

f) Explotaciones que estén certificadas con el sello de agricultura ecológica. Suplemento de 3 puntos.

g) Explotaciones que estén integradas en OPP que defiendan un sistema de comercialización transparente, acortando lo más posible la cadena que existe entre el agricultor y el consumidor en una sola categoría (plátanos son plátanos) y que se encuentren dentro de un plan de marketing conjunto, con una o más OPP (fomento de acuerdos entre OPP) del sector, con el objetivo de mantener y aumentar las rentas de los agricultores. Suplemento de 1 punto.

Cada punto adicional sumaría a la hora de recibir una mayor cuantía de ayuda por parte del productor. De esta manera, se daría un mensaje claro de hacia dónde quiere ir el sector y se daría mayor utilidad y trascendencia a la finalidad de la ayuda. No nos quedaríamos solo con el efecto balsámico que supone para parte del sector, que espera la ayuda como agua de mayo (o mejor dicho de junio y diciembre) porque del mercado no percibe rentas suficientes para hacer viable la explotación.

Hoy en día se da la paradoja de que quienes más en peligro se encuentran de desaparición son las explotaciones que en su momento justificaron un nivel tan alto de ayuda por su interés social y medioambiental, así como por fijar población a las zonas rurales, espacios que de otra manera se despoblarían.

Podemos hacer cosas como estas, con todos los ajustes y enmiendas que hicieran falta pero conservando la esencia, o podemos seguir creyéndonos el discurso que desde Asprocan se repite a diestro y siniestro: el precio medio ha sido bueno o aceptable….

Bien le podríamos comprar ese discurso si el sector platanero canario fuese una sola explotación y de un solo dueño, que entonces la media al fin podría valer, pero la situación es bien distinta, y no es otra que a los mismos que se les pica (retirada de plátano del mercado) la fruta además son los que tienen los peores precios, y eso se repite año tras año…

También podemos intentar hacer las cosas de otra manera y aprovechar que los plátanos de Canarias son los que más cerca están del continente europeo…, y además somos europeos.

*Agricultor palmero

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