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The Guardian en español

La ONU retiró un informe sobre la crisis alimentaria de los rohingya a petición de Myanmar

Una familia musulmana rohinyá entra a Bangladesh después de huir de Birmania por el paso de Teknaf (Bangladesh)

Oliver Holmes

  • El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas decidió silenciar un documento sobre la hambruna de la minoría musulmana, supuestamente para priorizar una buena relación con el gobierno de Aung San Suu Kyi

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas decidió, a instancias de Myanmar, retirar un informe que ponía de manifiesto que la población rohingya perseguida por el Gobierno del país sufre una gran hambruna.

La evaluación realizada por el PMA en julio alertaba de que más de 80.000 niños menores de cinco años de áreas predominantemente musulmanas tenían el síndrome consuntivo: una rápida pérdida de peso que puede llegar a provocar la muerte.

El documento de seis páginas, del que se informó en su momento, fue más tarde sustituido por un comunicado en el que se afirma que el PMA y el gobierno de Myanmar están “colaborando en una versión revisada” del informe. Este proceso de colaboración, del que debían participar “representantes de varios ministerios”, “responde a la necesidad de un enfoque común” acorde con “la futura colaboración del PMA con el gobierno”.

El comunicado también señalaba que el informe previo no debía citarse bajo ninguna circunstancia.

La revelación de que la ONU optó por retirar este informe se produce en un contexto en el que la organización internacional ya está siendo criticada por no haber presionado al gobierno de Myanmar para que respetara los derechos de 1,1 millones de rohingya, y por no haber alertado de que la opresión estaba escalando.

La situación explotó el pasado 25 de agosto, cuando los rebeldes rohingyas atacaron a las fuerzas de seguridad, que a su vez respondieron con dureza. Desde entonces, más de medio millón de rohingyas han huido a Bangladesh, el país vecino, y aseguran que el ejército es responsable de asesinatos en masa y violaciones. El gobierno niega estas acusaciones.

Dimisión en la ONU

La funcionaria de más alto nivel de la ONU en el país deja su cargo a final de mes, en medio de acusaciones de que silenció otro informe, que en este caso se mostraba crítico con la estrategia seguida por la ONU en el país, y de que también intentó silenciar a todos los activistas que denunciaban el sufrimiento de los rohingyas.

Dejará su cargo en un contexto de grave crisis, la peor en décadas, y la ONU todavía no ha anunciado quién la va a sustituir.

Al ser preguntado sobre cuándo optó por retirar el informe sobre la crisis alimentaria en el estado de Rakhine, el PMA contestó que el informe se retiró de la página web “después de recibir una petición del gobierno de Myanmar para que se hiciera una evaluación conjunta”.

En un comunicado que difundió por correo electrónico, la agencia indicó que “el PMA sigue considerando válido el primer informe, elaborado conjuntamente con las autoridades locales del estado de Rakhine. Sin embargo, el PMA reconoce que en una situación dinámica y cambiante es importante trabajar de forma estrecha con todos los socios, entre ellos, el gobierno”. El comunicado indica que la violencia que sacudió al país en agosto impidió que se llevara a cabo una segunda evaluación.

Un consultor que ha trabajado en la oficina de la ONU en Myanmar, y más concretamente para el PMA, señala que el equipo de la agencia en el país estaba inquieto porque consideraba que el informe había recibido demasiada atención.

Informe retirado por exceso de atención

El consultor, que pidió permanecer en el anonimato, explica que el informe evidenciaba que el hecho de que en los dos últimos años el PMA hubiera reducido la ayuda a los desplazados rohingyas –una medida que en su momento causó polémica– había puesto a la población en una situación de gran vulnerabilidad.

“Este es el debate que se celebraba a puerta cerrada y entre los altos cargos de la agencia”, indica la fuente: “Sabían que si esta información salía a la luz les podía perjudicar. Tiene que ver con el hecho de que la decisión de recortar la ayuda a algunos de los desplazados había tenido un grave impacto sobre este grupo de población, había puesto en peligro la seguridad alimentaria de la población y podía causar problemas de hambre e incluso de muertes por inanición”.

“Tenían la sensación de que era mejor que algunas cosas no salieran a la luz. Algunas cosas no habían salido según lo planeado”, añade la fuente, que también señala que la oficina del PMA en Myanmar dio prioridad a tener una buena relación con el gobierno del país y esto pasó por delante de las necesidades humanitarias. El objetivo final era demostrar que contaban con el beneplácito del gobierno para hacer su labor en otras partes del país y conseguir donaciones de millones de dólares.

“Esto es un aspecto irónico de la ONU. Todo gira en torno a cuánto dinero puedes recaudar”, afirma la fuente. Sin embargo, para tener acceso sacrificaron a la minoría más odiada del país, los rohingyas. Al ser uno de los temas más explosivos a tratar con el gobierno, optaron por obviarlo.

Prohibida la ayuda humanitaria en Rakhine

Al mismo tiempo, el PMA sabía que el informe, que revelaba que en el distrito de Maungdaw uno de cada tres hogares sufría una carencia extrema de alimentos, “no gustaría al gobierno”. El informe abogaba por incrementar la ayuda humanitaria a más de 225.000 personas; una medida que el gobierno, que desde el verano prohíbe que se proporcione cualquier tipo de ayuda al estado de Rakhine, no hubiera aceptado.

La evaluación también se hacía eco de relatos generalizados de acciones llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad para impedir que los rohingya pudieran compran en el mercado o acceder a sus cosechas.

“Al no tener libertad de movimiento la población no puede acceder a la comida”, señala: “los residentes no tienen acceso pleno al bosque, a las tierras cultivadas y a las zonas de pesca debido a una presencia continua de las fuerzas militares”.

The Guardian ha contactado con el gobierno de Myanmar para que pueda dar su versión de los hechos.

El PMA no ha contestado directamente a la pregunta de si el recorte en ayudas empeoró la situación de vulnerabilidad de los más necesitados o si la agencia había priorizado tener buenas relaciones con el gobierno del país en detrimento de las necesidades humanitarias urgentes de la población rohingya.

“La finalidad del PMA en Myanmar es y siempre ha sido abordar las necesidades de comida y de nutrición de las personas más vulnerables”, afirman.

Traducido por Emma Reverter

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