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The Guardian en español

Macron ya no tiene tan claro que pasará a la segunda vuelta en Francia

Emmanuel Macron durante su visita a los carniceros en Rungis, al sur de París

Angelique Chrisafis

París —

Antes de que amanezca en París, Emmanuel Macron examina los cuerpos que cuelgan de los ganchos en un mercado de carne al por mayor. Se trata de una parada clásica en cualquier elección presidencial francesa: levantarse temprano para hablar del “valor del trabajo duro” mientras ves a los carniceros despellejando cabezas de corderos. Pero esta parada parece más urgente de lo habitual.

El centrista independiente, que se presenta a sus primeras elecciones, está considerado como uno de los candidatos favoritos, pero ahora se enfrenta a unos días finales muy duros antes de la votación de primera vuelta que se celebra este domingo.

Describiéndose a sí mismo como un progresista proeuropeo, ha pasado de outsider desconocido a favorito hace tres meses. Pero con las encuestas estrechándose y un tercio del electorado indeciso, la carrera presidencial sigue abierta.

Los seguidores de Macron admiten que los últimos días de campaña serán duros e impredecibles. Aunque los sondeos muestran que podría ganar la segunda vuelta el 7 de mayo, primero tiene que llegar a esa segunda ronda y eso no está, en modo alguno, garantizado.

“¡El nuevo presidente!”, afirma un carnicero mientras posa con Macron para un selfie. “¡No ha ganado todavía!”, se oye desde la aglomeración de periodistas que graban el momento. “Primero, hay que votar”, le recuerda cuidadosamente Macron.

Macron, que ha sido ministro de Economía del socialista François Hollande antes de prometer “revolucionar” la política francesa presentándose a la presidencia, ha estado cayendo en las encuestas en las últimas semanas. Lo mismo ocurre con la otra favorita, la ultraderechista del Frente Nacional Marine Le Pen, que ha estado más o menos empatada con Macron al frente del grupo.

Es normal que los favoritos a la presidencia caigan en las encuestas en las últimas semanas de la campaña, pero la caída de Macron y Le Pen ha estado acompañada de un auge conjunto del izquierdista Jean-Luc Mélenchon y del candidato conservador François Fillon, afectado por escándalos de corrupción. Fillon parece capaz de recuperar a los votantes que le habían dado la espalda tras las acusaciones de que pagó con fondos públicos el salario de puestos de trabajo falsos que dio a su mujer y a sus hijos.

Cuatro candidatos se encuentran dentro del margen de error de las encuestas y la abstención podría ser más alta de lo habitual. No está claro qué dos candidatos llegarán a la segunda vuelta de las elecciones.

“No nos lo esperábamos”

La semana pasada, cuando Macron fue fotografiado con su mujer sonriendo desde un telesilla en una estación de esquí al suroeste, se arriesgó a enviar un mensaje de arrogante indiferencia. El candidato ha decidido pasar los últimos días de campaña mezclándose con las masas, aunque cuidadosamente seleccionadas, como la de los trabajadores de este mercado que aprueban su promesa de recortar la burocracia y los impuestos a los empleadores.

El masivo mitin en el estadio de París este lunes, que atrajo a 20.000 personas, fue pensado, en parte, como un llamamiento a los miles de voluntarios de su movimiento ¡En Marcha! Estos voluntarios celebrarán decenas de pequeños mítines esta semana.

En una pulla dirigida a Le Pen, Macron afirmó que los votantes tienen la opción de “la esperanza y la valentía o la de la resignación”. Los sondeos muestran que Macron atrae, en su mayoría, a gente que se siente optimista sobre su futuro, a pesar de la sensación generalizada de pesimismo y enfado en un país afectado por décadas de altos porcentajes de desempleo y la siempre presente amenaza de un atentado terrorista.

Pero incluso durante el eufórico mitin de la capital este lunes, su equipo era consciente de la dura tarea. Dominique Dusart, de 57 años y presidenta del movimiento ¡En Marcha!, al sur de París, admitió que algunos están preocupados de que caiga el apoyo a Macron. “Estamos un poco preocupados por el avance de Mélenchon”, declaró a la Agencia France-Presse. “Ha sido un pequeño revés porque no nos lo esperábamos”, añadió.

El electorado de Macron siempre ha tenido una mayor proporción de indecisos que el resto de candidatos importantes. Su reto esta semana es destacar las novedades en su programa político y, quizás, anunciar nuevas medidas con las que ganarse los titulares de los medios.

En una campaña electoral que se ha centrado más en la personalidad de los candidatos que en cualquier otro tema, no se ha destacado ninguna medida del manifiesto “ni de izquierdas ni de derechas” de Macron. Los responsables de la campaña apuntan a sus promesas de recortar el impuesto sobre bienes inmuebles al 80% de los contribuyentes, sus planes de revisar el sistema de subsidios por desempleo o la flexibilización de las normas y los impuestos a las empresas.

Macron: un nudo en la garganta

El pasado fin de semana, un activista de ¡En Marcha! intentaba convencer a los votantes desde una mesa con proclamas de Macron y un stand de globos en un mercado en el centro de París. Algunos preguntaban sobre la caída en las encuestas. “Hace no mucho, todo el mundo decía que era imposible que Emmanuel Macron llegase tan lejos, pero hemos demostrado que estaban equivocados y ahora estamos muy cerca del final”, explicaba un activista a un votante de unos 40 años que dudaba entre votar a Macron o volver a su “partido natural” y votar a Fillon. “Aún no estoy seguro de lo que defiende Emmanuel Macron”, contestó el votante.

“En unos días hemos pasado del 'podemos ganar' al 'podemos perder', declaró la semana pasada un diputado cercano a Macron al periódico Le Monde. ”Hay mucha tensión. Macron muestra una imagen de serenidad, pero no estoy seguro de que sea real. La verdad es que tiene un nudo en la garganta“.

Macron no es el único que se enfrenta a una votación incierta en la primera vuelta de este domingo. “Tras el pico de hace dos semanas, se puede ver que la campaña de Emmanuel Macron es frágil, pero quizá no llega al punto de despeñarse”, comenta Philippe Braud, analista del Instituto Cevipof, de la Universidad Sciences Po de París.

Marie Imbert, una seguidora de 27 años que lleva una camiseta con el eslogan “Macron presidente”, declaró en el mitin de este lunes a France Presse que las ajustadas encuestas son una advertencia contra la complacencia en una de las elecciones más impredecibles desde hace décadas: “Tiene un efecto movilizador. Significa que tendremos que estar trabajando sobre el terreno hasta el viernes a medianoche”.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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