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Opinión

¿Cómo te atreves, Kevin Spacey? Has propagado una mentira horrible sobre los hombres gays

En la imagen, el actor estadounidense Kevin Spacey

Owen Jones

¿Cómo te atreves, Kevin Spacey? Uno de los clichés milenarios utilizados contra los hombres gays y bisexuales es que suponen una amenaza para los niños, que son sinónimo de pedófilos y pederastas. Esta mezquina mentira ha resultado ser útil para justificar la persecución sistemática de hombres gays y bisexuales. Y es por eso que la declaración de Spacey es tan absolutamente despreciable.

Spacey ha sido acusado de un intento de agresión sexual contra el actor Anthony Rapp, que tenía 14 años en el momento del ataque. El ganador del Oscar ha dicho que no recuerda nada de lo sucedido y ha elegido usar la oportunidad para salir del armario.

Salir del armario es un hito en lo personal para todos los hombres gays, un momento decisivo “antes y después”. Puede implicar un estrés importante por culpa del miedo al rechazo, pero para muchos es una liberación, como quitarse de encima un peso agotador. Que ahora muchos hombres se sientan cómodos al salir del armario se debe a una lucha dolorosa y prolongada por parte del colectivo LGTBI, sobre todo en una época en la que ser gay podía suponer ser arrestado y encarcelado.

No estoy entre los que creen que los personajes públicos tienen una responsabilidad especial de salir del armario, aunque sí es cierto que el hecho de que haya figuras respetadas abiertamente gays ayuda a las personas que están luchando con lo que son. Se trata de un momento profundamente personal, y solo a aquellos que utilizan sus plataformas para promover la homofobia (como políticos que son gays en secreto y votan en contra de los derechos LGTBI) deberían ser declarados gays en contra de su voluntad.

Pero ¿usar una acusación de intento de agresión sexual contra un niño como oportunidad para salir del armario? Kevin Spacey, una vez más, cómo te atreves. Cuando los famosos responden a escándalos tienen un equipo de representantes expertos en relaciones públicas para ayudar a esbozar los comunicados. ¿Y qué intentan hacer los representantes en este tipo de circunstancias? Intentan desviar la atención introduciendo una nueva historia. En este caso, era la salida del armario de su cliente. Spacey ha dañado a una minoría de la que se ha negado a formar parte hasta hace unas horas.

¿Recuerdas la Sección 28, introducida por el gobierno de Thatcher en 1988, prohibiendo la llamada “promoción de la homosexualidad” en las escuelas? ¿Recuerdas cómo sus defensores justificaron esta legislación homófoba apoyándose en que los hombres gays eran desviados y pervertidos que amenazaban a los niños del país?

Es un tema común. A finales de los 70, el senador californiano derechista John Briggs lanzó una iniciativa llamada Proposición 6 de California intentando prohibir a gays y lesbianas trabajar en colegios de ese Estado. Afortunadamente, California votó en contra de la iniciativa, pero sus defensores presentaron a la comunidad LGTBI como una amenaza contra los niños estadounidenses.

En la Rusia de Putin, el grupo paramilitar homófobo más destacado se llamó a sí mismo Occupy Paedophilia (Ocupar la Pedofilia). Se presentan a sí mismos como defensores de los derechos de los niños. Algunas leyes rusas conciben “pedófilo” y “gay” como sinónimos. En Ucrania, el grupo paramilitar antigay White Lions justifica sus ataques a gays de manera similar. Manifestaciones en defensa de los derechos homosexuales en Polonia han sido recibidas en el pasado con gritos de “prohibir a los pedófilos”, mientras que miembros destacados del partido en el poder, Ley y Justicia, meten en el mismo saco a la homosexualidad y “la pedofilia, la necrofilia y la zoofilia”.

En los próximos días, semanas, meses, apuesto que fanáticos intolerantes homófobos van a usar el caso de Spacey para insistir en que la comunidad LGTBI es una amenaza para los niños. Será usado como argumento para justificar la opresión y el abuso físico y psicológico. También habrá quienes todavía no hayan salido del armario y serán disuadidos de hacerlo. Y todo gracias a la declaración de Spacey.

El punto de mira está ahora sobre hombres poderosos que usan su posición para acosar y agredir sexualmente. Los supervivientes y las víctimas necesitan nuestro apoyo desesperadamente. No hay excusa –ninguna– que justifique el comportamiento de estos hombres.

Traducido por Marina Leiva y Cristina Armunia

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