Más acusaciones contra el productor Harvey Weinstein: “Apareció desnudo y me pidió que le hiciera un masaje”
Harvey Weinstein le hizo una prueba a Romola Garai (de entonces 18 años) vestido sólo con una bata, en el Hotel Savoy. La actriz británica describió el episodio como humillante y “un abuso de poder”.
La actriz, que protagonizó Expiación y la serie de la BBC The Hour, le dijo a the Guardian que se fue de la prueba sintiéndose “violada”. Es la acusación más reciente de acoso y tocamientos contra el poderoso productor de Hollywood.
“Como muchas otras mujeres de la industria, yo también tuve que hacer una 'audición' con Harvey Weinstein. En realidad yo ya había hecho la audición, pero él tenía que aprobarte personalmente” ha explicado Garai. “Así que tuve que ir a su habitación en el Hotel Savoy, y me abrió la puerta en bata. Yo tenía sólo 18 años. Me sentí violada y no se me ha borrado de la cabeza”.
Garai dice que el incidente que sufrió en Londres es un indicador de cómo Weinstein se relacionaba con las mujeres de la industria del cine, siempre poniendo a las actrices jóvenes, que están desesperadas por una oportunidad para triunfar, en “situaciones humillantes” para probar “el poder que tenía”.
Zoë Brock, modelo y escritora de Nueva Zelanda, ha acusado al productor estadounidense de acosarla sexualmente cuando tenía 23 años. El productor supuestamente se quitó la ropa en una habitación de hotel y le pidió a la joven que le hiciera un masaje, obligándola a encerrarse en el lavabo para escapar.
El New York Times publicó un artículo la semana pasada en el que asegura que Weinstein, uno de los hombres más poderosos de Hollywood, productor de películas como Pulp Fiction, hace más de dos décadas que acosa sexualmente a mujeres de la industria cinematográfica.
En el artículo se afirma que el productor supuestamente ha cerrado ocho acuerdos extrajudiciales con mujeres a las que acosó sexualmente, y que invitaba a mujeres a una habitación de hotel diciéndoles que era una reunión laboral, para luego recibirlas desnudo, o pedirles que le hicieran un masaje o lo mirasen ducharse.
Entre las mujeres que lo han acusado están las actrices Ashley Judd y Rose McGowan, y desde que estas acusaciones contra Weinstein salieron a la luz, otras mujeres se han atrevido a hablar. La escritora y artista Liza Campbell dijo que Weinstein la invitó a su habitación en un hotel y le pidió que se bañara con él, y una periodista de televisión estadounidense dijo que Weinstein se masturbó en su presencia.
Weinstein se había tomado una excedencia, pero el domingo por la noche, la junta directiva de la productora anunció que lo echaban por las acusaciones de mal comportamiento. El lunes por la tarde, el New York Times informó que, horas antes del anuncio de la junta directiva, Weinstein le envió un correo electrónico a sus socios en Hollywood pidiéndoles que impidan que lo echen.
Actrices como Meryl Streep y Judi Dench, que protagonizaron varias películas producidas por Weinstein, condenaron públicamente al productor, negando haber tenido conocimiento de estos hechos, mientras que Emma Thompson lo describió como un “predador”.
Weinstein ha expresado arrepentimiento por cómo se ha comportado con las mujeres durante décadas, diciendo “reconozco mis errores”, pero a la vez sus abogados dicen que niega muchas de las acusaciones que se han hecho en su contra.
“Fue un abuso de poder”
“El hecho de que yo estuviera allí era toda la negociación”, dice Garai, que una vez se encontró en la habitación con Weinstein se sentó en una silla y habló brevemente sobre la película. “La finalidad era demostrarme que él podía lograr que una mujer joven soportara eso, que yo no tenía opción, que era una situación humillante para mí y que él tenía todo el poder. Fue un abuso de poder”.
Garai asegura que se dio cuenta de que era “raro”, pero señala que en el momento actuó “como si fuera algo normal, porque para mí era una entrevista de trabajo”. “Me di cuenta de que me había sucedido algo que no me gustaba, pero sentí que no tenía derecho a quejarme”.
“Recuerdo la sensación de verlo abrir la puerta en bata y pensar 'Dios mío, es una de esas audiciones en el sofá'. Pero creo que sólo ahora, que soy mayor, me doy cuenta de lo que realmente significó. En aquel momento yo me veía como una mercancía cuyo valor estaba solamente en mi apariencia, y no pensaba que yo fuera más que eso”.
“Nadie me creyó”
Zoë Brock, de 43 años, relata que conoció a Weinstein en el festival de Cannes, cuando se sentó a su lado en una cena. Tuvieron una agradable conversación y luego se fue junto a Weinstein y un grupo grande de personas a una fiesta.
Después de la medianoche, Weinstein y sus amigos le ofrecieron llevarla en coche, y aunque pensó que se quedaría con el grupo grande, acabó en una habitación del Hotel Du Cap con el productor y otras pocas personas. Allí, relata Brock, abrieron una botella de champán.
Brock cuenta que nadie más llegó a la habitación y de pronto las otras personas se fueron, dejándola “sola en un hotel lejano con el maldito de Harvey Weinstein”.
“Mi cuerpo se puso en alerta roja. Era joven, estaba borracha, muy lejos de mi casa, sin dinero para coger un taxi y sin móvil”, relata. “Harvey se fue de la habitación, pero no por mucho tiempo. Unos minutos más tarde apareció desnudo y me pidió si le hacía un masaje. Entré en pánico, estaba en shock. Recuerdo evaluar mis opciones y pensar cómo podía calmarlo para mantenerme a salvo”.
Weinstein presuntamente le “rogó” que le dejara darle un masaje, dejándola “aterrorizada”, escribió Brock. “Le quité las manos de mi cuerpo y corrí al lavabo, cerrando la puerta con pestillo. Harvey me persiguió, así desnudo y todo, y golpeó la puerta con los puños pidiéndome que saliera”.
Finalmente, Weinstein le prometió que se vestiría. Cuenta Brock que cuando salió del lavabo, el productor estaba llorando y diciendo que ella lo había rechazado por gordo. El productor y un asistente la llevaron a otro hotel donde pasó la noche, relata.
A la mañana siguiente, durante el desayuno, “las sonrisitas y los guiños de mi grupo me hicieron sentir sola y sin apoyo. Me sentí como una prostituta barata. Nadie me creyó. Todos pensaban que me había acostado con Weinstein”, relata Brock.
Brock, que nació en Nueva Zelanda y trabajó como modelo en Australia, dice que espera que este escándalo sea un punto de inflexión en Hollywood. “Me encantaría ver una cultura en la no se le sume vergüenza y culpa a las víctimas. Ojalá haya un efecto dominó y salgan más mujeres a hablar, no sólo contra Harvey sino contra cualquier hombre que las haya acosado o permitido que las acosaran”.