Noruega quiere regalar una montaña a Finlandia por el centenario de su independencia
¿Qué se puede regalar de cumpleaños a un país con 188.000 lagos? La montaña más alta, naturalmente. El Gobierno de Noruega ha confirmado que está estudiando modificar su frontera por el centenario de la independencia de Finlandia en 2017: quiere regalar a su vecino nórdico un pico montañoso que se convertiría en el punto más alto de ese país.
“Hay algunos problemas formales y todavía no he tomado una decisión al respecto”, dijo la primera ministra de Noruega, Erna Solberg, al canal estatal NRK. “Estamos evaluando esa posibilidad”.
Hasta ahora, el punto más elevado de Finlandia se encuentra en una inhóspita sección de la montaña conocida como Hálditšohkka. A 1.324 metros sobre el nivel del mar, forma parte de un monte mucho mayor llamado Halti, 320 kilómetros dentro del círculo polar ártico.
El pico del monte Halti, de 1.365 metros de altura, está en Noruega a un kilómetro de distancia. Pero solo con mover la frontera unos 40 metros, el pico de la montaña Hálditšohkka, de 1.331 metros, quedaría del lado de Finlandia: el nuevo punto más alto del país se elevaría así en siete metros.
“Si hablamos en términos geofísicos, el Monte Halti tiene dos picos, uno en Finlandia y otro en Noruega”, explicó la cadena NRK a sus desconcertados televidentes a principios de año. “La propuesta es que Noruega regale el pico finlandés a Finlandia, ya que actualmente está en Noruega”.
Según Svein Leiros, alcalde de Kåfjord, el pico “sería un regalo maravilloso para nuestro país hermano”. Junto con otros políticos de esa localidad, Leiros escribió al Gobierno en Oslo para expresar su apoyo y entusiasmo por el plan.
“Queremos extender una mano a nuestro país vecino para poder estrecharla sobre la cima de la montaña”, dijo. En su opinión, tampoco sería una gran pérdida para Noruega, cuyo pico más alto es la imponente montaña Galdhøpiggen, de 2.469 metros de altura.
Quien tuvo la idea fue Bjørn Geirr Harsson, un geofísico y topógrafo retirado de 76 años. El año pasado, cuando se enteró de que Finlandia celebraba el centenario de su independencia de Rusia el 6 de diciembre de 2017, recordó cómo durante un vuelo sobre el monte Halti en la década de los setenta le había llamado la atención la ubicación de la frontera entre Noruega y Finlandia.
Harsson escribió al Ministerio de Asuntos Exteriores en julio de 2015. A Noruega, el gesto le costaría unos “apenas perceptibles” 0,015 kilómetros cuadrados de su territorio nacional, escribió. También que el regalo haría muy feliz a Finlandia.
La frontera es “ilógica”
Desde entonces, Harsson ha salido en los medios noruegos diciendo que la frontera, una línea recta establecida en la década de 1750, es “geofísicamente ilógica”: una lástima y una injusticia para Finlandia que su punto más alto ni siquiera sea un pico de verdad.
En respuesta, el Ministerio de Asuntos Exteriores dijo que agradecía la sugerencia pero que, lamentablemente, el artículo 1 de la Constitución de Noruega estipulaba que el país era “un reino libre, independiente, indivisible e inalienable”.
A principios de año, Michael Tetzschner, subdirector del comité examinador del Parlamento, también dijo al periódico noruego Aftenposten que el plan era “desconcertante” y que parecía “una broma”. Tetzschner también recordó que la Constitución “prohíbe claramente que el Estado entregue cualquier parte del territorio de Noruega a otro poder”.
Pero según un profesor de Derecho en la Universidad de Tromsø, Øyvind Ravna, la Constitución no se aplica a modificaciones menores en la frontera. Según Ravna, la frontera de Noruega tanto con Finlandia como con Rusia fue modificada recientemente para adaptarse a los cambios en los cauces de ríos y a la cambiante posición de islotes y bancos de arena.
Administrada por el hijo de Harsson desde su hogar en Estados Unidos, la página de Facebook “Halti como regalo de aniversario” pide el apoyo de los partidarios de la propuesta para que “en su centenario, Finlandia pueda reescribir tanto su historia como sus libros de geografía”. Hasta ahora, la página ha recibido casi 14.000 'me gusta'.
Tanto en Noruega como en Finlandia, la respuesta del público ha sido abrumadoramente positiva. Por el momento, la única objeción es la presentada por la comunidad indígena Sami, cuyos renos deambulan libremente por la frontera: sostienen que el territorio no debería pertenecer a ninguno de los dos países.
“¿Quién sabe?”, dijo Harsson a la cadena NRK. “Puede que realmente ocurra”.
Traducido por Francisco de Zárate