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The Guardian en español

De dónde viene el poder de la Asociación Nacional del Rifle en EEUU

La Asociación Nacional del Rifle se aproxima a un periodo incierto

Dominic Rushe

Nueva York —

¿Por qué tiene tanto poder la Asociación Nacional del Rifle estadounidense? Aquí tienes una pista: no se trata (solo) del dinero.

La gran mayoría de ciudadanos estadounidenses apoya el control de armas, pero aún así el Congreso no ha hecho las leyes más estrictas, ni siquiera después de tiroteos masivos. Es fácil argumentar que el lobby de las armas ha comprado a los políticos, dadas las cantidades ingentes de dinero que dona a las campañas electorales, pero esta no es la explicación que mejor describe la situación.

Este año, la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés) se ha gastado 4,1 millones de dólares (unos 3,4 millones de euros) en ejercer presión, superando los 3,1 millones (unos 2,6 millones de euros) de 2016. Es bastante dinero, pero en comparación, la industria lechera se ha gastado 4,4 millones (unos 3,7 millones de euros) en el mismo período, según el Centro para Políticas Responsables (CPR). La Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios se ha gastado 32,2 millones (unos 27,2 millones de euros) en ejercer presión sobre temas relacionados con la vivienda. Y la Cámara de Comercio estadounidense, el mayor donante, gastó 104 millones (unos 88 millones de euros).

La influencia de la NRA no se basa únicamente en hacer lobby. Gracias a la sentencia del Tribunal Supremo en el caso Citizens United, la pelota está ahora en el campo de los “gastos independientes”, que permite a grupos e individuos respaldar –o atacar– a candidatos, siempre y cuando las campañas no se lleven a cabo en colaboración, o a petición, de otro candidato.

La NRA apostó mucho por las elecciones presidenciales de 2016, con “gastos independientes” valorados en 45,2 millones de euros, y parece que el dinero se empleó bien. Gastó 12,2 millones de euros en apoyar a 44 candidatos que ganaron y más de 29 millones de euros en oponerse a candidatos que perdieron, según el CPR. Su único gran fracaso fue Nevada, donde el líder de la minoría demócrata en el Senado, Harry Reid, había renunciado a la reelección.

La venta de armas: un negocio relativamente grande

El poder de los fabricantes de armas no explica tampoco del todo el poder de la NRA. Las armas son un negocio relativamente grande. Según IBISWorld, los fabricantes de armas y de munición obtendrán ingresos de 13.300 millones de dólares (unos 11.200 millones de euros) y beneficios de mil millones (unos 840 millones de euros). Las tiendas de venta de armas y munición obtendrán ingresos de 85.000 millones (unos 71.000 millones de euros) y beneficios de 256 millones (unos 215 millones de euros).

Sin embargo, hay industrias mucho más grandes. La automovilística, que se ha gastado unos 44 millones de euros en ejercer presión en lo que va de año, va en camino de obtener ingresos de casi 90.000 millones de euros y beneficios de 2.600 millones.

La influencia de la NRA también es desproporcionada en comparación con su poder adquisitivo. Hay donantes mucho mayores en Washington. Los multimillonarios hermanos Koch gastaron 889 millones de dólares (unos 753 millones de euros) en las elecciones. Y empresas mucho mayores: los ingresos de Apple alcanzaron una cifra récord de 52.000 millones de dólares (unos 44.000 millones de euros) sólo en los últimos tres meses. Y los beneficios que obtienen, junto a otros gigantes tecnológicos, dejan a los beneficios de la industria de las armas al nivel de un pequeño error de redondeo.

Dan Auble, investigador superior en el CPR, señala que el gasto de la NRA constituye un máximo histórico, pero que sigue siendo “insignificante” comparado con grupos como la industria farmacéutica.

Si el lobby armamentístico quiere triunfar, tiene que gastar dinero en Washington, y lo hace. Pero esto por sí solo no explica el éxito de la NRA.

El poder en manos de los votantes

“La NRA no tiene éxito por su dinero. Claro que es difícil ser una fuerza influyente en la política estadounidense sin dinero. La NRA tiene dinero que emplea en ayudar a sus candidatos favoritos a ser elegidos. Pero la verdadera fuente de su poder, en mi opinión, viene de los votantes”, dice Adam Winkler, profesor de Derecho Constitucional en la Facultad de Derecho de la Universidad de California en Los Ángeles y autor de Gunfight: The Battle over the Right to Bear Arms in America (Tiroteo: la batalla por el derecho a llevar armas en América).

Al escoger sus batallas con cuidado, la NRA ha demostrado su habilidad para alterar el resultado de las primarias de cada partido a favor de candidatos proarmas, dice Wrinkler. “Esa es la verdadera fuente de su poder”, añade el académico. Junto a su uso de un número relativamente bajo de personas muy motivadas para impulsar una agenda que parece lejos de los intereses de la población general, que según encuestas recientes, está a favor de leyes más estrictas para controlar las armas.

La organización, ya con 145 años de vida, dice contar con más de cinco millones de miembros en activo, aunque esta cifra está cuestionada. Con independencia de cuál sea su tamaño real, el número de miembros es una herramienta poderosa, según Robert Spitzer, profesor de crimen, legislación y políticas, y control de armas de la Universidad Pública de Nueva York y autor de cinco libros sobre armas.

“Tienen mucha habilidad para movilizar el apoyo de las bases y para hacer que la gente participe en la política cuando la mayoría de los norteamericanos casi ni se molesta en votar”, dice Spitzer. “Me refiero a más que votar. Me refiero a ir a reuniones, escribir una carta, contactar a un amigo”, añade el académico. “Y porque muy pocos norteamericanos hacen esas cosas. Si consigues que un puñado de personas en una localidad esté preparada para ir a una reunión, puedes tener un gran impacto”.

“Los cargos electos sienten el impacto del electorado cuando se escuchan sus voces”, dice Spitzer. “La política tiene que ver muchas veces con los chirridos. Quién hace el ruido más alto, quién consigue mayor atención.”

Más movimientos por el control de las armas

Sin embargo, hay problemas en el horizonte de la NRA. Por ejemplo, el lobby por el control de las armas está creciendo. El grupo por el control de las armas del multimillonario Michael Bloomberg, Everytown for Gun Safety, está amenaza con gastar más de 25 millones de dólares (unos 21 millones de euros) en las campañas electorales de 2018. Americans for Responsible Solutions, organizado por Gabrielle Giffords, una excongresista demócrata cuya carrera terminó cuando le dispararon junto a otras 18 personas en un barrio residencial de Arizona, gastó 13,4 millones de dólares en 2016 (unos 11.3 millones de euros).

El asunto en el que se tienen que centrar los defensores del control de armas es en desarrollar una voz con poder -o con lazos estrechos en Washington- como el lobby de las armas. “Creo que se puede decir que hasta ahora el intento se ha visto frustrado a nivel federal”, dice Auble. “No tienen tantos fondos, ni están tan establecidos, ni tienen la historia que tiene la NRA”.

Incluso si los grupos a favor del control de armas diesen la misma cantidad de dinero a los mismos candidatos, dice Winkler, esos candidatos no votarían a favor del control de armas. “No es sólo el dinero”, explica Winkler. “Si Michael Bloomberg dijera que te va a dar dos dólares por cada dólar que te dé la NRA, no funcionaría”.

La verdad es que el control de armas no es un tema en el que el dinero dicte la política, dice Winkler. Es un tema que importa mucho a algunos votantes y los cargos electos responden a estos votantes. “Especialmente la minoría de votantes, movilizada e intensa, que apoya enérgicamente el derecho a llevar armas”.

Dejando de lado el dinero y su influencia actual, la NRA se enfrenta en los próximos años a una crisis existencial mientras que la oposición crece.

Un futuro incierto

La elección de Donald Trump fue una gran victoria para la NRA. En la víspera de su centésimo día en el Despacho Oval, Trump habló en el congreso anual de la NRA, el primer presidente en hacerlo durante su mandato, desde que lo hiciera Ronald Reagan en 1983. “Vosotros vinisteis a mi rescate, y yo voy a ir al vuestro”, dijo Donald Trump ante una multitud entusiasmada.

“Estoy aquí para traer buenas noticias: el abuso contra vuestras libertades garantizadas por la Segunda Enmienda (de la Constitución) ha llegado a su estrepitoso fin”.

El público –principalmente blanco, masculino y mayor– era una radiografía de la gente que llevó a Trump a la victoria. También la radiografía de una población en declive.

Se espera que para mediados de siglo, Estados Unidos se convierta en una nación de una mayoría compuesta por minorías. El núcleo principal de la NRA se compone fundamentalmente de hombres blancos mayores. La gente joven no está apoyando la posesión de armas al mismo ritmo que lo hicieron los mayores, dice Spitzer, y las encuestas a minorías señalan que están muy a favor del control de armas. Los intentos de la NRA para ampliar su atractivo no están funcionando. “Están enfrentándose a un problema existencial demográfico”, dice Spitzer.

Puede que incluso la presidencia de Trump no sea buena para la NRA. Barack Obama y Hillary Clinton presentaron a la NRA como un enemigo obvio. La venta de armas está cayendo después de los días dorados de la Administración de Obama, cuando cada tiroteo iba acompañado de una subida en su venta. Mientras los demócratas solicitaban el control de armas, los propietarios de armas de fuego corrían a las tiendas a por más. Con su gente en el Gobierno, a la industria -y a la NRA- le hace falta un milagro para impulsar las ventas y el número de afiliados.

La NRA ha cambiado de táctica después de Obama, copiando el manual de estrategia de Trump, con ataques a los medios de comunicación por demonizar a los dueños de armas y al presidente. Es dudoso que una jugada así les consiga el apoyo de las minorías.

“Si la NRA de verdad quiere llegar a las nuevas generaciones, puede que necesite acercarse al movimiento Black Lives Matter. ¿Quién es la gente que está sufriendo más abusos a manos de las autoridades? Cabría pensar que Black Lives Matter tendría alguna afinidad con la idea de que necesitas armas para protegerte contra un gobierno hostil que no puede protegerte”, dice Spitzer.

Pero incluso la NRA sabe que lo mejor que puede esperar ahora el movimiento por el control de las armas es ver a muchos afroamericanos y musulmanes con armas por EEUU.

La NRA ha cambiado muchas veces en su historia. En gran parte del siglo XX apoyó el control de armas. A pesar de todo su poder, nada sugiere que la organización sea impermeable a los cambios. De hecho, en las elecciones de este mes, los favoritos de la NRA fueron derrotados por candidatos que estaban a favor del control de armas. “La NRA se enfrenta a desafíos muy importantes. Queda por ver cómo los gestiona”, concluye Spitzer.

Traducido por Marina Leiva

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