Dos años durmiendo con el enemigo
Una mujer británica, activista en organizaciones que promueven la justicia social, ha volado de Londres a Australia para encontrarse cara a cara con un exagente secreto que durante dos años le hizo creer que mantenían una relación sentimental y que en la actualidad dirige un curso de entrenamiento policial en Australia.
Helen Steel consiguió localizar a John Dines después de tirar del hilo durante años para descubrir su verdadera identidad. Se trata de la primera vez que Steel mantiene algún contacto con el exagente desde que este desapareciera de su vida hace 20 años, con la excusa de que tenía un desequilibrio mental.
Dines desapareció sin dejar rastro y la policía del Reino Unido, temerosa de que Steel pudiera localizarlo, lo trasladó a Australia. The Guardian ha confirmado que en los últimos cinco años Dines ha trabajado en la principal academia de policía del país, en la Universidad Charles Sturt, en Sydney, donde dirige un programa de entrenamiento.
Steel se encontró cara a cara con Dines el domingo pasado, en el aeropuerto Kingsford Smith de Sydney. No lo veía desde hacía 24 años. Dines le expresó “sus más sinceras disculpas” por la forma en la que la trató. En una entrevista, Steel ha explicado los motivos por los cuales ha querido verse cara a cara con Dines y cómo fue el encuentro, que fue filmado en un video que The Guardian ha podido ver.
Ha subrayado que las disculpas no han conseguido tranquilizarla: “Me quedé muy preocupada cuando descubrí que dirigía un programa de entrenamiento y que en el curso estudian el extremismo de izquierdas; ya que no sé qué tácticas les enseñan y si podrían aprender muchas de las tácticas que fueron utilizadas en esa época en el Reino Unido y que en la actualidad se consideran abusos a los derechos humanos”.
“John formaba parte de una brigada especial que espiaba a los sindicalistas, defensores de los derechos civiles y del medioambiente”, ha explicado: “Me angustia pensar que tal vez está difundiendo el tipo de tácticas que utilizó con nosotros en el Reino Unido”. “Me pareció importante viajar hasta Australia y dar a conocer lo que pasó en el Reino Unido ya que tal vez estas tácticas, que en la actualidad se consideran un error, se están utilizando en este país”, ha afirmado.
Una labor criticada
La labor de Dines también está siendo cuestionada por el Parlamento de Nueva Gales del Sur. Un diputado australiano de “los verdes”, David Shoebridge, compareció ante el Parlamento para expresar que consideraba “extremadamente ofensivo” que Dines trabajara en un curso de la Universidad Charles Sturt: “Debemos garantizar que estas tácticas secretas abusivas no se repiten en el Reino Unido o en el extranjero”.
El diputado ha subrayado que “el gobierno de Nueva Gales del Sur debe iniciar una investigación para descubrir si las nuevas generaciones de policías han sido entrenadas por este tipo de agentes. ¿La universidad estaba al corriente del pasado de John Dines cuando lo contrató? ¿La policía de Nueva Gales del Sur conoce el historial de este hombre? Con independencia de lo que supieran antes, ahora la verdad ha quedado al descubierto. No puede entrenar a policías y la policía de Nueva Gales del Sur debe pedir disculpas por lo sucedido”.
La decana de la facultad de Artes de la Universidad Charles Stunt la profesora Tracey Green, ha explicado que Dines hace tareas de gestión administrativa pero no entrena a los alumnos. Si bien Dines aparece como director de un curso en varios documentos, un portavoz de la universidad ha confirmado que el exagente secreto se dedica a la gestión y no imparte ningún curso.
Steel es solo una de las muchas mujeres que han demandado a la policía tras descubrir que fueron utilizadas por agentes secretos que fingieron tener una relación con ellas. Tras una batalla legal de cuatro años, la policía tuvo que disculparse en noviembre pasado por haber auspiciado en el pasado “relaciones basadas en el abuso y la manipulación” que causaron un trauma emocional a las víctimas.
La polémica en torno a Dines se remonta a 1987. La policía le proporcionó la identidad de un niño de ocho años que había muerto de leucemia para que el agente secreto pudiera infiltrarse en grupos de protección del medioambiente e informar durante cinco años.
Fue en esa época que conoció a Steel, una defensora de la justicia social, y empezaron una relación sentimental que duró dos años. Le hizo creer que quería pasar el resto de su vida con ella. Le ocultó su identidad y no le dijo que trabajaba para una brigada secreta de la policía metropolitana de Londres, cuya misión era espiar a grupos políticos.
Desapareció sin dejar rastros
En el verano de 1991, Dines le explicó que sufría un desequilibrio mental y le dijo que quería huir para enfrentarse a sus “demonios interiores”. Le confesó que sus padres habían abusado de él. En marzo de 1992 desapareció. Le dijo que se iba a Sudáfrica porque ya no podía soportar lo que le estaba pasando. Steel se quedó atrapada en lo que ella describe como “una montaña rusa emocional”: “Ni siquiera sabía si estaba vivo o muerto y temía que intentara suicidarse”.
Lo cierto es que tras desaparecer, siguió trabajando en la sede de la policía metropolitana de Londres, hasta que lo dejó en 1994.
Steel emprendió un largo camino para dar con él. Encontró una copia de lo que ella creía que era su certificado de nacimiento y se desplazó hasta lo que ella pensaba que era su casa en Derby, pero nadie le abrió la puerta. Otro certificado del archivo reveló que el verdadero John Barker había muerto a los ocho años.
Esto la destrozó; ni siquiera sabía cómo se llamaba el hombre con el que había estado saliendo. “Había sufrido una gran pérdida y al mismo tiempo tampoco podía explicárselo a nadie”, ha explicado.
Steel había sido demandada por la cadena de comida McDonald's en el famoso juicio McLibel de la década de los noventa. No fue hasta 2010 que ató cabos y entendió que su novio había trabajado como agente secreto en este caso. La policía metropolitana de Londres nunca quiso revelarle la verdadera identidad de su ex pareja.
Tras abandonar el cuerpo de policía, Dines se mudó a Nueva Zelanda, pero en 2002 la policía metropolitana empezó a temer que Steel pudiera localizarlo y le cubrió los gastos de su mudanza a Australia. Una fuente policial que conoce esta operación ha confirmado este hecho. En 2010, la escuela de postgrado de vigilancia policial y seguridad de la Universidad Charles Sturt, situada cerca de Sydney, lo contrató como jefe adjunto.
Cuando Steel lo abordó en el aeropuerto de Sydney, el exagente estaba dando la bienvenida a un grupo de policías indios que participan en un curso de entrenamiento coordinado por Dines. The Guardian ha tenido acceso a varios documentos que indican que el curso incluye formación especial para “retos emergentes, y más concretamente, el extremismo de izquierdas y otros conflictos de baja intensidad”.
“Me disculpé por el daño”
Steel ha explicado que ha dado la vuelta al mundo para evitar que otros cuerpos de policía copien los métodos utilizados en el pasado por los agentes secretos de la policía metropolitana, que causaron un gran dolor a sus víctimas: “Me pidió disculpas pero en el transcurso de la conversación reconoció que se había infiltrado en grupos del norte de Londres con el objetivo de vigilar a lo que ellos consideraban extremistas”.
“De hecho, se trata de un término bastante genérico que en la práctica sirve para referirse a cualquier persona que cuestione el poder”, ha lamentado: “Y parece que esto es lo mismo que van a enseñar a los policías indios y es muy preocupante. No queremos que estas tácticas sigan vigentes en otras partes del mundo”.
“No sé si en la universidad conocen su pasado y lo que hizo en el Reino Unido, y que durante dos años fingió tener una relación conmigo, y otros actos que llevó a cabo mientras formó parte de esa unidad especial”, ha manifestado.
En un comunicado, Green indicó que Dines había informado sobre sus trabajos anteriores antes de aceptar el cargo en la universidad y volvió a repetir que no entrena a policías. Un portavoz de la universidad negó que Dines esté entrenando a los policías indios.
Dines no ha querido hacer ningún comentario sobre su labor en la universidad. Sin embargo, en un email a The Guardian ha indicado lo siguiente: “Ya debéis saber que el pasado 6 de marzo me encontré con Helen Steel y me disculpé por todo el daño que le haya podido causar; no pienso hacer más comentarios al respecto”.
Traducción de Emma Reverter