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The Guardian en español

Las imágenes de Charlotte muestran que la policía no está para proteger a los negros

Varios manifestantes se encaran a policías antidisturbios durante las protestas en Charlotte, Carolina del Norte.

Ijeoma Oluo

Una hilera de agentes de policía en medio de una carretera de Charlotte, Carolina del Norte, en plena noche. Equipados con cascos, protecciones faciales y varias armas atadas a sus prendas protectoras, parecen los soldados de una fuerza ocupante. Un autobús los ilumina con los faros delanteros. En el autobús se puede leer el mensaje: FUERA DE SERVICIO.

Es como si estos agentes de policía, desplegados como respuesta a las protestas por la muerte de Kevin Scott el pasado martes, llevaran con ellos un cartel que afirma lo que los afroamericanos ya sabían: están fuera de servicio. Al menos cuando se trata de defenderlos a ellos.

Este es el mensaje que la policía siempre ha enviado a los afroamericanos. Los negros representan el 13% de la población de Estados Unidos y, sin embargo, de las 1.146 personas que murieron en manos de la policía en 2015, el 27% pertenecía a este grupo. “Fuera de servicio” fue el mensaje que recibimos cuando la policía mató a Tamir Rice, cuando mató a Freddie Gray y cuando mató a Eric Garner. También es el mensaje que recibimos cuando Terence Crutcher fue abatido mientras pedía ayuda. Ya hemos entendido que si la misión de los agentes de policía es proteger, esta misión no nos incluye a nosotros.

Cuando yo o alguno de mis amigos hablamos de la brutalidad policial en internet, siempre recibimos la misma respuesta: “ya veremos qué pasa la próxima vez que necesites que te ayuden y no estén allí para ayudarte”. Lo cierto es que sabemos perfectamente qué pasaría: es nuestra situación actual.

Terence Crutcher necesitaba que la policía lo ayudara; sin embargo, la policía lo mató. El veterano de guerra Anthony Hill necesitaba que la policía lo ayudara; la policía lo mató. Elliott Williams necesitaba que los agentes lo ayudaran pero primero se burlaron de él y luego tuvo una muerte lenta en la celda de una cárcel, sin comida y sin agua. Quintonio LeGrier necesitaba que la policía lo ayudara y los llamó tres veces antes de que la policía lo matara a él y también matara a su vecino.

Cuando necesitamos a la policía sabemos que no la podemos llamar porque corremos el riesgo de que nos mate.

La policía cada vez dice más abiertamente que su misión no es protegernos. Incluso ha amenazado con no proteger a aquellos atletas que critiquen la brutalidad policial y permanezcan sentados mientras suene el himno nacional en señal de protesta. Dejaron de hacer su trabajo en Nueva York cuando el alcalde se atrevió a preguntar cómo podía ser que hubieran matado a tantos hombres afroamericanos. En Seattle, la policía pidió un aumento salarial y mejores condiciones laborales antes de que se empezaran a impulsar medidas para evitar los abusos. En West Virginia han empezado a despedir a aquellos agentes que no matan a afroamericanos. El mensaje es muy claro: no trabajamos para los negros y si nos cuestionas, tampoco trabajaremos para ti.

La afligida comunidad afroamericana salió a la calle para protestar por la muerte de otro hombre negro a manos de la policía y los agentes de Carolina del Norte volvieron a dejar claro que no trabajan para ellos. La policía de Charlotte ha asegurado que Keith Scott iba armado cuando se cruzó en su camino. De hecho, llevaban una orden de detención para otro hombre. La familia de Scott ha repetido una y otra vez que nunca tuvo armas y que, de hecho, las armas le daban miedo. Han explicado que Scott estaba leyendo un libro en su coche mientras esperaba la llegada del autobús escolar de su hijo.

Aquellos que sí se sienten protegidos por la policía probablemente preferirán creer su versión que la de la familia de Scott. En cambio, aquellos que no nos sentimos protegidos por la policía recordamos que el arma que supuestamente se encontró junto a Che Taylor resultó ser de un ayudante del sheriff. También recordamos que el oficial Michael Slager fue sorprendido mientras intentaba dejar un arma junto al cuerpo de Walter Scott después de que este fuera abatido en plena noche mientras intentaba huir. También recordamos que Samuel DuBose estaba hablando educadamente con un agente en un control de tránsito cuando el oficial Ray Tensing le disparó en la cabeza y más tarde contó a sus jefes que DuBose lo había intentado atacar. Recordamos que los agentes afirmaron que Laquan McDonald, de 19 años, los estaba amenazando con un cuchillo, hasta que un vídeo mostró que el chico intentaba huir cuando recibió 16 disparos.

Siempre hemos sabido que los agentes están “fuera de servicio”; ahora ni siquiera lo disimulan. Los afroamericanos sabemos que la policía no trabaja para nosotros. Y si trabaja para ustedes ¿Este es realmente el cuerpo de policía que habían pedido?

Traducción de Emma Reverter

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